La sequía provoca una caída histórica en la producción de aceite de oliva: “Reducciones dramáticas”
Juan Manuel Molina, consejero delegado de Aceites Manuel Molina, explica que el campo andaluz producirá alrededor de la mitad de lo que hizo el ejercicio anterior
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España implora agua. El país ha registrado un cuarto menos de precipitaciones en el último año respecto al pasado ejercicio de acuerdo con datos de la AEMET. Una debacle meteorológica que ha impactado sobre los embalses, que ahora mismo está por debajo del 32% de su capacidad. Pero esta consecuencia no es la única.
La producción de aceitunas para aceite de oliva se va a situar este año en unas cifras no vista en mucho tiempo. Andalucía, la principal región en la que se produce este fruto, generará este año un 50% menos de aceituna que el ejercicio pasado. En palabras de Juan Manuel Molina, consejero delegado de Aceites Manuel Molina, lo valora como “unas reducciones dramáticas”. A nivel nacional, las cifras son similares. Molina ha contado que mientras que en España, se espera para este año unos datos similares, en los que sea una “cosecha tremendamente corta, como la mitad”. Los datos que estima que puede alcanzar la producción de aceite en España bajarán de los 1.500 millones de kilos a los 750 millones.
La cuenca hidrográfica del Guadalquivir, en la que se encuentra la mayoría del olivar español, es la que presenta las peores cifras de todo el país, está por debajo del 19% de su capacidad. No hay agua para alimentar el campo andaluz. Molina cree que la sequía es el “principal factor” que ha afectado a la baja producción que se espera este año. “Nos viene castigando los últimos años y que se ha hecho más acuciante el último año”, explica el almazarero. Este es, según Molina, el único factor diferencial: “No se puede achacar a otras circunstancias”.
Y esto no es un tema baladí. Los consumidores sufrirán la carestía de este fruto en los precios: “Ya está notando una subida permanente desde hace meses en los aceites de oliva”, explica Molina. Pero no solo en esa grasa, también crece el coste en los aceites de orujo. “Mientras persista la situación las malas cosechas, los precios van a ser caros”, avanza. Pero no solo habrá que esperar a que se estabilice la meteorología, sino que también dependerá de “la inflación y los costes de la energía”. Por ello, el empresario cordobés prevé que el producto “se encarezca de una manera brutal”.
No solo afecta al aceite de oliva, sino que también tiene su repercusión sobre la oliva para mesa. La interprofesional Interaceituna ha calculado que la producción de esta se ha reducido un tercio respecto al año anterior. Esto significa que podría no haber suficiente oferta para toda la demanda que se puede generar en la próxima campaña.
Y las perspectivas para el próximo año no son mejores: “Son francamente dramáticas”, cuenta Molina. “Nos podemos esperar cualquier cosa”, reconoce el empresario, “pero una buena campaña de lluvias en invierno puede hacer que esto cambie”. “Tenemos todavía una esperanza que el ciclo de sequía acabe aquí o sea menor”, aclara Molina. El futuro de muchas familias, no solo de Andalucía, sino de gran parte de España, está en las nubes.