¿Qué se come en la COP25?
La principal conclusión tanto para nutricionistas como para ecologistas es que lo que es bueno para el planeta coincide con lo que es mejor para nuestra sa
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Una vez pasados los controles cualquier persona acreditada en la COP25 que acude en la zona azul tiene acceso a agua del tiempo y a fruta española a su disposición. Hoy tocan manzanas de Aragón y mandarinas de Valencia. Están en libre acceso en dos vistosas bicicletas blancas a la entrada y Jenny las distribuye e informa a quienes se interesan. “Un éxito total, estamos desde las ocho de la mañana y es para dar energía a los participantes” cuenta a COPE.
En los bares y restaurantes de IFEMA hay de todo desde propuestas totalmente vegetarianas a hamburguesas, pasando por pizzas, bocatas de calamares, platos combinados, paninis y hasta una heladería.
¿Por qué optan los asistentes, son coherentes con el cuidado del clima? Pues hay de todo nos explican en los establecimientos que han potenciado las propuestas saludables. Sí coinciden en que, en general, se come más pollo que carne y también en que triunfan las ensaladas de todo tipo.
En las conferencias de esta COP25 también se habla de alimentación. Y la principal conclusión tanto para nutricionistas como para ecologistas es que lo que es bueno para el planeta coincide con lo que es mejor para nuestra salud. Y lo óptimo es una dieta variada y rica en frutas, verduras, hortalizas y legumbres.
Todo porque los expertos constatan que en los países desarrollados consumimos, de media, hasta un 70 por ciento más de proteínas de las que necesitamos en un régimen saludable y medioambientalmente sostenible.
¿Cuántas proteínas debemos entonces comer? Pues según nos explican lo ideal es consumir huevos y lácteos dos a tres veces por semana y entre una y dos veces pescado o carne.
¿Es tan mala la ganadería para el Medio Ambiente? De nuevo buscamos respuestas en la COP25. Cerdos y pollos plantean menos problemas pero los gases de las vacas señalan son culpables del 14 por ciento de la emisión de gases mundiales, concretamente de metano. Sin embargo y según explica Pablo Gonzalo Baena, consultor ambiental e investigador de la Universidad de Helsinki, “lo más contaminante es el petróleo y el dióxido de carbono que genera”.
Hay que cuidar por tanto lo que comemos y el origen de lo que comemos. Cuanto más cerca de nuestras casas se produzca mejor para evitar que se dispare la contaminación y todo porque como recalca Baena “la contaminación por los gases de las vacas duran 10 años mientras que el dióxido de carbono de la gasolina permanece durante miles de años”.