Abuelos y nietos, un tándem ideal también cuando los mayores enferman

Siempre que sean voluntarias y moderadas, las relaciones entre los mayores y los pequeños de la familia contribuyen a prevenir la aparición de enfermedades

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Abuelos y nietos, un tándem ideal también cuando los mayores enferman

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Abuelos y nietos son un tándem ideal casi en cualquier circunstancia. Siempre que sean voluntarias y moderadas, las relaciones entre los mayores y los pequeños de la familia contribuyen a prevenir la aparición de enfermedades como el Alzheimer. Incluso cuando surge el deterioro cognitivo ese contacto es positivo para las dos generaciones.

En España unas 800.000 personas tienen Alzheimer según datos de la Sociedad Española de Neurología. Es el tipo de demencia neurodegenerativa más común. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en más de 55 millones las personas que viven en todo el mundo con demencia, una cifra que prevén aumente hasta los 78 millones en 2030 y hasta los 139 millones en 2050. Los pequeños de la casa son una pieza clave para convivir con ella. Pasar tiempo con los nietos ayuda al bienestar de los abuelos. Realizar actividades conjuntas también beneficia a los menores que comparten y aprenden de los mayores.

Actividad voluntaria y no excesiva

Diferentes estudios científicos demuestran que para que la relación con los nietos tenga un carácter preventivo en la aparición de enfermedades cognitivas debe ser moderada y querida por los abuelos. El sentirse o estar obligados a cuidar de los nietos implica en muchos casos una sobrecarga que puede resultar bastante más perjudicial que beneficiosa para la salud de los mayores.

“La soledad no deseada es factor de riesgo en la depresión o el Alzheimer pero también es problemático cuando la demanda del entorno de una persona mayor excede sus límites y capacidades y se ve superada. Afecta en mayor medida a personas que consideran tener la obligación moral por ejemplo de ocuparse de sus nietos y lo que sucede según lo que hemos estudiado es que tienen más estrés, cansancio, irritabilidad y bajo humor, síntomas que se asocian a la depresión. En estos casos lo conveniente es parar, pedir ayuda y poner límites” explica a COPE y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y psicóloga Laura Gallego, premiada por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología por sus investigaciones en este área.

Francisco Muñoz tiene 82 años y quiere ejercer de abuelo. Tiene bastantes oportunidades con sus 11 nietos y sus 4 bisnietos y, de momento, goza de buena salud y de una memoria envidiable cuando le pedimos que nos diga los nombres de la tercera y cuarta generación de su familia. Los enumera sin titubeos desde la mayor María de 26 años hasta el más pequeño Martín que nacerá en diciembre.

“Si el abuelo está haciendo un entrenamiento y se esfuerza para ver a qué juega con el nieto, cómo le entretiene, cómo le divierte y qué le cuenta, qué hacen y cómo le forma pues claro que te ayuda a mantenerte en forma. Yo me voy a casa de mi nieta, me tiro al suelo, acabo con agujetas y salgo renuevo y estoy ayudándole a alguien que es mi nieto” explica Francisco, al frente de la Asociación de Abuelos y Abuelas de España a COPE.

Al abuelo Paco, como le llaman sus nietos, hoy le toca ocuparse de Carla, de 3 años. Han ido juntos a la compra y después de colocarlo todo han jugado a construir un puente para hacer pasar coches por debajo: “es una gozada de criatura, es fenomenal como lo son también el resto de mis nietos y biznietos. Se me cae la baba con todos”.

Cuidar de los nietos es algo que a Francisco le divierte y además “estás utilizando tus neuronas, tu cerebro y tu capacidad y le estás dando una utilidad que es de tu agrado y que no debe de ser en ningún caso ninguna obligación”. Es la ocasión de oro subraya para un objetivo fundamental “educarles y transmitirles valores importantes en la vida como la lealtad o la honradez”.

Niños y abuelos: "Los mejores acompañantes en muchos momentos”

Las relaciones entre abuelos y nietos son beneficiosas incluso cuando los mayores sufren deterioro cognitivo. Según nos cuenta la experta en longevidad y en antienvejecimiento Elvira Herrería “los niños son los que más disfrutan porque ellos no tienen el prejuicio, no se aburren de contestar lo mismo, no tienen nuestra prisa ni nuestra frustración. Son por ello los perfectos acompañantes en muchos momentos. También porque el deterioro de la memoria va privando a quienes los sufren de los recuerdos más recientes, va anulando su etapa adulta hasta devolverles a la infancia y, al final, el tipo de actividades que les gustan son las mismas que a los niños: cantar, dibujar o jugar y por eso se entienden muy bien con los pequeños”.

La oxitocina se obtiene con las relaciones humanas y el contacto, también con la sensación de pertenencia y esta asociada con un mejor envejecimiento explica. También son importantes otros factores como la actividad física y mental y hábitos de vida saludables. Y es que, según Herrería que es médico especialista en Psiquiatría Clínica y Psicoterapia en el Instituto Brain 360: “la actividad con los nietos es ideal porque implica para los mayores estar en movimiento, actualizarse, esforzarse por comprender al otro y tener un rol social siendo útiles a los demás”.

La geriatra Marta Castro también considera difícilmente sustituible esa relación intergeneracional que según subraya contribuye a la estimulación y el rendimiento cognitivo algo que garantiza en el medio plazo, según algunos estudios, una mayor independencia y calidad de vida para las personas mayores junto con una buena alimentación, hacer ejercicio con los que limitar el riesgo de enfermedad mental y cardiovascular.

“Aunque la memoria se pierde lo afectivo se conserva, aunque el abuelo no se acuerde de qué día es, sí que necesita y aprecia los besos y abrazos de sus familiares y en particular de sus nietos. Para ellos hay mucho material explicativo adaptado sobre la demencia elaborado por médicos pero, en realidad, los niños tienen mayor flexibilidad que los adultos para aceptar sin cuestionar la pérdida de memoria de su abuelo”, añalde Castro que trabaja en el Hospital de Getafe.

Para David Curto, director médico en Sanitas, “los nietos aprenden cosas nuevas de los abuelos que se convierten en supereferentes y para los abuelos es positivo tanto física como mental y anímicamente”. En el caso de que los abuelos enfermen y desarrollen Alzheimer también son partidarios de mantener al máximo posible la relación y de implicar a los nietos más mayores en los cuidados de la personas mayor. Será, sin duda, aseguran otra lección de vida.

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