La fantástica historia del niño que pasó de trabajar en un basurero con 6 años a estudiar Derecho

Juan David cuenta a COPE que recogía basura para poder mantener a sus dos hermanos pequeños en Medellín (Colombia)

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Maribel Sánchez Margallo

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Juan David nos habla desde la Universidad Autónoma Latinoamericana, donde estudia Derecho. Ha llovido mucho desde que tenía sólo 6 años y trabajaba en las calles de Medellín, en Colombia. Este joven cuenta en COPE que recogía basura para poder mantener a sus dos hermanos pequeños. Es uno de los más de 158 millones de niños y niñas que trabajan en el mundo y de los que nos acordamos en este Día Mundial contra el Trabajo Infantil.

Fernando, con 3 años, y María, un bebé de apenas un año, esperaban todos los días la llegada a casa de su hermano mayo, Juan David, que con solo 6 años era el encargado de traer comida a casa. Este joven colombiano explica en COPE que comenzó mendigando y pidiendo limosna por la calles de Medellín, pero eso no le proporcionaba el dinero suficiente para mantener a su familia. Fue cuando decidió trabajar como “reciclador”. “Es la palabra que utilizamos en Colombia, nos decía este estudiante universitario, para definir a los niños que trabajamos en los vertederos buscando papel, cartón, plástico, metales o algún objeto que pueda tener un valor económico”.

Juan David cambia su tono de voz y se ponen melancólico cuando le preguntamos por sus padres. Él es hijo del primer marido de su madre, que desapareció a los pocos meses de nacer, y sus hermanos tienen otro padre. “Mi madre aparecía poco por la casa, era muy dejada”, son las excusas que busca David para explicarnos que vivían solos y que era él quien buscaba ropa por la calle para vestir a sus hermanos. “El problema surgía cuando se ponían enfermos y necesitábamos más dinero para comprar medicinas. Todo eso ha pasado ya, añadía con orgullo, y ahora mis hermanos y yo seguimos estudiando”.

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Antes de que fuera captado por las mafias de la droga, la explotación sexual, los combos o se convirtiera en niño soldado, como tuvieron que hacer muchos de sus amigos, Juan David nos cuenta en COPE que “fui localizado en 2.007 por Juan Carlos Reigota, el coordinador de Derecho a Soñar, que nos llevó a estudiar a la Ciudad Don Bosco, de los Salesianos. Nos dieron total libertad para quedarnos o salir cuantas veces quisiéramos de la Ciudad y fue la mejor solución para rehacer nuestras vidas”.

James Alexander Areiza es el responsable del Proyecto de Protección de la Infancia de la ONG Ciudad Don Bosco y explicaba en COPE que “llevan 54 años trabajando con la población más vulnerable de la ciudad de Medellín, el departamento de Antioquia y de otros muchos puntos en Colombia”. “Somos salesianos y laicos comprometidos que hacemos un trabajo de formación humana, académica y profesional”. Areiza concretaba también que procuran “sacar a esos chicos de la calle, de la droga, la explotación sexual y de la guerra. Muchos son niños soldados y siguen amenazados por las bandas criminales.”

Juan David estudió el Bachiller en la Ciudad Don Bosco y luego hizo un curso de Formación en Automotriz. Consiguió trabajo y, un año después, decidió que “podía seguir estudiando, porque tengo mucho que dar a los niños de la calle en Medellín”, nos contaba para aclarar los motivos por los que este año ha comenzado la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma Latinoamericana.

Hace poco me encontré con miss compañeros de la infancia, con contaba David, y me sorprendió ver como muchos de ellos están metidos en la droga. Se sorprendieron, incluso, cuando me vieron porque pensaban que había muerto, como les ha ocurrido a muchos de ellos”. “Se asombraron, añade, cuando les expliqué que mi vida había cambiado y que, incluso estaba estudiando en la Universidad”. Juan David se mostraba convencido en COPE de los que será su futuro: “Quiero que, a partir de ahora, mi trabajo se centre en ayudar a esos niños y jóvenes que se enfrentan a un tipo de vida del que es muy difícil salir”.

Por eso, en la ONG Ciudad Don Bosco, insistía James Areiza, centran su trabajo en “fomentar el papel de las familias para que esos niños puedan seguir estudiando hasta que tengan edad y los conocimientos suficientes para elegir”.

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