El juego problemático, una auténtica crisis de Salud Pública

Afecta al 4 por ciento de los jóvenes de entre 14 y 18 años

Mando de juego

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Carmen Labayen

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8 min lectura

El juego problemático afecta al 4 por ciento de los jóvenes de entre 14 y 18 años y al 1,4 por ciento de la población general, según datos del Ministerio de Sanidad. Algunos especialistas consideran esta realidad una auténtica crisis de Salud Pública en la que hay avances pero no los suficientes. 

Es la adicción sin sustancia que más enganche genera y motiva anualmente 8 de cada 10 admisiones a tratamiento en España.

Casi el 53 por ciento de los españoles participa en algún juego de azar, el 5,5 por ciento online. Según refleja la encuesta EDADES, el juego presencial tiende a descender mientras se mantienen sin cambios las modalidades por Internet. En ambos casos implica apostar dinero con resultado incierto y esperando obtener un retorno o premio.

Esa disminución que se aplica a la población general es menos evidente en los jóvenes de entre 14 y 18 años. Según refleja la encuesta ESTUDES, casi el 18 por ciento de los estudiantes de secundaria han jugado a juegos de azar presencialmente y casi el 11 por ciento de forma online.

Hay casi 10 veces más personas que piden ayuda por su adicción al juego que por un uso compulsivo de Internet y de móviles que, a su vez, han alimentado la ludopatía como explica en COPE el médico y experto en adicciones además de portavoz de la Red de Atención a las Adicciones UNADJosé Luis Rabadán.

“Hay en este momento una generación de personas con trastornos de juego que sin esa modalidad online no hubieran sido ludópatas, se acercó la industria a lo que estaban utilizando los jóvenes que son los móviles. Hay especialistas en el tema que hablan de una crisis de Salud Pública, en relación al juego y esto hay que encararlo. Se está mejorando mucho, pero todavía quedan muchos casos por dar”, explica Rabadán.

Niño jugando a un videojuego en un teléfono móvil

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Niño jugando a un videojuego en un teléfono móvil

¿Qué hace que unas personas se enganchen y otras no?

Tres son los principales factores que determinan que podamos desarrollar una adicción es algo válido tanto para las drogas con sustancia como para aquellas que como el juego o las pantallas tienen que ver con el comportamiento.

“Lo que produce una adicción es una mala confluencia de tres factores: el entorno, la personalidad o cómo es la persona y la sustancia o la conducta adictiva en cuestión. El cerebro se acostumbra a funcionar con esa sustancia o esa realidad y llega un momento en el que la persona hace ese consumo ya no por el placer que produce sino por evitar estar mal. Hay una serie de cambios neurofisiológicos en nuestro cerebro y, ahí está el quid, el que sobrepasa ese punto ya se ha hecho adicto”, subraya Rabadán.

Según un informe del Plan Nacional sobre Drogas, el riesgo de enganche es cinco veces mayor en apuestas deportivas, de caballos, tragaperras y juegos de cartas que jugando a la lotería o la quiniela. El bingo se sitúa a caballo entre los dos.

Solo el año pasado 38.000 personas fueron atendidas en UNAD, una red que agrupa a más de 200 organizaciones, de ellas casi 1.200 por ludopatía, la mayoría jóvenes de entre 26 y 33 años. Online para las mujeres lo más problemático son los videojuegos y, en presencial, el bingo. Para ellos por Internet las apuestas deportivas y, presencialmente, las tragaperras.

Javier logró dejar atrás las tragaperras tras 15 años de enganche

Por su problemática afición al juego, Javier Sánchez llegó a llevar una doble vida. Según cuenta a COPE solo en el juego encontraba refugio y lo veía como la solución a unos problemas se acumulaban mientras él trataba de conseguir más y más dinero para poder recuperar todo lo que perdía. Fueron 15 años de enganche a las máquinas tragaperras y a otro tipo de juegos con los que trataba de compensar un agujero económico cada vez mayor.

“Llegaba incluso a no acostarme, no dormía en la cama deseando que llegara el día siguiente para intentar recuperar lo que había pedido y en todo momento tenía la música de las máquinas en la cabeza. Ahora, en cambio, pienso que el momento más duro de la vida tiene que ser una recaída después de estar un tiempo sin jugar”, explica en COPE Javier de 48 años.

Lleva casi 8 años desenganchado del juego al que se enganchó casi sin darse cuenta: “desde las tragaperras de un bar a entrar en las salas de juego, en los bingos, por Internet es muy fácil jugar, te vas recargando el dinero y te dices a tí mismo que si has perdido en un lado puedes recuperarlo en el otro. Ves que es relativamente sencillo conseguir 400 euros y no te das cuenta de que cada vez necesitas más y más dinero y de que acabas perdiendo bastante más de lo que ganas”.

En su caso la salida se la facilitó una imagen de sí mismo y Javier no ha olvidado la fecha, el 8 de mayo de 2017: ”fue un día que ya debía mucho dinero y tras ganar un gran premio me ví reflejado en la máquina volviendo a apostar lo ganado en lugar de saldar con ello buena parte de las deudas que tenía que hubiera sido lo normal. En ese momento me fui directo a Urgencias gritando que me quitaran el dinero de las manos” cuenta Sánchez.

Poco pudieron hacer por él en el hospital pero uno de los médicos a título personal sí le habló del lugar donde pudo hacer terapia y dejar el juego. Si ha vuelto a ser quien era, señala, ha sido con su esfuerzo y la ayuda que le prestaron desde la Asociación Riojana para la Atención de personas con problemas de Drogas (ARAD) .

“Yo ya le había fallado a demasiada gente y creo que la clave es, sobre todo, finalmente es pedir ayuda”, reconoce Javier quien pudo recuperar en este proceso a su mujer y a sus dos hijos con los que aún no ha hablado de la adicción que en su vida llegó a controlar su vida.

Niño con un móvil jugando a un videojuego

Niño con un móvil jugando a un videojuego

¿Cómo es el tratamiento y cuáles los retos pendientes?

A la mayoría de las personas les cuesta como a Javier que estuvo 15 años con su adicción a las máquinas admitir que tienen un problema. Una parte importante del tratamiento consiste precisamente en reconocer que eres un jugador compulsivo.

“Es una de las adicciones que antes emergen por las deudas tan grandes que acumulan y que producen un ahogamiento que lleva a la persona a confesarlo todo para poder quitarse esa mochila y curarse”, señala Rabadán.

Para dejar atrás la adicción, es útil hacer terapia tanto individual como familiar; algunos medicamentos también pueden ser un apoyo así como los grupos de autoayuda con otras personas que han superado su enganche.

“Lo primero que les decimos es que se inscriban en el registro para no poder jugar ni online ni en las salas de juego o los casinos presenciales. El problema es que también los bares disponen de máquinas de juego online y ahí no es necesario identificarse. Y si las máquinas de tabaco tienen un pulsador para qué se activen ¿por qué no sucede lo mismo con las tragaperras? No lo entendemos, puede entrar cualquiera y en un momento con mucha gente en el establecimiento pueden estar jugando menores”, lamenta Rabadán.

Para pedir que se prohíban las máquinas tragaperras en los bares o que al menos se regulen de forma más estricta lleva recopiladas más de 44.400 firmas desde finales de enero en la plataforma Change.org R.O, un adicto al juego que comenzó a jugar con tan solo 16 años y que prefiere mantener su nombre en el anonimato.

Asegura que quiere curarse pero que le está resultando muy difícil en un país como el nuestro con más de 140.000 máquinas tragaperras que no solo provocan recaídas en quienes están enganchados sino que genera nuevos adictos, muchos de ellos, como en su caso, menores de edad.

Desde UNAD abogan por una eliminación total de la publicidad idéntica a la que rige para el alcohol y el tabaco además de una armonización de la legislación en toda España y medidas específicas destinada a los colectivos con mayor riesgo a desarrollar una adicción al juego.

Acaban de cumplirse 40 años del arranque de lo que hoy es esta red de organizaciones. En este tiempo y, según señala Rabadán, son muchos los cambios en el consumo de drogas. Además de la aceleración de la adicción sin sustancia, hemos pasado de adicciones que marginaban como la heroína a un consumo más ligado al disfrute y la diversión. Hay ahora más opciones para elegir entre las sustancias ilegales. Las más consumidas son cocaína, speed y marihuana, pero hay otras drogas emergentes como la cocaína rosa: "el problema que vemos es que la gente no sabe lo que está consumiendo, no tiene ni idea, creen que es una cosa y luego los análisis demuestran que no tiene nada que ver con lo que les habían dicho". 

En los años 80, la droga figuraba entre las 3 principales preocupaciones de los españoles en las encuestas del Centro de Investigaciones sociológicas (CIS), hoy la preocupación es residual.

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