Crecen los casos de bronquiolitis en bebés y ancianos en España
Cada episodio agudo requiere de al menos 5 consultas de atención primaria y es la causa de hospitalización más frecuente en menores de dos años
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Más allá del aumento de la contaminación y del auge de nacimiento de niños prematuros y grandes prematuros que son grupos de riesgo, los médicos no aciertan en señalar qué es lo que provoca un número creciente de casos de bronquiolitis. En España 270.000 niños tienen al menos un episodio agudo al año y en el mundo son 34 millones de menores afectados por este virus que ataca de forma creciente a los ancianos.
“Afecta principalmente a las vías aéreas de los más pequeños y las obstruye más fácilmente. En casos de niños mayores sus vías respiratorias están más maduras y aunque también se pueden afectar se suele quedar en un catarro. Y ahora se está viendo que afecta también a la población adulta y que en ancianos tiene tanta relevancia como la gripe y probablemente por el mismo motivo, son vías aéreas más tocadas, más afectadas por otras patologías” explica a COPE Mercedes Bueno jefa de pediatría y neonatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón.
La bronquiolitis es la infección respiratoria más frecuente en menores de 2 años. Entre el 10 y el 15 por ciento de los casos acaban en ingreso hospitalario y hoy por hoy como ocurre con el catarro no hay ningún medicamento curativo. A diferencia de la gripe tampoco hay vacunación eficaz aunque sí algún ensayo prometedor en Estados Unidos. “Ahora mismo no hay ningún tratamiento que acorte la duración del proceso (entre 10 y 12 días de media). Lo que hacemos es medidas de sostén de ayudarle al bebé a pasar el virus de la mejor forma posible con adrenalina, oxígeno, humedad o antivirales” explica Bueno.
De hecho y para los bebés lo que más novedoso es el oxígeno “con mascarilla o gafas nasales se le administra más aire del que él puede coger de forma que no tiene que luchar por respirar. Esto es lo que está más en boga porque lo que ocurre es que cuando a un lactante le cuesta tanto respirar se acaba cansando y así le apoyamos hasta que mejora pero no le curamos” señala la doctora.
Para las familias supone dormir bastante menos de lo habitual y vivir atados a los tratamientos, buscar apoyo en la fisioterapia, hacer lo posible por prevenir y evitar el contagio con este virus más frecuente entre octubre y marzo y estar muy atentos a los posibles síntomas que en lactantes son tos, problemas para respirar, cansacio, perdida de apetito, adormecimiento, deshidratación o piel azulada.
Si esto ocurre hay que ir de inmediato al médico. Cada episodio agudo requiere de al menos 5 consultas de atención primaria y es la causa de hospitalización más frecuente en menores de dos años. Le ocurrió a Margarita Girod con Carlota su hija gran prematura. “Ya cuando le dieron el alta en casa pues convivir en invierno con otros niños te da pánico porque pueden contagiar a la niña en cualquier momento y entonces para Carlota un simple resfriado puede convertirse en una bronquiolitis o en una neumonía y teníamos que tener muchísimo cuidado” nos cuenta Margarita.
Para ella y durante los primeros años de vida de su hija supusieron estar muy atenta “a cómo respiraba. Si se le hundía mucho el cuello tenía problemas” señala y durante ese tiempo “el ventolín era nuestro mejor amigo”.