El snack típico español que te ayuda a cuidar tu corazón y tu pelo y que encuentras en muchos bares del país
Cuando estamos con amigos y familiares y queremos picar algo, las opciones saludables, baratas y rápidas escasean
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Después del parón propio de las Navidades y Año Nuevo, vuelve el fútbol y se van a volver a llenar los bares y los salones con camisetas y bufandas, pero también con aperitivos. Estos también van a estar presentes si eres más de una película que de ver un partido, pero las opciones pueden ser similares.
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Si hay algo que se nos da bien a los españoles es picotear. No por nada somos conocidos internacionalmente por nuestras tapas. Es algo que forma parte algo de nuestra cultura: compartir la comida y pedir entrantes y platos al centro.
Sin embargo, si no queremos dejar de lado la promesa que nos hemos hecho a nosotros mismos en forma de propósito relacionada con ponernos en forma, tenemos que tener cuidado con el aperitivo que elegimos para matar el gusanillo.
Si hablamos de uno que está verdaderamente arraigado en la cultura de nuestro país es el de las pipas de girasol o las pipas, a secas. Vayas a un bar, a una terraza, al salón de una casa o en cualquier banco puede que te encuentres dos cosas: o un bol de pipas o las cáscaras de las que ya se han comido.
Los frutos secos, buenos aliados para la salud
En COPE, ya te hemos hablado de otros frutos secos que destacan por sus propiedades nutritivas, como pueden ser las nueces o los anacardos. Y al igual que en los demás casos, si nos excedemos en la cantidad que comemos pueden terminar siendo más perjudiciales que beneficiosos.
Pero yendo por partes, empezamos por lo bueno. Las pipas aportan vitamina B y E, así como aminoácidos esenciales para el mantenimiento de las estructuras capilares, lo que nos va a permitir una buena salud en nuestro pelo también.
Por otra parte, tienen hierro, magnesio, zinc, selenio, yodo y potasio. Entre los beneficios de estos, se encuentra apoyar la función tiroidea.
Las pipas nos van a ayudar a cuidar nuestro corazón al combatir la tensión alta, pero, además, son antioxidantes, antiinflamatorias, antimicrobianas y antivirales. Esto las convierte en un snack ideal para el invierno y, sobre todo, para asegurarnos hacer frente a diversas enfermedades.
Además, no podemos olvidar que, como otros frutos secos, la fibra que tienen nos va a ayudar al control del índice glucémico, es decir, van a ayudar a disminuir la absorción de azúcar en la sangre, evitando picos y contribuyendo a evitar que desarrollemos diabetes o resistencia a la insulina.
Por supuesto, esta fibra también nos va a ayudar a regular el tránsito intestinal, ya que ayuda a mejorar el proceso digestivo, previniendo el estreñimiento y los problemas gastrointestinales.
Cuidado con no pasarnos comiéndolas
Como ya mencionábamos anteriormente, tenemos que tener cuidado de no comer demasiadas, algo que resulta muy complicado teniendo en cuenta lo "adictivas" que son y lo entretenidas que mantienen nuestras manos y bocas.
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Estas tienen un alto contenido graso, concretamente, alrededor de 200 kilocalorías por cada 35 gramos, explica la Fundación Española de Nutrición. Además, tenemos que estar atentos a la cantidad de grasas saturadas.
A pesar de que resaltábamos lo buenas que pueden ser para el corazón, si tomamos demasiadas podemos tomar demasiado ácido linoleico, que puede derivar en enfermedades cardiovasculares.
Además, el problema más evidente tiene que ver con la gran cantidad de sal que llevan algunas. La sal dificulta la absorción de nutrientes y nos van a hacer retener líquidos.