"Ecoblanqueo": 4 de cada 10 etiquetas medioambientales son dudosas

Estos distintivos influyen en la compra de 7 de cada 10 consumidores

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"Ecoblanqueo": 4 de cada 10 etiquetas medioambientales son dudosas

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Eco, bio, natural, sostenible o reciclable, los reclamos medioambientales proliferan en todo tipo de productos y son reclamos que afectan en sus compras a 7 de cada 10 consumidores en España, según el Observatorio de Producción Local y Consumo Sostenible https://oplcs.org/. Detrás de muchos de ellos no hay, sin embargo, garantía de una sostenibilidad real. De hecho, 4 de cada 10 etiquetas de este tipo son dudosas y con ello aumenta el riesgo de ser víctimas del "ecoblanqueo".

¿Qué es el ecoblanqueo y cómo hacerle frente?

El ecoblanqueo o greenwashing como se denomina en inglés son las técnicas de comunicación engañosas con alegaciones medioambientales que no tienen respaldo científico. Las utilizan algunas empresas para publicitar sus marcas y tratar de vendernos como sostenibles productos que en realidad no lo son conscientes de la cada preocupación de los consumidores por la protección del planeta.

El 80 por ciento de las páginas web, tiendas online o anuncios llevan algún tipo de mención de sostenibilidad, según un estudio de la Comisión Europea.

Y según otro informe, en este caso de la Red Europea de Cooperación para la protección del Consumidor, el 42 por ciento de las alegaciones medioambientales son dudosas y el 57 por ciento no dan información suficiente para ser verificadas.

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Ante esta situación tanto la Unión Europea como España están impulsando medidas para prohibir esa información genérica, infundada, confusa o directamente engañosa que practican algunas compañías en sus etiquetados dejando indefensos a los consumidores.

Hasta que esto suceda los consumidores tendrán dificultades para no caer en la trampa de quienes incurren en este tipo de prácticas. Y es que como explica en COPE el nutricionista y tecnólogo de los alimentos Aitor Sánchez las comprobaciones no son nada sencillas: “para saber si una empresa lo está haciendo bien tendrías que informarte sobre sus prácticas y mirar parte de las auditorías que hacen algunas Organizaciones No Gubernamentales con algunos productos y esto es muy costoso en tiempo para el consumidor”.

Los usuarios piden más y mejor información medioambiental

Belén Gómez de 37 años se fija mucho en las etiquetas antes de decidir lo que compra. Echa de menos que en muchas de ellas los ingredientes brillen por su ausencia. Lo primero que verifica, según cuenta en COPE, es si es o no un producto ecológico. Cuando lo es, las posibilidades de compra, en su caso, se disparan.

“Cuando veo el sello de un producto eco o bio sí creo que es sostenible y estoy dispuesta a pagar más por esa garantía suplementaria aunque no sea total ya que un cultivo bio también puede contener restos de pesticidas que desplaza el viento de explotaciones agrarias vecinas que no lo son ecológicas. También es verdad que hay productos en los que la información no está clara y cuesta incluso saber su origen o su procedencia” recalca.

A Delia Martínez le gustaría tener más y mejor información “sin tanto marketing verde” para poder comparar y tomar decisiones de compra fundadas mientras que Alex Blanco tiene serias dudas sobre muchos de los reclamos que encuentra en los estantes del supermercado y Pilar Blanc reconoce que encuentra “confusas las etiquetas al utilizar diferentes palabras para referirse supuestamente a lo mismo”.

Se intensifica la lucha contra el ecoblanqueo

La Comisión Europea lleva un año impulsando su propuesta de directiva contra el blanqueo ecológico para dotar al consumidor de mayor “claridad y seguridad” a la hora de comprar el producto además de establecer la eliminación de adjetivos generales tipo “respetuoso con el medioambiente, natural, biodegradable, climáticamente neutral o eco” sin pruebas fehacientes de que lo son. Tras ser aprobada por el Parlamento Europeo a comienzos de este año, la iniciativa debe aún obtener el respaldo del Consejo de la Unión Europea en los próximos meses.

Una lucha contra el ecoblanqueo que también recogerá en España la futura ley de Consumo Sostenible que obligará a analizar caso por caso las declaraciones medioambientales de los productos para impedir la exhibición de distintivos que ofrezcan la impresión de que un producto tiene un impacto positivo en el medioambiente o de que no lo tiene negativo.

Entre tanto y desde el Ministerio de Consumo recuerdan que la actual legislación ya recoge multas de hasta 100.000 euros o incluso superiores a ese importe hasta alcanzar cuatro a seis veces el beneficio obtenido por esa práctica desleal.

“Es normal que se estén tomando medidas. Ojalá tuviéramos un certificado o un pequeño semáforo para que pudiéramos ser más conscientes de si estamos tomando una buena decisión o no en términos de sostenibilidad. Y es que finalmente los consumidores estamos muy indefensos ante toda esta palabrería y aunque las medidas que se tomen no sean perfectas y haya críticas como las ha habido en el caso de Nutriscore esperemos que nos acerquen un poco más a tener mejor información”, concluye Sánchez.

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