¿Por qué bostezamos?

Las personas bostezamos cuando estamos cansadas, eso está claro, pero también cuando nos despertamos de una buena noche de sueño. Además, está comprobado que bostezamos cuando nos aburrimos, pero también cuando sentimos ansia, cuando tenemos hambre o cuando nos disponemos a comenzar una nueva actividad. Y, para colmo, el bostezo es contagioso.

Hay muchas posibles causas para el bostezo. Algunas personas que hacen paracaidismo cuentan que bostezan antes de saltar del avión y a algunos policías les sale justo antes de una situación comprometida.

Hace décadas la principal teoría para explicar el origen del bostezo sostenía que era un mecanismo que el cuerpo utiliza para hacerse con una gran cantidad de aire y así incrementar los niveles de oxígeno en sangre. No obstante, la hipótesis fue descartada después de una serie de experimentos realizados en 1987.

La teoría que ahora parece gozar de mayor prestigio es la de que el bostezo tiene el propósito de regular la temperatura del cerebro. Un estudio de la revista ‘Physiology & Behavior’, publicado en 2014, señalaba que durante el invierno los seres humanos bostezamos menos. Esto se debe a que el bostezo sería un mecanismo para refrescar el cerebro, algo que es menos necesario durante esa época del año.

Y es que, cuando nos sentimos cansados o somnolientos, nuestra temperatura corporal tiende a incrementarse. El bostezo sería, en este caso, una herramienta para provocar tensión y capacidad de alerta en el organismo.

Visto de esta forma el bostezo sería un mecanismo para combatir el sueño. No obstante, dormir produce una bajada de temperatura en el cuerpo, por lo que el bostezo, especulan los expertos, también podría contribuir precisamente a lo contrario, es decir, a facilitar la transición entre la vigilia y el sueño.

Como se ve son más las dudas que las certezas en lo que se refiere a la función del bostezo. Por eso, al menos hasta el momento, los científicos solo han sido capaces de especular. Con los datos de que disponemos hoy en día, lo único seguro es que la razón fisiológica del bostezo continúa siendo un misterio.