Cada vez más padres utilizan programas de control parental de internet y dispositivos de geolocalización

Son herramientas útiles pero no definitivas cuando hablamos de personas, e incluso pueden llegar a transgredir la ley

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Sefi García

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

4 de cada 10 de los padres de menores de 14 años, tiene instalado algún tipo de programa, filtro o bloqueo de contenidos, o de control parental: son 6 puntos más que el año anterior. También empezamos a aficionarlos a los dispositivos Bluetooth para geolocalizar sobre todo a nuestros hijos, pero también a las mascotas y algunos objetos: ya están instaladas en el 14% de los dispositivos.

El mundo digital nos ofrece posibilidades infinitas para controlar a los pequeños de la casa, y como todo, tienen su cara y su envés. Los sistemas de control parental no lo hacen todo y a determinadas edades, los adolescentes son capaces de saltárselos. Los dispositivos de geolocalización pueden darnos un serio disgusto si no tenemos permiso del adolescente. Está claro que por muy informatizado que esté el mundo, nada puede sustituir la tradicional educación en familia.

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¿Con qué aplicaciones controlan los padres la localización de sus hijos?

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El control parental ha sido la opción que más ha crecido. Suele ser un software, un programa, que se instala en los dispositivos que se conectan a internet, en el ordenador, la tableta, la televisión inteligente y especialmente en los teléfonos móviles.

Hay de muy diferentes tipos y su principal finalidad es poder establecer limitaciones al uso que hacen de internet y de las aplicaciones de nuestros hijos por parte de los padres. Podemos limitar el horario, impedir el acceso a unas determinadas páginas web o a alguna aplicación, por ejemplo redes sociales como Instagram o TikTok. Hay otras aplicaciones que tienen que ver con el bienestar digital: cuanto tiempo usamos, cuantas horas estamos en una determinada web o aplicación… el abanico es muy amplio. Las herramientas de control parental son de muchísimos tipos. También las hay para que pidan permiso a los padres cuando el hijo quiere instalar alguna aplicación. Muchos supuestos, muchas modalidades: algunas son programas, otras vienen en los propios dispositivos, en los videojuegos o en las aplicaciones y solo hay que activarlas, otras requieren, por así decirlo, tutorial de YouTube.

¿Es eficaz el control parental?

Jorge Flores, el fundador de Pantallas Amigas asegura a Cope que “son una ayuda, no una solución ni algo que se instala y ya.. es un buen mecanismo en el que nos podemos apoyar, pero no es la solución, porque no es algo que podamos instalar y olvidarnos, es un apoyo importante, pero requiere su dedicación para configurarla adecuadamente y es muy eficaz cuánto más pequeño es nuestro hijo, luego la cosa se complica”.

Explica Flores que no todos los sistemas de control parental permiten este control de una forma eficiente, “un control parental, no es inteligente, hay que configurarlo, y podemos encontrarnos que de repente hay una tarea escolar y tiene que hacerla, con lo que tenemos que abrirlo en una franja horaria que tenía cerrada, o a unas páginas que no eran nuestras predilectas… hay que estar muy encima, hay que adecuarla”.

Insiste Flores que a edades muy tempranas funciona muy bien, pero “llega un momento en el que es muy difícil decir que no, con lo que a determinadas edades son capaces de saltarse ese filtro”.

“Son una ayuda si porque ofrecen muchas posibilidades, pero no son la solución-insiste el fundador de Pantallas Amigas- ni algo que se instala y nos olvidamos, es un apoyo importante, pero requiere su dedicación y conocimientos para configurarla adecuadamente”. La solución tiene que pasar por “el acompañamiento, por el conocimiento por parte de las familias de lo que se está haciendo y por la concienciación de nuestro hijo o hija para que sepas que es positivo para ella o qué está fuera de sus límites, porque no siempre vamos a poder estar ahí, no siempre va a actuar un control parental”.

Reprocha Flores además que “a veces incluso sirve de excusa para justificar que hemos dado un móvil a un hijo a edad temprana poniendo el parche del control parental, pero no podemos compensar una cosa con la otra. Pero al tiempo, si por las razones que sean decidimos que tenga un Smartphone ahí si que trataríamos poner el máximo cuidado”.

En definitiva, una aplicación nunca puede sustituir la obligación de los padres de guiar, proteger y educar a los hijos, también en el uso de internet.

Geolocalizadores ¿chocan con el derecho a la intimidad?

Los dispositivos Bluetooth para localizar cosas, personas o mascotas están también ampliando su público: ya los usa el 14% de la población con acceso a internet, según el último estudio de la AIMC, que por primera vez sondeó a los internautas para conocer el alcance.

Son muy eficaces para encontrar a nuestras mascotas. Ana se hizo con uno para tener siempre a tiro a su perrillo travieso, para estar tranquila. Forma parte del 3,7% de las personas que han instalado esta herramienta con ese fin. Se trata de un dispositivo que lleva sujeto al collar y que conecta con una aplicación en el móvil, funciona “como el GPS del coche -nos cuenta- te localiza en todo momento y al momento donde está el perro y donde estás tú y tiene varias funciones rápidas y fáciles por si le pierdes de vista para poder localizarle con señales acústicas y de luz incluso por si le pierdes por la noche”.

Pero ¿quién no ha perdido alguna vez las llaves, el coche, incluso la cartera? También para estos objetos existen dispositivos de localización, y ya lo usan el 3,7% de las personas que navegan en internet habitualmente.

Pero sobre todo se utilizan para geolocalizar a personas, fundamentalmente a los hijos: son ya el 7,5%. Pero la ley pone límites a su uso en función de la edad: a partir de 14 años, o tenemos su consentimiento, o tenemos un problema.

Eduard Blasi, abogado experto en Protección de Datos, nos aclara que “la línea para su utilización la ponemos en el derecho a la intimidad de la persona a la que queremos tener localizada”. En este caso, puntualiza Blasi, los padres pueden ejercer este tutelaje sobre los hijos “pero hasta llegar a un límite, que son los 14 años, ya que protección de datos le considera mayor de edad para gestionar sus consentimientos, por eso tiene que autorizar a sus padres o aplicar algún sistema de consentimiento”.

El experto en Protección de Datos aconseja a los padres que más allá de los 14 años no utilicen estos dispositivos sin que su hijo o hija tengan conocimiento de ello y les den permiso porque “podría conllevar algunas implicaciones penales o incluso de lesión de derecho fundamental a la intimidad”.

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