En cascada o velólaser: estos son los tipos de radares con los que la DGT te puede multar en España
La red de sistemas de control actualmente cuenta con 514 aparatos fijos, 1.325 móviles y 92 de tramo repartidos de manera uniforme por las carreteras de nuestro país
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La limitación de la velocidad en las carreteras en nuestro país es una norma constante más que común entre los conductores españoles. Como ocurre en el resto de países europeos, a excepción de algunas autopistas de Alemania, en España existe una cifra máxima fijada para cada una de las vías. El Reglamento General de Conductores obliga a todos los conductores a cumplir dichas cifras, especificadas a través de señales. En caso contrario, dicho documento tiene estipulado una serie de castigos en forma de multas económicas o incluso en penas de prisión, en los casos más extremos, para quienes incumplan estas normas.
El problema viene dado en que no todos los conductores, por unos motivos u otros, cumplen dichas reglas. Es aquí, en el momento en el que se sobrepasan los límites, cuando entran en juego tanto la Dirección General de Tráfico (DGT) como la Guardia Civil de esta misma especificación. Como ya es conocido, a lo largo de nuestro país existe una serie de sistemas de velocímetros que controlan a cuanto van con nuestros coches, además de identificar a aquellos coches, mediante un sistema de grabación o fotográfico, de quienes han sido los que no están cumpliendo el código establecido. Según datos actualizados en mayo de 2022, la red de radares de la DGT cuenta con 514 radares fijos, 1.325 radares móviles y 92 radares de tramo repartidos de manera uniforme por la geografía española.
Los tipos de radares
Es posible que, si te paras a pensarlo, seas capaz de recordar unos cuantos tipos de radar, al menos los más habituales: fijos y móviles. Pero, ¿realmente sabes cuanto tipos hay y cuáles son para poder detectarlos?
Pese a que los que veas de forma habitual son los fijos los radares se desarrollan en muchos más tipos y formas. Atendiendo al último informa de la Real Automóvil Club de España (RACE), cabe resaltar la existencia de los siguientes en nuestras carreteras:
Radares fijos
A niveles genéricos, tal y como indica su nombre, su caracterización parte de su estancia fija en un punto concreto de la carretera. Los radares fijos son los más habituales y suelen utilizar dos tecnologías para captar el exceso de velocidad de los conductores, mediante radar o láser. Se suele ubicar en pórticos y funciona a través de una antena que emite una señal de microondas a la carretera. Ésta rebota contra los vehículos que circulan por la vía y la señal vuelve a la antena. El radar, que encripta los datos recibidos para que la información no pueda ser manipulada, calcula la velocidad del coche en ese momento a partir de la frecuencia de la onda recibida. Finalmente, la prueba de la infracción va por fibra óptica al centro de gestión de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Además de los pórticos, también hay cabinas instaladas en un lateral de la vía. En su mayoría son radares, aunque también captan la velocidad a través de cinemómetros láser: lanzan haces de luz transversales a la carretera; cuando un coche pasa e interrumpe el haz, en ese momento se realiza el cálculo de la velocidad. La DGT avisa a los conductores con antelación de la presencia de estos radares a través de carteles.
Desgranando aún más esta información, cabe destacar la existencia de los siguientes radares fijos:
Otra de las grandes diferencias que encontramos respecto a los siguientes tipos, viene por la visibilidad de los mismos. Es decir, además de que su tamaño suele ser mayor, existe una obligación tipificada de señalar los radares fijos. Es por eso que a lo largo de nuestra carreteras encontramos avisos en señales fijas o luminosas avisando de la presencia de estos aparatos. Asimismo, cabe resaltar que esto se suele realizar con cierta antelación, de varios cientos de metros.
Radares móviles
La gran diferencia con el anterior, el fijo, parte de su capacidad de movilidad. Es decir, este tipo de radar, como su propio nombre indica, no está anclado a ningún punto concreto, sino que se puede situar de manera manual en cualquier punto. De manera general, se suele localizar de tres formas:
En cuanto a su ubicación, cabe resaltar que los radares móviles se suelen publicar en las listas de cinemómetros de la DGT, donde puedes consultar en qué kilómetro están ubicados y hacia qué sentido. No obstante, la ventaja de este tipo de radares de velocidad es el factor sorpresa, así que no siempre vas a conocer el lugar en el que están ya que durante el día puede pasar por varias localizaciones. Este tipo de radares los puedes ubicar normalmente, si no están dentro de un coche mientras circula, en lugares escondidos como los arcenes o las cunetas.
Radares de tramo
Realmente se engloba dentro de la categoría de radares fijos ya mencionados. El funcionamiento de este sistema está basado en controlar la velocidad media de los vehículos entre dos puntos, por lo que los conductores deben mantener durante dicho tramo una velocidad similar o inferior a la máxima permitida.
El procedimiento de funcionamiento es el siguiente:
Radares veloláser
Tras observar los más habituales, dada su frecuencia y su estancia en nuestro país, es probable que no conozcas este tipo de radar. Toca remontarse hasta el año 2019 para marcar su punto de origen. Tal y como se puede ver en las imágenes, con apenas 50 centímetros, se trata de un aparato de tamaño compacto. La ventaja de esto, es que hasta las motos de la Guardia Civil pueden llevarlos, a diferencia del móvil habitual tradicional.
Su funcionamiento se destaca por el uso de la tecnología láser. Es capaz de controlar vehículos circulando hasta 250 kilómetros por hora, funciona de día y de noche y detecta la velocidad de los vehículos en dos carriles de circulación en uno o dos sentidos.
Lo normal es que los encuentres por vías convencionales antes que en autopistas o autovías. Pese a ello, gracias a su pequeño tamaño, hablamos de una herramienta inalámbrica que se puede instalar en un guardarraíl, en un pórtico, en un vehículo, en una cabina lateral, en un trípode o en un vehículo, entre otros puntos. Es decir, este tipo de radares son difíciles de detectar por el conductor. Es por esto que son apodados como "radares invisibles".
Helicóptero Pegasus
Sin duda el sistema más polémico y avanzados de todos los vistos. En la actualidad se cifran en 13 los helicópteros equipados con el radar Pegasus. No sé trata del helicóptero en si mismo, sino del sistema que incorpora para vigilarnos mientras vuelan por el espacio aéreo español. Al año realizan más de 3.000 horas de vigilancia y llegan a detectar hasta cerca de 20.000 infracciones (las más frecuentes: pisar líneas continuas, exceder los límites de velocidad y no mantener la distancia de seguridad entre vehículos), según los datos de la DGT. Es decir, no solo están para detectar los excesos de velocidad, aunque esta sea una de sus funciones principales.
Su funcionamiento se basa en dos potentes cámaras, una panorámica y otra con un gran teleobjetivo. El helicóptero puede fotografiar con nitidez la matrícula del vehículo infractor a 300 metros de altura y a una distancia de un kilómetro. Desgranando su sistema, cabe resaltar que incorpora un GPS que localiza al vehículo y mediante telémetro láser mide la distancia exacta entre el helicóptero y el vehículo. A partir de ahí, el sistema la mide cada tres segundos y calcula la media.
El hecho de estar en cualquier punto del cielo, normalmente en zonas más concurridas, lo hace muy dificil de identificar.
Radares de semáforo
También conocidos como los foto-rojo, son una herramienta que utilizan los ayuntamientos para controlar quién se pasa un semáforo en rojo. Es decir, hablamos de un radar de tipo fijo cuya función es la prevención de atropellos y colisiones entre vehículos. Pese a parecer modernos, llevan más de diez años funcionando en algunas localidades de nuestro país.
Su funcionamiento se basa en una cámara a 25 metros del semáforo, distancia suficiente para que la fotografía que se haga salga tanto la luz del semáforo como la matrícula y la ubicación del coche. Para contrastar, el sistema hace dos fotos: la primera para ver la luz del semáforo antes de que pase el coche y la segunda para verla cuando ya ha pasado.
Radares en cascada
Es un tipo de radar que utiliza la DGT para acabar con los conductores que exceden la velocidad permitida después de pasar por un radar fijo tradicional. Como ya se explico anteriormente, estos vienen indicados con anterioridad, lo que permite al conductor frenar antes de llegar. Para evitar esta práctica, este radar detecta a quienes frenan para volver a subir la velocidad una vez pasado el control.
Esto es posible gracias a que son radares fijos o móviles que se colocan a continuación del primer radar fijo, a una distancia relativamente cercana. Al desconocer el conductor dónde se sitúan, tendrá que mantener la velocidad correcta en todo momento si no quiere ser multado.
Radares de cinturón
Realmente no son radares, sino cámaras que detectan si los ocupantes de los vehículos utilizan el cinturón de seguridad. Son capaces de realizar hasta 50 fotografías por segundo. En España actualmente hay más de 200 cámaras de este tipo. En cuanto a su posición, normalmente se posicionan en pórticos y postes. Asimismo, cabe resaltar que el 60% de los cuales están en carreteras convencionales.
Fruto del avance tecnológico, cabe destacar que la DGT ha incorporado drones. Aunque no son propiamente radares, para el control del cinturón de seguridad ya podemos encontrar los 39 drones que tiene la DGT en su poder desde 2018.