Ceuta, un mes después de la avalancha: 2.500 inmigrantes por las calles y 900 menores a cargo de la ciudad
El presidente de la Ciudad Autónoma pone cifras: "No podemos esperar más. Nos cuesta cada mes 3 millones de euros"
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“Desbordada”, “bloqueada”, “olvidada”. Palabras comunes entre quienes valoran sobre el terreno la situación de Ceuta cuando se cumple un mes de la gran avalancha que desbordó la ciudad autónoma de 84.000 habitantes con más de 10.000 marroquíes que asaltaron, con el impulso de Rabat, las líneas fronterizas. Un total de 834 menores de edad siguen pendientes de destino en los alojamientos habilitados por el gobierno autónomo. La Policía ha tomado la filiación a poco más de 1.040, pero decenas de ellos consiguen sortear la vigilancia y escapan con cierta facilidad. Son datos que nos facilitan las propias autoridades locales. El presidente de la ciudad, Juan Vivas, ha calificado la situación de “insostenible desde el punto de vista de emergencia humanitaria, de tranquilidad y de seguridad de la ciudadanía”. Afirma que “esto solo puede ser resuelto por el Gobierno de la nación”. Y debe de serlo ya porque “Ceuta no puede esperar más”.
“Unos 2.500 inmigrantes deambulan por las calles”, según asegura a COPE la vicepresidenta y consejera del Área del Menor, María Isabel Deu. Se calcula que entre 200-300 de estos serían menores de edad. Ya se han realizado 150 pruebas de edad para determinar la condición de menores de los que están alojados en dependencias de la ciudad. “Solo han resultado mayores de 18 años 4 ó 5 de los que decían ser menores”, dice la consejera. En el interior de los alojamientos se han registrado enfrentamientos entre marroquíes y personas de origen subsahariano, las últimas la noche pasada. Incluso 11 de ellos iniciaron una huelga de hambre para pedir ser separados y enviados a otro centro. También se registran intentos de fuga. El último menor de 16 años que intentó huir por el tejado en el Tarajal continúa con respiración asistida en el hospital Puerta del Mar, en Cádiz. Familiares directos que residen en España se están ocupando de él. “Estuvo al borde de la muerte”, recuerda Deu.
Agentes de policía que trabajan en la ciudad coinciden al calificar la situación como “desbordada e insostenible”. Eduardo García, de la Confederación Española de Policía (CEP) en Ceuta describe un deambular permanente de "personas que campan a sus anchas, sin identificar, en grupos, por en medio de la carretera, si importarles que cortan el tráfico, haciendo sus necesidades en cualquier sitio, durmiendo en portales...". Afirma que se ha detectado un incremento del número de reyertas entre ellos mismos y con ciudadanos y comercios de Ceuta. A todo esto, afirma: “La policía está totalmente desbordada por las peticiones masivas de asilo”. Es una mera táctica para acogerse a la cobertura y la movilidad que concede la Ley durante el periodo en el que se tramita la solicitud. Pasado un mes sin respuesta el solicitante tendría libertad deambulatoria.
Hasta el momento se han registrado unas 200 peticiones de asilo, según datos de la Delegación del Gobierno. La inmensa mayoría están siendo rechazadas. Unos 1.400 inmigrantes han solicitado turno para realizar el trámite según medios autonómicos. El representante sindical de la Policía habla, ante este desafío sin parangón, de falta de medios. “Una unidad de referencia en el mantenimiento del orden público, la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), solo dispone de una furgoneta operativa; el resto están en el taller”.
El presidente de la ciudad autónoma, Juan Vivas, ha recordado el apoyo humanitario que vienen dando en esta situación las ONG y la inversión del propio gobierno autónomo. “Si distinguimos la parte de la adquisición y equipamiento y nos referimos solo al gasto corriente, yo creo que podemos estar hablando -ha calculado- de tres millones de euros al mes”.