Con un tumor avanzado y 88 años, Carmen quiere vivir: "Rendirse es de cobardes”

Ni estar anclada a una cama de hospital, ni el tumor que le diagnosticaron hace un año, ni sus 88 años. A Carmen nada la para. Ella quiere vivir. 

Con un tumor avanzado y 88 años, Carmen quiere vivir, rendirse “es de cobardes”

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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Carmen tiene 88 años, un cáncer avanzado que le diaganosticaron hace un año y no puede caminar pero rendirse según explica a COPE “es de cobardes”. No quiere ni oír hablar de eutanasia, Carmen quiere vivir. A esas ganas contribuyen los cuidados paliativos que recibe desde hace cinco meses en un centro especializado en la Comunidad de Madrid.

“No yo no abandono nada. El día que Dios quiera vale, vale pero si no yo no me voy a quitar la vida. Yo quiero vivir” asegura desde su cama de hospital en la Fundación Vía Norte Laguna donde recibe el cuidado físico, emocional y espiritual que necesita en esta etapa final de su vida.

Mientras hacemos la entrevista varias son las ocasiones en las que entra una enfermera para preguntarle si necesita algo o traerle la comida; un médico solo para darle un beso o la responsable de los voluntarios que trabajan en la fundación para darle la mano. Todos los gestos de cariño son pocos en éste lugar y por ello en este hospital especializado el ambiente es alegre.

También importante, a esta paciente octogenaria con un tumor de buen tamaño no le duele nada.

“Me despierto y si tengo que morir pues tendré que morir, que no muero y sigo adelante pues la esperanza es muy buena porque el dolor ya no lo tengo” constata Carmen.

Otra cosa positiva es según nos explica que en la Fundación Vía Norte Laguna le dejan hacer un poco lo que quiere. Tanto que en la mesa situada junto a su cama de hospital, Carmen atesora dos de las cosas que más le gusta comer, jamón serrano y una cuña de queso. Y en la nevera, explica a COPE con cara de pícara, tiene hasta tres botellas de mosto para acompañar sus comidas.

Y hay más motores en su vida la luz que entra por la ventana, ver crecer las plantas tomateras que ella misma ha contribuido a plantar y todos los momentos que comparte con sus familiares y vecinos que la vienen a visitar.

Al pie de su cama está Vanesa su nieta de 27 años y su cuidadora principal con otros dos hijos pequeños a su cargo y sin ningún tipo de ayuda a la dependencia. Dejó su trabajo y así hasta que de la atención domiciliaria, el servicio de salud de la Comunidad de Madrid les derivó a la Fundación Vía Norte Laguna.

“Sí hay gente que puede tener estos cuidados porque los puede pagar pero hay personas que no podemos pagarlos” constata Vanessa.

Cada año según datos de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, 80.000 personas mueren sin recibir los cuidados paliativos que necesitan.

Para muchos profesionales especializados en esta atención integral, lo prioritario es una Ley de Paliativos y la creación de muchas más unidades especializadas. Solo para llegar al umbral recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) harían falta triplicar los equipos actualmente en funcionamiento.

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