El escandaloso desperdicio de alimentos en los hogares españoles: cada familia tira a la basura unos 70 kilos
Con la subida de precios se aprovechan más todos los sobrantes, pero estamos aún lejos de acabar con las cifras abrumadoras
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Cada familia tira a la basura, de media, unos 70 kilos o litros de alimentos y bebidas al año en España. Solo en 2021 desaprovechamos 1.246 millones de kilos.
A pesar de que sigue siendo mucho desperdicio alimentario, los hogares logramos reducirlo un 8,6 por ciento con respecto al año anterior y la tendencia a mejorar el aprovechamiento ha continuado en los últimos meses: de abril a septiembre desechamos en los hogares 586 millones de kilos de alimentos. Son datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Conciencia y precios son las razones de este esperanzador descenso. Los hogares españoles desperdiciaron durante el año 2021 un total de 1.245,86 millones de kilos o litros, lo cual representa un 8,6 % menos de lo que se desperdició en 2020.Reza el último informe completo realizado por el Gobierno.
En términos absolutos, esta reducción del desperdicio ha supuesto que se hayan tirado casi 118 millones menos de kilos o litros que durante el año de la pandemia, es decir, el equivalente a 4 semanas y media de desperdicio menos. Acercando estos números a una medida más intuitiva, cada hogar español desperdició, de media, aproximadamente 70 kilos o litros de alimentos y bebidas durante el año 2021, si bien es cierto que no todos los hogares desperdician en la misma proporción. De hecho, en el año 2021 un 26,1 % de los hogares españoles no desperdició ningún alimentos.
La tendencia sigue su curso a la baja. Según la última medición del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el desperdicio alimentario en los hogares entre abril y septiembre de 2022, fue de 586,3 millones de kilos, en seis meses, algo menos de la mitad que en el año 2021. Si la tendencia se mantiene, dejaremos de tirar 178 millones de kilos de alimentos menos que el año anterior. Por otro lado, el desperdicio fuera del hogar en el mismo período de 2022 fue de 10,5 millones de kilolitros.
Conciencia y economía
Antonio cuenta a cope.es, que en su casa, de siempre, han intentado comprar con sentido común para que no sobre comida. Pero “últimamente con la subida astronómica de los precios de la alimentación ahora piensas un poco más, y afinas un poco más, incluso con la comida sobrante haces platos, cambiando el aderezo, como se hacía antes, hemos vuelto a esa costumbre tan sana y tan económica para evitar tirarla. Procuramos tirar lo menos posible”.
La subida del precio de los alimentos es, sin duda, una de las razones de peso que justifican esa reducción del desperdicio en los hogares, a pesar de que no hay estudios científicos que lo ratifiquen.
María González, ingeniera industrial especializada en Ciencias Políticas, Cooperación Internacional al Desarrollo Sostenible y Relaciones de Género en Desarrollo, presidenta de la asociación Enraizando Derechos, está convencida de que “el descenso viene porque está en la agenda social y política, eso ha podido influir en la toma de conciencia, porque el primer paso para reducirlo: hay que conocerlo bien, dimensionarlo y saber donde se está produciendo” .
Pero no descarta en absoluto que la subida de precios “haya tenido que ver. No tenemos evidencia científica de que sea así, de que haya una relación directa, aunque por estudios previos sí vemos que hay una tendencia a desperdiciar menos los productos más caros”.
De hecho, en el informe del Ministerio de Agricultura con datos correspondientes a 2021, se señala que los productos que más veces han acabado en la basura son los lácteos, y los más aprovechados las carnes.
A pesar de esta pequeña caída en el numero de kilos de alimentos que acaban en la basura, “el dato de desperdicio es abrumador-asegura-, seguimos en cifras escandalosas”.
¿Por qué tiramos alimentos?
Tiramos porque no tenemos conciencia del desperdicio. “En nuestras investigaciones-desvela la experta-, cuando medimos en hogares, la primera respuesta de todo el mundo es: 'en mi casa no se desperdicia'. Pero cuando ya participan en el proceso de mediación, el que nos lleva a las cifras finales, se llevan las manos a la cabeza”.
Insiste María González que el primer paso para acabar con un problema es tener conciencia del problema, “y en España hay una gran distancia entre la sensación y la realidad. Además tenemos una vida muy complicada, con jornadas laborales interminables, dedicamos poco tiempo a la compra, almacenamos mal la comida en casa… hay causas estructurales”.
Pero no toda la culpa es nuestra. La responsable de Enraizando Derechos afirma que “hay políticas comerciales que favorecen el desperdicio”. Quién no ha ido a un establecimiento con prisas y ha comprado de más porque los empaquetados no se corresponden con lo que necesitamos.
Entre abril y septiembre del año pasado, el desperdicio fuera del hogar en el mismo período de 2022 fue de 10,5 millones de kilolitros. Los últimos datos de la Oficina Estadística Europea (Eurostat) muestran que alrededor del 10 % de los alimentos que se producen en la UE se pierden por el camino, tanto en la distribución como en los servicios de restauración y en los hogares.
¿Cual es el coste del desperdicio?
En términos económicos tenemos que retrotraernos unos años para encontrar datos. En 2020, la FAO cuantificó en el informe Alimentación sostenible lo que nos cuestan los alimentos que tiramos a la basura: en el mundo tiene un coste de 143 billones de euros al año.
En el caso de Europa, el coste estimado de tirar cada año 88 millones de toneladas de alimentos a la basura se acerca a los 140.000 millones de euros. O lo que es lo mismo, 150 euros por persona al año.
Pero también tiene un coste ambiental importantísimo, “el 10 % de los gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera y, que provocan el cambio climático, se están emitiendo al producir, transportar y distribuir alimentos que acaban en la basura- recuerda María González- es un dato también bastante abrumador”.
E insiste que “no debemos olvidarnos del coste social, tiene impacto en subida precios alimentos, no la de ahora, porque afectas a todos los pilares de la cadena alimentaria, y afecta al hambre de los vulnerables”.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) cada año se tiran a la basura 1.300 millones de toneladas de comida. Es decir, un tercio de los alimentos que producimos acaban en la basura. Mientras, ochocientos cincuenta millones de personas pasan hambre el el mundo. “Es un fenómeno de enormes proporciones y grandísimos impactos”, asegura la experta.
La ley y el objetivo
En el Senado está ya la Ley de Prevención para las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. La próxima semana, el 25 de mayo, finaliza el plazo de presentación de enmiendas y vetos. El texto legislativo aprobado por abrumadora mayoría en el Congreso, responde a uno de los objetivos europeos incluidos en la agenda 2030, el de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos.
“El texto que salió del Congreso -explica la responsable de Enraizando Derechos-, es mucho mejor que el que entró. Marca obligaciones sobre todo para la cadena de producción que pueden ser eficaces.
Lo más importante es la medición con metodologías armonizadas, porque hay bastante baile de cifras, es muy importante medir y orientar, que esos planes de prevención que marca la ley se realicen”.
Pero, ahora mismo, es más un catálogo de propósitos que puede convertir la ley en un trámite para cubrir el expediente”.
Diversas ONGs del ámbito ciudadano está presionando para que se la dote de presupuesto “si no se llegara a reglamentar -afirma la experta-, a dotar de presupuesto en un plazo corto, sí sería un brindis al sol”.