La tasa de paro de jóvenes sin estudios duplica a la de universitarios: así es el perfil del abandono escolar
En COPE abordamos fórmulas para evitar que los más jóvenes terminen dejando la educación obligatoria con expertos y personas que lo sufren
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La tasa de paro de los jóvenes sin estudios duplica la de los universitarios. El abandono escolar aumentó por primera vez en 14 años en 2022 en España, según datos recogidos por el Ministerio de Educación. Quienes más abandonan de forma temprana la escuela son los jóvenes varones con pocos recursos.
Hoy en España el 13,9 por ciento de los estudiantes no continúan con los estudios más allá de la Educación Secundaria (ESO) obligatoria. Es un 0,6 por ciento más que en 2021, pero son los segundos mejores datos desde que se elabora este tipo de registro.
Perfil del abandono escolar
El perfil de un joven que abandona sus estudios de forma temprana es el de un varón joven de familia con recursos bajos o de origen inmigrante. Según Nacho Sequeira, portavoz de la Fundación Exit. "En estos casos se dobla la tasa de abandono escolar temprano", llegando a afectar a 3 de cada 10 chavales que tienen entre 18 y 24 años y que no han continuado formándose más allá de la etapa obligatoria, la ESO.
El abandono afecta al 16,5 por cierto a los hombres y al 11 por ciento a las mujeres. Pero en el último año se ha producido un cambio, se ha reducido el número de hombres que abandonan sus estudios, mientras que ha subido el número de mujeres. Para Sequeira: "seguramente se deba a que, tras la pandemia, con la contratación en muchas empresas de perfiles poco cualificados, las familias hayan sacrificado los estudios de sus hijas. Todavía hay muchos paradigmas culturales que no han cambiado".
¿Qué lleva a un joven a abandonar sus estudios?
Las causas suelen ser un problema del propio sistema educativo, es decir, cuanto mejor funcionan las escuelas, más capacidad tienen para mantener a los jóvenes en las aulas. Un aprendizaje basado en la repetición y poco práctico, aburre y desmotiva a los jóvenes. El otro factor es externo, depende de la capacidad que tengan las empresas para contratar a jóvenes de baja cualificación. Una capacidad que con el fin de la pandemia se ha visto incrementada y ha hecho que haya una mayor demanda de trabajadores poco formados o poco cualificados. Esto proporciona una excusa a estos chicos para abandonar los estudios, porque obtienen un salario en edad temprana.
Con la pandemia las empresas cortaron la contratación, pero una vez vuelta a la normalidad, algunos sectores que han conseguido repuntar, han decidido contratar a gente de baja cualificación. Y de ahí, que, tras 14 años a la baja, veamos ahora un nuevo repunte en los datos.
Sebastián: "Ojalá pudiera volver atrás"
Tiene 27 años y vive en Barcelona con sus padres. Sebastián fue al colegio hasta la ESO, la parte obligatoria. Ya en secundaria se metía en líos y se juntaba con compañías poco favorables, que no le ayudaron a mantenerse firme en sus estudios. A esto se le suma una muy poca motivación por parte de sus profesores: "El estudio no me gustaba nada. Me lo pasaba mejor metiéndome en líos que estudiando o yendo clase".
Sebastián contó con la ayuda de sus padres, que siempre trataron de darle lo mejor: "Pero se cansaron, me sacaron del instituto y me pusieron a trabajar". A los 17 años comienza a trabajar, en todo lo que le contrataran sin estudios ni experiencia: carpintero, repartidor: "Yo mientras tuviera mi sueldo estaba contento. Para mi edad me parecía suficiente, vivía con mis padres". Trabajos con sueldos de 800 euros y 40 horas semanales.
Para un chico de apenas 20 años, ese sueldo parecía ser suficiente, pero Sebastián un día se dio cuenta que nunca iba mejorar, los trabajos eran todos temporales. Decide retomar los estudios: "Encontré algo que me gusta, los coches. Y estoy estudiando para dedicarme a ello".
En estos momentos tiene un contrato de formación por un año, tras el que le harán una prueba y si la pasa le ofrecen un trabajo con contrato fijo; y con un salario digno. No le va nada mal, pero Sebastián lo tiene claro: "Los coches me encantan, pero si pudiera volver a atrás no habría dejado los estudios. He perdido el tiempo". Pide a los jóvenes que no hagan lo mismo que él: "Nunca dejéis de estudiar. Y si lo has hecho, intenta retomarlo. No se puede volver atrás".
Cómo evitar el abandono escolar
Según Nacho Sequeira, portavoz de Exit, es fundamental trabajar en una buena orientación hacía estos jóvenes. Hay que mostrarles las opciones de estudio que existen. Que conozcan bien las materias y las salidas: “muchos chicos que comienzan una Formación Profesional, ven que eso no es lo que se habían imaginado, y lo abandonan”. Tienen que sentir motivación y encontrar su pasión.
Además, sería fundamental poner en marcha programas de formación obligatoria que estén más ligados a la realidad laboral. Eso unido a programas a medida para jóvenes más vulnerables. Modelos en los que se pueda alternar la formación, junto a unas prácticas remuneradas en empresas. "Supondría una ayuda a los chicos más vulnerables que requieren de ingresos para mantener sus estudios. El problema es que esta formación dual está poco extendida en España, sólo el 4 por ciento" señala Sequeira.
La figura de los padres también es fundamental para evitar el abandono escolar. Según un informe de la Unión Europea, en las familias donde los padres sólo tienen la Educación Primaria, el abandono es del 26 por ciento. Cuando los padres tienen todos los estudios, el abandono es tan sólo del 2 por ciento. Nacho Sequeira cree que los datos son claros: "Los referentes son fundamentales para motivarnos, es donde nos vemos reflejados".
Datos de empleo en función de la formación
Según datos del Instituto nacional de Estadística, en la empleabilidad influyen varios factores, pero fundamentalmente está el factor del sexo y de la educación.
El último informe de CaixaBank Dualiza centrado en 2021, señala que, entre los jóvenes con estudios sólo obligatorios, la tasa de paro llega hasta el 37,5 por ciento. En el caso de tener el bachillerato, la tasa se reduce al 27,8 por ciento. Entre los jóvenes que tienen una FP, sigue bajando hasta el 22,8 por ciento. Mientras, que los que tienen estudios universitarios es del 16,1 por ciento. Entre los primeros y los últimos hay casi el doble de diferencia.
Si lo analizamos por sexos, la tasa de empleo de los hombres que sólo tienen una educación obligaría es del 69 por ciento. Sin embargo, para aquellos que han continuado con sus estudios, la tasa llega hasta casi el 83 por ciento. Son 26 puntos más.
En el caso de las mujeres, sólo el 57 por ciento de las que tienen la ESO logran un trabajo. Mientras que las mujeres que continúan con sus estudios tienen una tasa de empleo del 77 por ciento.