58 años de la muerte de Kennedy: Un récord Guinness, su relación con Marilyn Monroe y el dinero en efectivo

Kennedy se convirtió para muchos en el mejor Presidente de los Estados Unidos; pero, ¿cuáles fueron las claves que consiguieron que su liderazgo fuera tan destacable?

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Alex García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

22 de noviembre de 1963. Una de las fechas más negras de la historia de los Estados Unidos. Era un día propio de la época invernal en Texas mientras se celebraba un desfile junto al Gobernador de Texas y su esposa y Primera Dama Jaqueline, una bala dirigida desde un rifle de francotirador, atravesó al trigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos. Se perpetró en aquella jornada gris el magnicidio más grande contra un líder del país norteamericano.

Desde entonces, la leyenda de John Fitzgerald Kennedy no ha hecho más que perdurar a lo largo de los años y de las décadas. Para muchos, tanto él como su amada Jackie, fueron la pareja más cautivadora de todas las que pasaron por el despacho oval de la Casa Blanca. Pero, ¿qué fue lo que hizo tan relevante al Presidente Kennedy en los casi tres años que estuvo en el poder?

Un líder con espíritu renovador

Algo que llamó mucho la atención en aquella época fue que un hombre tan joven pudiera llegar a la presidencia de los Estados Unidos. Hasta ese entonces, nunca un máximo mandatario había llegado al poder en el país de las barras y estrellas con apenas 43 años. Eso transmitió imagen de renovación del poder, de novedad y de espíritu joven; algo fundamental en una sociedad que todavía dejaba atrás los estragos de la Segunda Guerra Mundial.

Humilde, cercano y comunicativo

John Kennedy era un tipo al que no se le caían los anillos por prestarle atención a nadie. De hecho su carisma se basa principalmente por la facilidad con la que trataba a todo el mundo. Esa cercanía le abría puertas para generar una gran empatía en el público; que, sin dejar de ser crítico, veía en él una persona igual que consiguió alcanzar la cima del poder.

Del mismo modo era un gran orador, es quizá la facultad más poderosa que tuvo el dirigente, quien cada vez que se ponía delante del micrófono era capaz de unir, convencer y comunicar cualquier tipo de discurso, y que este llegue con profundidad al público, a su público. En los debates que compartió con Richard Nixon. En épocas más recientes, podemos comparar su impacto al que generó en 2008 la llegada de Barack Obama al poder.

"El mundo sabe que Estados Unidos nunca comenzará una guerra"

Sentimiento patrio y constante a la unión de su país. Utilizar el orgullo de formar parte del país de las barras y estrellas, es un recurso frecuente dentro de los diversos presidentes. Kennedy lo llevó a otro nivel, era un presidente que incluía a todos los ciudadanos norteamericanos dentro de los éxitos de la nación. Esa familiaridad, ese compartir el éxito provocaba un cariño especial por él.

Kennedy consiguió que sus objetivos personales fueran los mismos que los de la nación, y al mismo tiempo que esa nación respondiera de manera equitativa y sintiera un orgullo mayor de ser estadounidenses.

El hombre de la unidad y el sentimiento patrio... Y algún patinazo

El 39º Presidente de los Estados Unidos era capaz de entusiasmar a la población cuando la situación lo requería. Del mismo modo, tenía muy buena mano con los asuntos estratégicos donde gracias a sus capacidades lograba grandes avances. Compartía y hacía partícipes a todos de los logros que alcanzaba. En tan solo dos años consiguió que el planeta entero girara su cabeza hacia el lado occidental del Océano Atlántico donde se estaba fraguando el que hubiera sido quizá el liderazgo más sensacional de la historia de los Estados Unidos.

Sin embargo, no todo eran aspectos tan positivos. La vida de Kennedy esconde algún aspecto que no es tan favorable para el que fuera Presidente de los Estados Unidos. Es de sobra conocida su experiencia junto a la actriz Marilyn Monroe con quien guardaba una relación personal que nunca admitió. La actriz regaló al propio Kennedy un reloj que posteriormente fue subastado.

Del mismo modo, tenía alguna curiosidad como que detestaba llevar encima dinero en efectivo. No le gustaba manejarlo ni el peso que tenía en el interior de sus bolsillos. El hombre más poderoso del mundo no quería saber nada de ninguna moneda, y si necesitaba algo de capital lo pedía prestado.

Lo que quizá se lleve la palma, es que John Kennedy tiene en su haber un Récord Guinness por ser la persona que más rápido ha hablado en la vía pública. La velocidad a la que se anotó esta marca fue las 327 palabras al minuto que pronunció en un discurso en diciembre de 1961.

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