Uno de cada dos usuarios de gimnasios se ha dado de baja desde marzo
El resultado son unos aforos muy inferiores a los que había antes de la crisis sanitaria
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Entre el 40 y el 50 por ciento de las personas que antes de la pandemia estaban apuntadas a un gimnasio se han dado de baja desde el pasado marzo y hasta septiembre. Son estimaciones de la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas que hablan de “tormenta perfecta” ya que al efecto COVID19 se ha unido el impacto del verano en el que tradicionalmente muchas personas se dan de baja y también el del teletrabajo y el éxodo de las grandes ciudades.
El resultado son unos aforos muy inferiores a los que había antes de la crisis sanitaria algo que ha notado Carla de 38 años. Explica a COPE que “desde que desde que se reabrieron los gimnasios voy más incluso que antes, no voy a las clases colectivas, pero si hago pesas y máquinas y voy por la mañana. Hay poquísimas personas y lógicamente uso mi mascarilla y desinfecto cada uno de los aparatos que uso”.
Cipriano, en cambio, no quiere ni oír hablar de meterse en un centro deportivo. Su mujer, nos cuenta, quiere que vaya a nadar, pero si ya antes dudaba “ahora con el COVID-19 ni me lo planteo”.
A las puertas de uno de los centros municipales del centro de Madrid encontramos a Susana de 70 años. Ella sí quiere volver a sus antiguas clases de pilates y natación, pero el parón ha sido largo explica y por distintos motivos.
“Primero porque estábamos confinados, luego no funcionaban los polideportivos y luego me contagié y hasta que se me ha pasado el COVID y me he recuperado del todo no he podido venir para inscribirme” explica.
Pero a las puertas de un gimnasio privado también en la capital la cola en ventanilla es más bien para darse de baja por el miedo a un posible contagio o para preguntar sobre las medidas de seguridad instauradas.
Tanto quienes trabajan en el sector como los médicos consultados por COPE admiten que el riesgo cero no existe, pero aseguran que los gimnasios y centro deportivos no han registrado brotes importantes desde su reapertura.
La normativa vigente y su propio interés en que no les obliguen a cerrar hacen que las medidas y protocolos implantados sean férreos para evitar o limitar al máximo la posibilidad de un contagio. Quienes han vuelto al gimnasio como Carla han podido comprobar cómo, en efecto, es obligatorio llevar mascarilla en todo momento y mantener la distancia social. Además, muchos centros deportivos han instalado mamparas y todos han reforzado las medidas de higiene y de ventilación.
Pero por mucho despliegue que haga cada centro, está claro que a mayor número de contactos mayor es también el riesgo de dar positivo y por ello ir o no ir al gimnasio debe ser ante todo una decisión personal en función de la situación de cada persona y de su entorno.
En lo que si insisten los sanitarios es en la necesidad de hacer deporte ya sea utilizando estas instalaciones, en el parque o en nuestra casa. Sea donde sea subrayan estar activos es clave si queremos tener una buena salud física y mental.