CORONAVIRUS DEMOGRAFÍA

Las provincias más envejecidas tendrán el doble de mortalidad, según estudio

Las provincias más envejecidas de España tendrán el doble de mortalidad por cien mil habitantes que las más jóvenes, según un estudio del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).,El estudio, que publica este martes la revista 'Perspectivas Demográficas', pone de relieve que la edad de las personas y la estructura de los hogares condiciona la diferente vulnerabilidad que están registrando las provincias españolas frente a la pe

Agencia EFE

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Las provincias más envejecidas de España tendrán el doble de mortalidad por cien mil habitantes que las más jóvenes, según un estudio del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

El estudio, que publica este martes la revista 'Perspectivas Demográficas', pone de relieve que la edad de las personas y la estructura de los hogares condiciona la diferente vulnerabilidad que están registrando las provincias españolas frente a la pendemia de coronavirus.

El estudio prevé que más del 80% de las personas que morirán por la epidemia en España tendrán más de 65 años y especifica que el diferente grado de mortalidad por provincias viene dado por la mayor o menor proporción de personas jóvenes y mayores y por las pautas de corresidencia de éstas.

Por su estructura de población, las provincias más envejecidas de España (Zamora, Lugo, Ourense, Salamanca) tendrán el doble de mortalidad por 100.000 habitantes que las más jóvenes (Ceuta y Melilla, Almería, Las Palmas), mientras que Madrid y Barcelona presentarán valores similares, según el estudio.

Uno de las principales hallazgos de esta investigación es que, aunque sólo el 14 % de la población menor de 65 años reside con población anciana, ésta podría inducir más de la mitad de los contagios dentro del hogar, lo que, según los demógrafos, debería tenerse en cuenta a la hora de extremar las precauciones en el hogar y en la gradación del desconfinamiento.

Los autores del estudio son Albert Esteve, Iñaki Permanyer Diederik Boertien, que han examinado cómo la estructura demográfica -la mayor o menor proporción de personas jóvenes y mayores- y las pautas de corresidencia de la población -el tamaño y estructura por edad de los hogares- condicionan la vulnerabilidad de las provincias españolas frente a la COVID-19.

Según los autores, estos dos factores son "determinantes" para entender la mortalidad diferencial que se da entre provincias ante un mismo porcentaje de personas contagiadas.

Para cuantificar y comparar esta vulnerabilidad, los investigadores han simulado la mortalidad por 100.000 habitantes si el 10% de la población que vive en hogares privados estuviera infectada por el virus, para lo cual han utilizado los datos del Padrón de Habitantes.

El estudio cuantifica la mortalidad que podría darse como resultado de contagios ocurridos dentro del hogar y concluye que, en todas las provincias, los contagios dentro del hogar podrían llegar a generar más muertos que los contagios fuera de ellos si todas las personas del hogar se contagiaran.

También en este caso, más del 75% de las personas muertas serían mayores de 65 años.

Según el trabajo, la población de más edad sería la más vulnerable a los contagios dentro de hogar, pero dos terceras partes de estas infecciones estarían inducidas por personas menores de 65 años.

En el caso de Ceuta y Melilla, por ejemplo, el 80% de las muertes por contagios dentro del hogar estarían inducidas por personas por debajo de los 65 años, mientras que en Zamora este porcentaje sería del 50%.

Para el conjunto de España y las provincias de Madrid y Barcelona, ??este porcentaje rondaría el 65%.

Según los demógrafos, la población joven y en edad activa "tiene pocas probabilidades de morir por la pandemia, pero juega un papel muy importante como correa de transmisión dentro de los hogares".

Los investigadores argumentan que a la hora de tomar medidas para mitigar los efectos adversos de la COVID-19, epidemiólogos y políticos "deberían tener en cuenta cómo la estructura por edades y los patrones de corresidencia condicionan la vulnerabilidad de las poblaciones ante la enfermedad".

"Más allá de la edad, las estrategias de desconfinamiento y los modelos epidemiológicos deberían incorporar con más intensidad datos demográficos y de hogares para evitar, especialmente, la transmisión de la enfermedad a personas mayores. Aspectos como la densidad fuera y dentro de los hogares deberían ser estudiados también", concluye el estudio.

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