Cubo de Rubik: Este es el curioso origen de uno de los juguetes más conocidos y vendidos de la historia

Es imposible que haya alguien que no conozca el famoso cubo de Rubik. Se trata de un cubo de colores en el que hay que lograr que todas sus caras sean de un mismo color. Esta actividad se puso muy de moda en su momento, aunque ha llegado hasta nuestros días. Sometió a los cerebros de miles de personas a completar el juego, algo con lo que se podían tirar horas, semanas o meses. Podría convertirse en un momento de entretenimiento divertido o de frustración, ya que este juego tiene más de 43 trillones de configuraciones posibles. Ha sido el rompecabezas más famoso de la historia.

Por ello, cada persona que ha logrado resolver este "cubo mágico" (como también se le conoce popularmente) sienten un profundo orgullo. Pero, ¿Cuál es el origen de este fantástico y simple juego? Su creador, un hombre llamado Erno Rubik, hijo de un ingeniero aeronáutico, fue quien lo patentó. Se comenzó a vender en julio de 1974. Erno sentía una gran admiración por el oficio de su padre y expuso que había aprendido mucho "sobre el trabajo, en el sentido de que es un proceso de creación que tiene un objetivo y un resultado positivo también. Tanto en sentido figurado como literal, mi padre era una persona capaz de mover una montaña. No había nada que le impidiera hacer lo que había decidido o llevar a cabo un proyecto, si era necesario incluso con sus propias manos. Ningún trabajo era indigno para él".

Fabricó un cubo para enseñar geometría a sus alumnos

Estudió Escultura y Aquitectura y su hobby favorito era pasar tiempo construyendo modelos geométricos. Más tarde se convirtió en profesor de Arquitectura en la Facultad de Artes Aplicadas en Budapest. Cuando Erno tenía 30 años se le ocurrió fabricar un cubo constituido por 27 bloques de madera, con el objetivo de enseñar a sus alumnos los conceptos del espacio y la geometría tridimensional. La manera en la que el profesor logró unir los bloques fue con unas gomas elásticas, así tendrían movilidad, evitando que todo el conjunto se destruyera.

Al cabo del tiempo, después de darle tanto uso, las gomas se rompieron y Erno observó que había conseguido cientas de combinaciones. Por este motivo, decidió poner papeles adhesivos de diferentes colores en cada lado del cubo, lo volvió a girar y comprobó emocionado la cantidad de variaciones que se podían producir. Solicitó una patente para su innovador invento y una pequeña empresa de

Budapest comenzó a fabricar unos pocos números. En 1977, Erno le propuso la fabricación de su producto a una empresa de Hungría, para así venderlo por Occidente. Sin embargo, la empresa le denegó la compra de su cubo, puesto que decían que no suscitaba interés entre los miembros de las ferias internacionales.

Poco tiempo en ser un éxito mundial

Pero la realidad era muy distinta: nunca se llegó a hacer una demostración del juguete porque se les había olvidado en una estantería. No obstante, la vida le sonrió a Rubik cuando conoció a Tibor Laczi, húngaro expatriado que quiso ayudar al inventor a sacar una fortuna. En 1979, Tibor se presentó en la Feria del Juguete de Núremberg (Alemania), donde conoció al experto juguetero británico, a quien le encantó el cubo. Los dos hombres llegaron a un acuerdo con una empresa estadounidense y comenzaron a distribuir un millón de cubos.

Desde este momento en el que se lanzó al gran mercado, el producto fue mostrado en ferias de juguetes europeas y de Nueva York. Tardó poco tiempo en convertirse en un éxito mundial. Entre 1980 y 1981 ganó el premio al Mejor Juego del Año en Reino Unido. Muchos expertos consideraban este juguete una manera impresionante de enseñarle ideas matemáticas a los más jóvenes. Tanta ha sido la fama que ha alcanzado el cubo de Rubik que existe una comunidad de jugadores que se autodenominan como "speedcubers", que participan en torneos para ver quien es el que consigue resolver el rompecabezas en el menor tiempo posible. Técnica llamada "speedcubbing". ¿Cuánto tardarías tú en completar el cubo de Rubik?