Más del 20% de los trabajadores no justifica su ausencia en el trabajo
Pilar Llacer, experta en recursos humanos, explica en COPE que el reto para las empresas es "acomodarse a una situación de hábitos de consumo y de personas que ha cambiado"
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Más de 1.200.000 españoles no acuden a su puesto de trabajo por causas justificadas y de ellos 2 de cada 10 sin ningún tipo de excusa. Y es que en España el absentismo laboral alcanza el 6,7 por ciento, según los últimos datos de las principales empresas de trabajo temporal que operan en España. La cifra ha aumentado considerablemente desde 2015, cuando se situaba en el 4,45 por ciento.
El 77,4 por ciento de los 20.545.700 trabajadores se ausentan a consecuencia de una baja por incapacidad temporal, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Tipos de absentismo laboral
El absentismo laboral injustificado es el que el trabajador decide no acudir de forma voluntaria y sin motivo, alegando por ejemplo que te duele la tripa o la cabeza o haber pasado una mala noche. Aunque es difícil demostrar si los motivos son reales o falsos, es un incumplimiento de contrato y puede acarrear sanciones laborales. Y sí, también te pueden despedir por no acudir, sin una justificación, a tu puesto de trabajo. El despido es posible en el caso de una reiteración de esas faltas.
Por otro lado, tenemos el absentismo justificado, son faltas que están provocadas por alguna enfermedad o accidente de tráfico. Estas faltas normalmente están retribuidas, a no ser que se trate de faltas por cuestiones personales que serán descontadas del salario. También hay faltas que están totalmente justificadas por derechos, como participar en una huelga, las vacaciones. Y otras ausencias del puesto de trabajo que están protegidas por la ley, como los riesgos durante un embarazo.
Falta motivación para ir a trabajar
Según Pilar Llacer, experta en recursos humanos, la pandemia ha supuesto un antes y un después para que las personas se replanteen, para qué sirven sus trabajos y si merece la pena trabajar para empresas que no les cuidan. Por eso, dice la experta, en los últimos 5 años se ha incrementado el absentismo laboral. Aun así, para Pilar: “una ausencia nunca está justificada, porque el trabajador debe ser responsable. Si no le gusta su empresa o sus jefes, debe irse. No perjudicar al resto con una baja”.
España es el único país europeo que ha reducido los sistemas de teletrabajo después de la crisis sanitaria. Según Pilar: “muchos trabajadores han demostrado que pueden teletrabajar. Son eficientes sin necesidad obligatoria de ir a la oficina y tener un registro horario. Muchos trabajadores con la vuelta de la presencialidad obligatoria sienten que se pone en cuestión su capacidad”. Además, que esta obligación en muchos casos supone un duro golpe emocional, sobre todo en las grandes ciudades, donde en ocasiones las distancias hasta el puesto de trabajo son de hora u hora y media.
Empresas flexibles y trabajadores responsables
En España cada día se cuestiona más el estilo de liderazgo ligado a los años 80 y la presencialidad. La pandemia ha demostrado que se puede actuar siendo más flexible. Es lo que se llama el salario emocional de los empleados: flexibilidad en el puesto de trabajo, y en los horarios, acciones de conciliación, opciones para el ocio.
Según Pilar Llacer: “las empresas tienen el reto de acomodarse a una situación de hábitos de consumo y de personas que ha cambiado a raíz de la pandemia, de la transformación digital. El problema es que muchos lideres de empresas no se están dando cuenta”. Cada día son más los jóvenes que no aceptan una entrevista de trabajo si antes no les han ofrecido opciones flexibles de trabajo. Por lo que, según la experta, es fundamental abrir la mente si se quiere reclutar el mejor talento.
El absentismo laboral es una gran lacra si no está justificado. Para reducirlo es fundamental que tanto los empresarios como los empleados pongan de su parte. Los lideres de las empresas tienen que intentar hacer crecer sus negocios de manera sostenible. Es decir, recuperar la ilusión de los trabajadores. Pilar nos pone un ejemplo claro: “un empresario que quiere doblar el número de clientes, no basta con dar la orden, para eso necesita dar las herramientas a los trabajadores, como por ejemplo cursos de formación. De esta manera les mantienes ilusionados”.
Cómo trabajador tienes que ser consciente de que debes formarte, debes tener competencias digitales, involucrarte. Y si no es así, no vas a tener trabajo, ni mejorar tus condiciones. No se puede esperar que la empresa lo de todo, sin dar nada a cambio. Según la experta en recursos humanos Pilar Llacer: “la pandemia ha hecho que los motivos para que nos levantamos todas las mañanas sea totalmente diferente. Pasamos 1/3 tercio de nuestra vida durmiendo, 1/3 trabajando y 1/3 consumiendo. Por lo que el trabajo no puede ser solo nuestro medio de vida. Tiene que llenarnos. Y esto lo ha despertado la pandemia”.
A qué sectores afecta más
Según el último informe de Randstad, el sector de la industria es el más afectado con una tasa del 7,3 por ciento. Afecta especialmente a quienes trabajan en la fabricación de coches. Le sigue el sector servicios. Por el contrario, el que menos absentismo laboral presenta es la construcción, aunque es el que más casos de accidentes laborales tiene. Para Pilar Llacer es fundamental que para evitar el absentismo en estos sectores: “los empresarios ofrezcan un tipo de gestión de las personas completamente diferente, no como puro recursos o robots, sino como personas que tenemos una serie de demandas y las empresas deben atenderlas”.
Con una tasa cercana al 10 por ciento, es el País Vasco donde más ha crecido el absentismo laboral. Se entiende entonces porque afecta más el absentismo al País Vasco y a Navarra, porque son dos comunidades donde está muy establecida la industria. Por lo tanto, estas zonas geográficas están ligadas a eficiencia y productividad. Por eso los índices de absentismo son mayores. En otras zonas, como las islas Baleares y Canarias, están ligados al sector turismo, y según Pilar: “hay que tener en cuenta que ahora hay mucha demanda de perfiles de hostelería. Las empresas se ven obligadas a ofrecer esa parte del salario emocional”
Riesgos para las empresas y para los empleados
Para una empresa es fundamental que los trabajadores cumplan con sus días y sus horas. La ausencia en el trabajo provoca de primeras una reducción de la productividad y con ello de los objetivos. Los proyectos y las tareas se retrasan.
Los riesgos para las empresas son por lo tanto enormes. Si un trabajador no se mantiene motivado, no sólo provoca el absentismo clásico, existe un nuevo género que es el “empleado zombi”. Son aquellos trabajadores que no pueden cambiar de trabajo por sus obligaciones, y van solo a cumplir sus horas de trabajo, pero sin aportar nada. Según Pilar Llacer: "no se trata de que el empresario diga a todo que sí, sino de escuchar a las personas”.
En muchas ocasiones, la falta de un trabajador, provoca que ese trabajo lo tenga que realizar un compañero, al que hay que pagar las horas extra. Además, el absentismo genera un ambiente laboral tóxico, porque siempre hay que encargar a alguien que realice el trabajo del que está ausente.
Y para uno mismo, no acudir a nuestro puesto de trabajo, sin una justificación nos hace perder nuestra razón de ser. Todos sabemos que la situación no es éticamente correcta, y nos hará sentir mal en el día a día. Por suerte, estamos en un mercado libre. Si no estamos contentos podemos formarnos, y buscar un nuevo empleo.
Costes del absentismo laboral
Más allá del problema meramente organizativo, el absentismo tiene también un coste económico para las empresas. En primer lugar, el coste directo, cómo el pago de las prestaciones de la incapacidad o la baja, y además el pago a las cotizaciones de la Seguridad Social.
Por otro lado, tenemos los cortes indirectos, la pérdida de tiempo en la búsqueda y sustitución del empleado, la formación del nuevo. Son costes difíciles de calcular, pero se estima que pueden suponer de media 1,8 veces superior a los costes directos.
La ausencia al puesto de trabajo acarreó en 2021 un coste bruto para el conjunto de la economía de 37 mil millones de euros, lo que supone un 3,1 por ciento del PIB.