¿Por qué cada persona tiene una huella dactilar distinta?

Tienen un papel cada vez más determinante en la vida cotidiana, desde ayudar a resolver crímenes a servirnos para desbloquear el móvil

Huella dactilar

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Las tenemos desde que nacemos y las vamos imprimiendo involuntariamente por todas partes. Probablemente con el auge de las series policiacas la población se hizo más consciente de las peculiaridades que esconden las huellas dactilares, que sirven para identificarnos, y su importancia creciente en la sociedad.

Las huellas dactilares no solo juegan un rol relevante en las investigaciones de ciertos delitos, sino que su papel en la vida cotidiana va cogiendo envergaura. Entre las múltiples opciones que nos ofrece el teléfono móvil para desbloquearlo, una de las más usadas es la huella dactilar, un rasgo individual que sirve para evitar que otras personas puedan hacer uso del dispositivo a pesar de la existencia de ciertos métodos para engañarle. Asimismo su uso es cada vez más frecuente para facilitar el acceso a zonas restringidas de edificios a ciertas personas.

Sin embargo, la pregunta que nos puede asaltar es: ¿por qué cada persona tiene una huella digital distinta? Nos lo explica Yolanda Giménez Molina, bióloga y doctora en neurobiología: “La huella viene definida por un componente genético y otro físico, basado este último en el resultado de pliegues generados por acción de campos de fuerza elástica, no lineales, que se producen en la capa basal de células que existe entre la dermis y la epidermis durante el desarrollo gestacional”. Eso implica que nuestras huellas queden definidas antes de que nazcamos.

¿Los gemelos tienen huellas dactilares idénticas?

Habrá quien se pregunte qué ocurre en el caso de los gemelos. Teniendo en cuenta que cada individuo es “único genéticamente”, Giménez-Molina nos lo aclara: “En aquellos que por su naturaleza embrionaria proceden de un mismo óvulo fecundado y comparten genética no tienen por qué coincidir los fenómenos físicos en el plegamiento de la capa basal”. Sí es cierto, no obstante, que “tienen más probabilidades de que sus huellas se parezcan”, pero no necesariamente tendrán siempre el mismo grado de similitud, ni llegarán a ser iguales. Así pues, “cada individuo tiene su huella propia y esta es distinta a la de otros”, lo que se conoce como unicidad dactilar.

Como se ha comentado, la huella está parcialmente decidida por la genética, es decir, “está determinada por el contenido genético del individuo, como todos los rasgos y caracteres que nos definen a cada uno”, del mismo modo que ocurre con el color de los ojos, del pelo, etc. Sin embargo, no se hereda por la importancia del factor físico.

Asimismo, existen personas sin huellas en los dedos. Esta característica es el resultado de un trastorno genético que se llama adermatoglifia. Asimismo, las huellas dactilares no cambian con el crecimiento o el envejecimiento. Giménez-Molina cuenta que “una vez definidas, nos acompañarán el resto de nuestra vida”.

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