Óscar Soriano, científico del CSIC: "La bofetada del cambio climático puede llegarnos por cualquier lado"

El experto afirma en una entrevista con COPE.es que "tiene que haber un compromiso" político global que trascienda a las declaraciones de intenciones

Óscar Soriano, científico del CSIC: "La bofetada del cambio climático puede llegarnos por cualquier lado"

Marcelino Abad

Publicado el - Actualizado

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Quedan tres décadas para 2050 y, si no se pone remedio, la España tal y como la conocemos corre el riesgo de transformarse hasta resultar, en 2100, casi irreconocible. El incremento del nivel del mar, provocado por el aumento de las temperaturas, estrecha el cerco sobre un país rodeado mayoritariamente por agua, según advierten los expertos.

 Óscar Soriano, científico titular del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

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Mientras se está celebrando la Cumbre del Clima en Madrid, COPE.es habla con Óscar Soriano, científico titular del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), sobre las consecuencias del cambio climático y del calentamiento global.

Pregunta (P): El objetivo central del Acuerdo de París es mantener el aumento de la temperatura media global muy por debajo de los dos grados centígrados, lo más cerca posible de los 1,5°C. Ello con el objetivo de evitar el aumento de las temperaturas, del nivel del mar o la pérdida de ecosistemas marinos y terrestres. ¿A qué riesgos principales se expone España a corto plazo si todo se mantiene como está?

Respuesta (R): En principio, lo que se podría aventurar es que algunos ecosistemas desaparezcan, así como parte de la fauna y de la flora. Además, la reducción de lluvias puede generar problemas de escasez de agua de uso cotidiano.

El incremento del nivel del mar, provocado por el aumento de las temperaturas, conllevaría muchos daños asociados. Algunas zonas del Mediterráneo podrían quedar sumergidas o cercadas, sin perder de vista que habría que levantarse antes de las seis de la mañana para poner la sombrilla en la playa.

La desertización de algunas zonas desde el sur hasta el norte de la Península sería caldo de cultivo para los incendios. Los periodos de fuego empiezan normalmente con la primavera, pero si la temperatura aumenta cada vez más, habrá mas incendios y mucho antes, de modo que solo sobrevivirán las especies capaces de adaptarse.

Además, hay que tener cuidado con la globalización de las especies, pues con la subida de las tempetarutras se pueden desarrollar especies que nos causen problemas de salud. La bofetada nos puede llegar por cualquier lado.

No obstante, estamos ante un problema multivariante, por lo que son muy difíciles de predecir los efectos del aumento de las temperaturas, que también afectarán a los cultivos, a la alimentación y a la posible aparición de nuevas enfermedades.

P: La huella de carbono es un indicador que refleja la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto del ser humano. ¿Cómo la podemos reducir?

R: Con el ahorro energético. Gastando menos electricidad se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, algo que se puede hacer no solo en lo que respecta al uso de la calefacción o del aire, también en cuanto al coche, por ejemplo. Hay que cambiar nuestras costumbres, sustituyendo la producción eléctrica a partir de combustibles fósiles por otras energías menos contaminantes.

P: ¿Qué actitud deben tomar los políticos?

R: No nos podemos quedar en firmas de convenios que luego no se cumplen. Si los firmas, es para cumplirlos. Por eso, se tienen que implementar las medidas que contemplan. Si lo hubieran hecho ya, no estaríamos aquí con esta premura. Tiene que haber un compromiso que se lleve a la práctica.

P: ¿Se pueden conseguir cambios sustanciales sin el compromiso de los Gobiernos de EE. UU. o de China, los países más contaminantes a escala global?

R: Creo que en EE.UU. la presión de los ciudadanos va a ser alta y va a inducir a los políticos a cumplir o a intentar reducir sus emisiones. En China parece más complicado que ocurra del mismo modo que en EE. UU., pero si el Gobierno se decide a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, el cambio va a ser drástico.

P: Los mercados de carbono se basan en la venta o adquisición de los denominados bonos de carbono, que permiten a las empresas comerciar con ellos para transferirse los derechos de emisiones de gases de efecto invernadero. De este modo, si una empresa no va a consumir sus bonos de carbono, puede venderlos a otra empresa que sí. Así, la segunda empresa puede superar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Cree que es buena idea la creación de un mercado internacional de carbono?

R: No tengo un criterio formado, pero que se compren bonos puede inducir a muchas trampas. Hay que regularlo muy bien porque el desarrollo industrial se quedaría en unos cuantos países con dinero para comprar lo que no emiten otros, pero qué pasa con ese dinero, a qué se destina. Creo que los controles tienen que ser muy estrictos.

P: ¿Qué opinión le merecen los negacionistas del cambio climático?

R: En algunos casos se les nota que engañan. Hace poco veía unas gráficas sobre el cambio climático en los últimos cinco años. Los negacionistas decían que la temperatura del planeta no había cambiado prácticamente.

Sin embargo, si tienes en cuenta los últimos 50 o 100 años, ves cómo se ha ido produciendo el cambio climático. Las gráficas con las que trabajamos los científicos son a largo plazo, con largos periodos de medidas y con muchos datos.

Por eso, cuando ya se parte de gráficas falaces... Creo que habría que centrarse en saber qué intereses hay detrás de los negacionistas.

P: ¿Qué opina de la joven activista Greta Thunberg?

R: Me parece bien que los jóvenes protesten porque son los que dentro de treinta años van a sufrir los efectos más evidentes del cambio climático. Yo no viviré, pero ellos sí. Greta es un mero símbolo, es la que los representa, pero su poder es simbólico. No es una visionaria ni un científico de reconocido prestigio. Es el símbolo de la necesidad de los jóvenes de procurarse un futuro mejor.

P: ¿Qué tanto se ha avanzado en la lucha contra el cambio climático desde Kioto?

R: No hemos avanzado prácticamente nada. Realmente, cumplir con los compromisos es una tarea más difícil que firmarlos. Lo único que puede forzar a los gobiernos es su concienciación o a la presión ciudadana.

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