Las pupilas de los ojos guardan las experiencias traumáticas sufridas en nuestra vida

Si los ojos de un psicópata no reaccionan a imágenes aterradoras, los de cualquier otra persona revelan si a lo largo de su vida ha sufrido una experiencia impactante

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Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

¿Son los ojos el espejo del alma? Si no lo son, al menos, dejan entrever retazos de nuestro interior, nuestras emociones, alegrías, tristezas, nuestros peores miedos y temores,... Ahora, incluso, con las mascarillas hablamos más que por la boca, que no se ve, con nuestra mirada.

Y esos ojos dicen más de lo que creemos. No nos dejan ni decir mentiras "piadosas" -si es que engañar aunque sea para no hacer daño, es compasivo-.

Nuestros ojos reflejan alegrías, penas, temores...

Como la ciencia no para, un grupo de investigadores galeses han descubierto que las pupilas pueden revelar si hemos sufrido experiencias traumáticas en nuestra vida.

El pelo plateado por las canas, los surcos que recorren el rostro que hacen imborrables los años vividos, las arrugas de las manos, las cicatrices salteadas por el cuerpo, componen la sinfonía de nuestra vida. Hablan de nosotros, nos trasladan a tiempos pasados. Ahora, también podemos recordar algunas vivencias, sobre todo aquellas que nos han marcado de manera negativa, por los ojos.

Las experiencias traumáticas dejan huella en los ojos

Académicos de la Universidad de Cardiff en Gales acaban de publicar en la revista científica 'Biological Psychology' la investigación, dirigida por la doctora Aimee McKinnon en la que demuestran que personas que han sufrido trastorno de estrés postraumático (TEPT) -como cuando una persona es víctima de un grave accidente automovilístico o vive un episodio aterrador por un abuso sexual-, pueden quedar con una mayor sensibilidad, o hiperactivación, a los acontecimientos cotidianos y una incapacidad para desconectarse y relajarse.

El rastro de estos eventos traumáticos aparecen en los ojos de los pacientes que han sufrido de TEPT, como han demostrado los científicos galeses, al medir la pupila del ojo mientras se les mostraban imágenes amenazantes como animales peligrosos o armas, así como otras imágenes que mostraban eventos neutrales, o incluso imágenes agradables.

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La respuesta de las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) fue diferente a la de otras personas, que aun habiendo sufrido una experiencia con una alta descarga emocional negativa, no tenían TEPT. Al principio, la pupila no mostraba la constricción aguda normal causada por los cambios en el nivel de luz, pero luego sus pupilas crecieron aún más a los estímulos emocionales que para los otros participantes.

Preparados ante situaciones de amenaza y miedo

El estudio ha permitido demostrar también, que los pacientes con TEPT no solo muestran una respuesta exagerada a los estímulos amenazantes, sino también respoden de forma diferente a los estímulos que representaban imágenes "positivas", como escenas deportivas emocionantes.

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"Esto demuestra que la hiperrespuesta del paciente es a cualquier estímulo excitante, y no sólo amenazante. Esto puede permitirnos utilizar estas imágenes positivas en la terapia, en lugar de confiar en las imágenes negativas, que pueden ser bastante molestas y por lo tanto hacer la terapia más aceptable y soportable. Esta idea ahora necesita ser probada empíricamente antes de ponerla en práctica clínica", asegura la psicóloga Nicola Gray de la Universidad de Swansea y coautora de la investigación.

Añade la doctora Aimee McKinnon que "estos hallazgos nos permiten entender que las personas con TEPT están automáticamente preparadas para respuestas de amenaza y miedo en cualquier contexto emocional incierto, y considerar la carga que esto debe ser para ellos en la vida diaria. También sugiere que es importante que reconozcamos que, en la terapia, no son sólo los estímulos basados en el miedo los que necesitan ser reevaluados deliberadamente".

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No es la primera vez que este equipo de investigadores de las Universidades de Cardiff y Swansea realizan importantes descubrimientos. En un estudio anterior, ya demostraron que los ojos de los psicópatas evidencian un déficit emocional común a este tipo de delincuentes.

Ese deficit emocional queda patente, precisamente en la pupilas de sus ojos, que no sufren ninguna transformación cuando se les muestran imágenes desagradables como cuerpos mutilados.

“Se sabe desde hace mucho tiempo que la pupila es un indicador de la excitación de una persona. Los jugadores profesionales de cartas han aprendido a mirar cuidadosamente a los ojos de sus oponentes para evaluar si tienen una gran mano; y muchos vendedores astutos saben que deben subir el precio de sus productos si los ojos del cliente revelan entusiasmo por los mismos. Asimismo, la pupila suele dilatarse cuando una imagen nos impacta o asusta. El hecho de que esta respuesta fisiológica normal a la amenaza se reduzca en los delincuentes psicopáticos nos proporciona un marcador físico obvio para esta condición " concluía el estudio.

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