La factura de reducir residuos en España

Las medidas legislativas que entrarán en vigor el próximo año, encarecerán los productos

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La factura de reducir residuos en España

Sefi García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Cada europeo genera de media casi 180 kilos de desechos de embalaje y serán 215 kilos por persona en 2030 si no ponemos freno a esta tendencia. La prohibición de productos como pajitas, platos y cubiertos de plástico de un solo uso entró en vigor hace un año pero ahora se trata de dar un nuevo paso para reducir el uso de envoltorios e impulsar envases reutilizables o recargables hasta lograr en 8 años una reducción de los desechos de casi un 40 por ciento. Las nuevas medidas que entrarán en vigor el próximo año en España, se traducen en más gasto para empresarios y consumidores.

A los 10 céntimos que pagamos por el vaso de por el café que cogemos en el bar de al lado para llevar, sumaremos este año el coste del envase de un solo uso de la comida a domicilio o que compramos en una gran superficie, por ejemplo. Alguna ya está aplicando un descuento de 15 céntimos si te llevas el tupper de casa. También nos encontraremos con el 20% del espacio de los establecimientos de alimentación de más de 400 metros dedicado a productos a granel o con envases reciclables. A esto hay que añadir dos nuevos impuestos a las empresas fabricantes y a las distribuidoras: uno al plástico, de dificilísima aplicación, lo que va a suponer además un incremento en los costes de gestión y otro a la gestión de residuos, este último ya existía pero la nueva ley de Residuos, lo sube. Esto, indefectiblemente, acabará repercutiendo en el precio final del producto, es decir, una parte la pagaremos nosotros al comprar los productos gravados.

Lo que nos va a costar

Nos hemos ido a la asociación de fabricantes y distribuidores ( AECOC) y henos hablado con su gerente de sostenibilidad. Cinta Bosch nos ha contado que las medidas que entran en vigor este año constarán a las empresas que fabrican los envases o distribuyen los productos entres mil quinientos y dos mil millones de euros, de los que seiscientos noventa millones son del impuesto que entra en vigor en dos semanas. El sector ha pedido que se retrase la entrada en vigor de la nueva tasa “por la situación inflacionista. Además seríamos el único país europeo con este tipo de impuesto al plástico. Europa ha impuesto una tasa que cada país tiene que cubrir, pero solo el nuestro ha creado el impuesto, el resto lo cubrirá con dinero sacado de sus arcas. Italia tiene previsto también implementar uno, pero ha retrasado la entrada en vigor. Más allá del impacto económico del impuesto, lo que vemos en nuestras empresas, el 80% Pymes, hay dudas de como aplicarlo, la orden ministerial que lo regule no está aprobada, con lo que no tenemos margen. El impacto para hacer estas adaptaciones pueden ser superiores al importe del propio impuesto”.

El impuesto tienen que recaudarlo el fabricante de plástico o el distribuidor. Hay envases que tienen parte de plástico y parte reciclable, es decir, una parte tributa y otra no, además si el impuesto es de 0,45 euros por kilo de plástico, hay que calcular también el peso del envase... En fin, un infierno burocrático que encarecerá los costes de gestión de estas empresas, la mayoría Pymes.

¿Tendrá el efecto deseado?

El economista Antoni Cunyat concluye que “una parte de ese coste irá al producto final, ¿cuánto? Depende del producto, del embalaje y de las características del mercado. En economía decimos que la carga de un impuesto no recae en quien va a hacienda a pagarlo, depende mucho del poder del mercado”. Cunyat explica que desde el punto de vista teórico, “la idea del impuesto me parece bien: hay un producto que produce una externalidad negativa en forma de contaminación, y lo correcto es poner un impuesto porque si encareces el producto se reducirá el consumo, pero claro creo que tendría que ir a acompañada de otras medidas que fomenten el uso de envases alternativos, que el gobierno, en lugar de embolsárselo, podría destinarlo a incentivar en forma de subvención o de otros mecanismos alternativas. No solo se trata de impuestos, se trata de reducir en uso de envases alternativos, reciclables.

Para el economista el momento tampoco es el adecuado. Los últimos datos de inflación, los del mes de noviembre, señalan que los productos de alimentación han subido un 15%. “Precisamente no es el momento porque es añadir un poquito más de carga, por poquita que sea, no sabemos cuanto, pero lo que está claro es que no contribuirá a bajar los precios.

Cinta Bosch duda de que estas medidas sirva para reducir la cantidad de envases de los que nos deshacemos “creemos-explica- que estas medidas son puramente recaudatorias, porque el consumidor no va a ser consciente de que ese envase lleva asociado ese impuesto. Reducir envases, donde las empresas ya están trabajando, es necesario. Pero hay una responsabilidad compartida, incluido el consumidor.

El sector pide que se “busque la resolución de forma conjunta, el impuesto es un buen ejemplo de que no se puede aplicar tal y como está , hay que buscar una solución realista, y solo se puede encontrar con un diálogo entre la administración y las empresas”.

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