En China, agua embotellada o en dispensadores por la contaminación
No se bebe agua del grifo por miedo a los altos niveles de polución
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Una de las cosas que más sorprende a los chinos que visitan España es que se pueda beber el agua del grifo. Eso sería impensable en China, a menos que uno quisiera suicidarse envenenado. Con unos altos índices de contaminación tanto en el aire como en el agua por su frenética industrialización, nadie se atreve a beber del grifo en este país. A tenor de datos oficiales, se calcula que el 70 por ciento de ríos y lagos están contaminados, así como el 90 por ciento de las aguas subterráneas, lo que significa que más de 300 millones de personas no tienen este suministro. A este grave problema se suma la sequía que sufre el norte del país, señala el corresponsal de COPE en China, Pablo M. Díez.
En su gran mayoría, los chinos compran agua embotellada, que oscila entre los 8 yuanes (1,05 euros) que cuesta una garrafa de la marca local Nongfu hasta los 19 yuanes (2,5 euros) que vale un litro y medio de la francesa Evian. Para ahorrar, lo más común es tener en casa un dispensador para garrafas de 19 litros de agua purificada, que cuestan 20 yuanes (2.6 euros). Además, dichos dispensadores permiten servir el agua tanto fría como caliente, lo que es muy útil para los chinos por su afición al té. O incluso a beber agua caliente en invierno, que es una de los cosas que más sorprenden a los extranjeros que visitan China.
En muchos restaurantes se suele servir agua gratis, ya sea caliente o fría, que viene de esos grandes dispensadores. Para cocinar o lavar la verdura y el pescado, la mayoría usa el agua del grifo, pero usando filtros para depurarla y volverla apta para el consumo humano. A pesar de todas estas precauciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 75 por ciento de todas las enfermedades de China se debe a la contaminación del agua, que causa unas 100.000 muertes al año.