Los niños españoles interactúan más con las pantallas que con los amigos: 3 de cada 10 hacen ejercicio físico

Salir al parque, correr y jugar con otros niños de su edad, una práctica de nuestra juventud que cada vez hacen menos nuestros pequeños

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Ana Palacios explica los delicados datos que explican la situación de los jóvenes españoles y el ejercicio

Ana Palacios

Publicado el - Actualizado

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Salir al parque, correr y jugar con otros niños de su edad, una práctica de nuestra juventud que cada vez hacen menos nuestros pequeños. Según datos de la Fundación Gasol, en 2022 los menores españoles han pasado de media más de 3 horas diarias frente a una pantalla. Es tiempo que se roba a la actividad física. Y las consecuencias ya son palpables, España se sitúa como el tercer país europeo con mayor sobrepeso infantil y el cuarto en obesidad, según la OMS.

Los niños se mueven cada vez menos

Los menores españoles hacen de media tan solo 47 minutos de actividad física diaria, los adolescentes algo menos que los más pequeños. Son datos de la Asociación de española de Pediatría. Y la cifra va a menos, ha caído un 5,4 por ciento desde 2019 lo que implica que los niños y adolescentes españoles hacen ahora 23 minutos su actividad física diaria que hace 5 años. De hecho, el 70,56 por ciento de la población de 8 a 16 años en España no cumple con la recomendación de la OMS que aconseja 1 hora de actividad física al día en niños y adolescentes.

Por el contrario, los jóvenes pasan cada vez más tiempo ante una pantalla: de lunes a viernes, los niños y adolescentes le dedican 198,9 minutos, es decir, más de tres horas; mientras que los fines de semana el consumo se dispara hasta los 294,1 minutos, casi cinco horas. En este caso, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la de no invertir más de 120 minutos al día delante de las pantallas. Y en ambos casos, se supera.

Afecta a su salud física y mental

Para crecer sanos, los niños tienen que pasar menos tiempo sentados y jugar más. Nuestros niños se mueven poco y esto tiene sus consecuencias. España se sitúa como el tercer país europeo con mayor sobrepeso infantil y el cuarto en obesidad, según la OMS. La actividad física es uno de los cuatro pilares, junto con la alimentación, el sueño y el bienestar emocional, que la evidencia científica ha demostrado ser indispensable para seguir un estilo de vida saludable. Estos cuatro aspectos desempeñan un rol fundamental para prevenir la obesidad y el sobrepeso infantil, una pandemia silenciosa que afecta a uno de cada tres niños y niñas en España. El 33,4 por ciento de la población menor de 18 años tiene exceso de peso.

En los niños y adolescentes, la actividad física mejora:

El estado físico, cardiorrespiratorio y muscular.

La salud cardiometabólica, es decir la tensión arterial, dislipidemia (las proteínas en sangre), hiperglucemia (glucosa en sangre) y resistencia a la insulina.

La salud ósea, será más fuerte y resistente.

Los resultados cognitivos, su rendimiento académico.

Julio Álvarez es jefe clínico de la Unidad contra la Obesidad del Servicio de Pediatría del Hospital General de Valencia e investigador de Ciberobn, y asegura a COPE que todo son beneficios: “no desarrollan exceso de peso y evitan cualquier enfermedad, no solo cardiovascular también respiratorias”.

Además del aspecto físico, el hecho de que los niños de la actualidad pasen menos tiempo jugando, especialmente jugando al aire libre, se asocia con un aumento de trastornos en la salud mental de los niños y adolescentes y mayores índices de ansiedad y depresión. Cada vez hay más menores que dicen sentirse tristes o infelices.

Una situación cotidiana en las consultas según explica a COPE Álvarez es que el padre pregunte si debe sacar a su hijo del fútbol porque está sacando malas notas: “esto es malísimo, para la salud mental de los niños y su rendimiento. La actividad física mejora su capacidad de concentración, memoria y capacidad relacionar conceptos. Los alumnos involucrados en actividades deportivas, sacan, por lo general, mejores notas que los que no lo están”.

Y es que la actividad física favorece que se desarrollen conexiones entre las neuronas y que mejore el flujo sanguíneo del cerebro. Por eso, es más normal que un niño que realiza actividad física de forma regular tenga mejores capacidades para el desarrollo intelectual. Por supuesto, también tiene beneficios contra el estrés y la ansiedad. Mejorar nuestro humor y disminuye el riesgo de depresión.

¡Hay que volver a jugar!

Antes la diversión estaba ligada directamente al encuentro con los amigos a la calle o al parque, donde compartían momentos a través de juegos, al aire libre. Pero los niños de ahora han nacido en otra época, en la que las tecnologías y las redes sociales están más presentes. No podemos negar que existen, pero sí tratar de incentivarlos para que mejoren sus habilidades sociales y no se aíslen en su propio mundo.

El uso intensivo de las pantallas en tiempo de ocio es el gran reto al que se enfrentan pediatras y padres: “las pantallas no son malas, el problema es su mal uso y las consecuencias negativas se han ido viendo a lo largo del tiempo”. De hecho, se puede hacer un buen uso, hay algunos juegos que están dirigidos a promover el movimiento, y puedes hacer yoga, zumba, e incluso jugar el tenis. Sin embargo, los pediatras siguen abogando por las actividades al aire libre.

Tenemos que empezar a cambiar los tiempos que pasan los niños dedicados a actividades sedentarias por juegos más activos. Según la OMS hay unas recomendaciones por edades que podemos seguir:

Si tu hijo tiene menos de un año, hay que tratar de que al menos pase 30 minutos al día boca abajo en el suelo mientras está despierto, esto les motiva a moverse e interactuar. Además, no deben permanecer sujetos en carritos o tronas más de una hora seguida. Por supuesto, las pantallas sobran absolutamente.

Entre el primer año y los dos años, los niños tienen que estar, según la OMS, al menos 180 minutos realizando cualquier actividad física. Tampoco pueden pasar más de una hora sujetos ni permanecer sentados durante largo tiempo. En cuanto al tema pantallas, lo ideal es que no sobrepase la hora.

A partir de los 3 años, deben realizar 180 minutos de actividad física, de las que al menos una hora debe ser de intensidad moderada o elevada. Frente a las pantallas siempre menos de una hora.

El problema, según Álvarez, es que cuanto más consumimos esos contenidos de las pantallas, más necesidad tenemos, se crea una adicción a las pantallas: “lo que provoca un incremento del trastorno de déficit de atención, afecta a conexiones neuronales, y a corto y medio plazo provoca dificultades de conocimiento y fracaso escolar”.

Los padres debemos ser un ejemplo para los menores. Si no quieres que tu hijo saque el móvil en una comida, tú tampoco debes hacerlo. Si les pedimos que no lo usen en las horas previas a dormir, nosotros tampoco debemos meter el móvil en el cuarto: “desde luego la pantalla no es una guardería, y cuando se usa para que nos dejen tranquilos, el problema lo tenemos los padres”, asegura Álvarez.

Las adolescentes se mueven menos

Siete de cada diez niñas, es decir, el 70 por ciento de las menores de entre 8 y 16 años en España, no cumplen con la recomendación de práctica diaria de actividad física de la Organización Mundial de la Salud: un mínimo de 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa cada día para este rango de edad. Frente a los niños, donde esa recomendación no la cumplen el 56 por ciento, seis de cada diez.

Las niñas tienen más miedo a ser juzgadas por cómo realizan algunas actividades físicas, o por su aspecto, es decir, sí sudan o la ropa no les queda bien. A esto se suma que muchas adolescentes se sienten incómodas con su cuerpo durante la pubertad, y prefieren no realizar actividades que conlleven cambiarse en vestuarios o mostrar sus cuerpos. Álvarez cree que: “para los varones normalmente es más fácil involucrarse en prácticas deportivas, son más proclives a realizar deportes de equipo y grupo. Las niñas lo hacen en menos medida, prefieren actividades más sedentarias”. Este poco movimiento provoca que las mujeres tengan una peor percepción de su condición física, lo que les repercute en sus oportunidades de desarrollo.

¿Qué actividad es la más recomendada?

Hay que estudiar cada caso, porque cada niño es un mundo. En la consulta de Álvarez lo estudian de forma individualizada y tienen en cuenta varios factores: “la condición física del niño es fundamental, a un menor con obesidad no le puedes mandar hacer atletismo porque no lo va a cumplir. Además, debe ser una actividad física gradual, y poco a poco ir incrementándolo”. Por supuesto, se tiene en cuenta la capacidad económica de la familia: “está genial mandar a un gimnasio a un niño, pero si los padres no pueden pagar la cuota, no tiene sentido”.

Los padres tienen un papel fundamental en que sus hijos sean activos, deben fomentarlo y estar pendientes: “si la familia lo que puede permitirse es bajar al parque a que sus hijos jueguen con otros niños, es fantástico. Pero que sea para moverse, no para juntarse con otros niños, para ver una pantalla. Los padres tienen que animar al niño a que se mueva”.

Otras alternativas también económicas que nos plantea Álvarez: “salir a andar, pero atentos a la marcha, hay que darle intensidad, tiene que ser marcha rápida. Un paseo mirando tiendas es mejor que quedarse en casa, pero no es la actividad que se recomienda para mejorar la salud de los menores”.

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