2ª FERIA DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

Alberto Donaire, cornada, oreja y un capote delicioso

Bastos y Chicharro pasean una oreja de una interesante novillada de Rocío de la Cámara

Momento de la cornada sufrida por Alberto Donaire este domingo en Valencia

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Momento de la cornada sufrida por Alberto Donaire este domingo en Valencia

Redacción COPE Valencia

Valencia - Publicado el

3 min lectura

Salvador Ferrer | COPE Valencia

Una novillada picada sirvió como preámbulo del gran acontecimiento que Valencia vivirá el miércoles 9 de octubre: la despedida del maestro Enrique Ponce. Cómo pasa el tiempo y cómo el tiempo agranda los mitos...

Fue muy acertada la decisión de la empresa de poner a Alberto Donaire, riojano criado en Valencia, único no desmonterado en el paseíllo, para completar el cartel. Alberto quiere hacer el toreo bueno, y despacioso, y eso siempre es un aliciente para los aficionados.

El castaño y ojinegro primero era un toro. Serio, hondo, rematado, engatillado. ¿El toro de Valencia? Seguramente. Bastos le ganó terreno a la verónica. El utrero tuvo un son notable, con esa falta de fuerzas que lo hacía más templado aún. Mejor el toreo en redondo que al natural. Se enredó con la espada.

El cuarto fue la perfección de hechuras. La cara colocada, bajo, con cuello, la expresión, el galope, el tranco. Bastos se fue a porta gayola y remató un amplio saludo también de rodillas en los medios. El de Rocío de la Cámara tuvo un son y un galope deliciosos. Poco sutil Bastos. E inoportuno el inicio de rodillas. Excelente el utrero, pese a salir desentendido. Demasiado intermitente todo. Una oreja que supo a poco y a demasiado.

Alejandro Chicharro hizo doblete. Por la mañana hizo el paseíllo en Villena en la Final del Circuito de Novilladas de la Fundación y por la tarde en Valencia. Lástima que el Circuito de Novilladas, un modelo imitado de otras comunidades autónomas, no haya tenido el altavoz de la televisión pública valenciana. Prácticamente sin eco la muy loable y única iniciativa de la Generalitat hasta la fecha. Casi clandestino el certamen. Novilladas de promoción sin promocionar. En fin, Serafín.

Chicharro, con la cornada de Arnedo tierna en su cuerpo, tuvo enfrente un novillo de frágiles apoyos. Donaire firmó un quite a la verónica, hermosa y honda. Y sabroso el remate improvisado. Bueno fue el prólogo, abriendo y afianzando caminos. Mejor una serie en redondo, templadísima, abrochada con un pase de pecho soberbio. Fue el culmen, pues la faena no consiguió mayores decibelios ni intensidad. Salvo una trincherilla torerísima en el epílogo.

El ensabanado quinto, de buenas hechuras, no se empleó en los primeros tercios. Pero se centró y se ordenó pese a que duró un santiamén. Sensacional Chicharro por momentos. Firmó otra trincherilla colosal. Fue novillo para más.

Alberto Donaire quiere hacer el toreo bueno. Lo hizo en el quite. Con “Salmorejo” el tercero, volvió a evidenciar su gusto con la capa. Excelentes algunas verónicas. La bamba alante, las zapatillas hundidas, el mentón clavado en el pecho. Galleó oor chicuelinas. Al paso, con gracia, y soltando l tela justa. Quitó por tafalleras, más toreadas que aireadas. Y la media fue preciosa. Un surtido con el percal que fue una delicia. Al amigo pintor colombiano Diego Ramos, genio de los óleos y las luces, le puede inspirar el aire de Donaire.

Con la muleta el novillo se le coló dos veces en el inicio. Y eso le pesó al riojano/valenciano. Sin descomponerse en absoluto, faltó más mando. No firmeza de plantas, sino autoridad con la franela. El palillo más abajo. Se tiró a matar o a morir. Quedó prendido entre los pitones. Un milagro del que no se escapó en el último de la tarde.

El sexto, con el hierro de Cortijo de la Sierra, era una pintura. Pero no fue novillo para pinceladas. Más bien, de oleadas y arreones. Violento, manso, áspero. Con genio. Cantó el peligro de salida. Peleó en varas, apretó en banderillas. Donaire anduvo firme. Sin perder los papeles y conquistando terrenos. Los muletazos fueron robados. Sereno y queriendo hacer las cosas bien. Se tiró a matar con toda la verdad a cuestas. Y el novillo lo cazó primero y luego le prendió con saña y violencia. Pasó a la enfermería, donde lo operaban nada más acabar el festejo. Novillo muy complejo de una más que interesante novillada de Rocío de la Cámara.

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