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Capote, muleta y oreja de peso para Emilio de Justo ante un encastado 'victorino'

El diestro extremeño paseó un trofeo ante un exigente ejemplar de Victorino Martín que humilló una barbaridad. Otro buen ejemplar fue el cuarto.

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La oreja de Emilio de Justo con un toro de Victorino Martín, en Herrera en COPE

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No llenó el reclamo de Victorino Martin en el día del centenario del debut en Madrid del hierro de la ‘A coronada’. Cien años y más de medio siglo en manos de la familia Martín. La corrida que celebró este miércoles la efeméride no será recordada por su trapío. El conjunto de cárdenos lucieron una presentación demasiado desigual con algún ejemplar al límite de lo exigido para Madrid. Del sexteto, en el que hubo de todo, sobresalieron dos notables ejemplares por su casta y humillación: cuarto y sexto.

Con ese sexto llegó la única oreja que se cortó en el festejo. La paseó Emilio de Justo, que continúa su idilio con esta ganadería y que convenció a afición de Las Ventas por una actuación completa de principio hasta casi el final. Solo la estocada, algo caída, restó alguna décima a lo realizado. El torero cacereño pronto vio las virtudes del toro del hierro cacereño cuando desplegó su capote y cuajó varias verónicas de adormecido temple que remató con hasta tres medias al más puro estilo Chenel. Abrochadas por detrás de la cadera, rota la cintura. Al natural y sin probaturas. Así comenzó la faena Emilio. Tersura y expresión para llevar toreado al de Victorino. Y tragar, sobre todo a partir del tercer muletazo de cada tanda cuando el toro se lo pensaba. Todo con un embroque de asfixiante ajuste que llegó mucho al tendido. Una tanda en redondo con un último muletazo ligado al de pecho sin rectificar ante las dudas del toro hicieron explotar a la plaza. Como un epílogo al natural que terminó con un pase de pecho a la hombrera contraria. Todo estaba hecho. La espada viajó un punto caída pero fue letal. La oreja cayó por mayoría de pañuelos. La apuesta de Emilio de Justo sin bombo en este San Isidro, tenía premio en su segunda tarde. 

Antes había tenido menos suerte con el tercero, un astado al que era difícil verle el remate por algún lado. Las protestas por su trapío tuvieron razón de ser. Después, el de Victorino estuvo muy lastrado por su falta de fortaleza en los cuartos traseros. Todo transcurrió con la indiferencia de los tendidos hasta el silencio final.

El primero, de afinadas hechuras y con la seriedad que da la viveza de comportamiento, fue recogido de forma magnífica por Octavio Chacón. El gaditano es, a día de hoy, quien mejor les anda a lo toros por la cara con el capote. Lo quiso lucir en el caballo, pero el animal tuvo más prontitud en la arrancada que entrega en el peto. Tras el brindis a don Juan Carlos, Octavio Chacón se llevó al toro hasta terrenos del 5 para iniciar la faena. Nunca quiso tomas la muleta con celo y humillado el toro. Un genio defensivo en el que nunca terminó de romper hacia adelante con claridad. Tras varios amagos, una colada a punto estuvo de llevarse por delante al diestro. Lo pasaportó con habilidad Chacón. Lo que no se entendió fue la ovación para el toro en el arrastre y el rácano silencio para el torero.

Como cuarto, Octavio lidió el otro toro notable del envío de Victorino Martín. Éste fue un ejemplar que se empleó con casta y humillación en la primera parte de la faena. Corrió la mano con mando por el lado derecho el torero aunque faltó un punto de asentamiento. Emocionante toma y daca con algún muletazo de largo trazo. Pero cuando se sacó al toro a los medios, aquello se descompuso. Al natural llegaron las desigualdades y alguna duda. Cuando retomó la zocata, ya nada volvió a ser igual. La estocada por arriba tumbó al toro de forma fulminante.

Más corto de viga fue el segundo, un astado que tuvo amplias dosis de nobleza y humillación. Sin ser nada del otro mundo en los primeros tercios, Daniel Luque le cogió pronto la distancia y la altura a la embestida. Asentado de plantas y despejado de mente, el sevillano dejó varias tandas bien resueltas en redondo, empujando hacia adelante al toro. Una tanda por este pitón fue de apuesta ante alguna duda del animal. Pero después al natural, el de Victorino no terminó de romper, y con ello la faena. Hubo una tímida petición de oreja tras una estocada trasera y algo desprendida. La ovación final recompensó lo hecho por Luque.

Luque volvió a mostrarse solvente con el manejable quinto. Se vino recto por el pitón derecho en la primera tanda. Tremenda la colada. Se puso al natural para firmas varias tandas interesantes en su composición. No así en la colocación, algo que en Madrid es pecado. Una serie por el izquierdo ya en la última parte del trasteo fue la más lograda por templada y ligada. 

Madrid, miércoles 29 de mayo de 2019. 16ª de Feria. Casi lleno.

Toros de 

, desigualmente presentados y de juego variado. Con genio defensivo el primero; manejable sin más el segundo; un tercero lastrado de los cuartos traseros; encastado y humillador el cuarto, ovacionado en el arrastre; manejable el quinto; y exigente por encastado el sexto.

Octavio Chacón, silencio y pitos tras aviso.

Daniel Luque, saludos tras aviso y silencio tras aviso.

Emilio de Justo, silencio y oreja.

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