Curro Díaz y Fandi cortan un rabo en la emotiva despedida de El Cordobés en Jaén

Un adiós emotivo. Un adiós con tintes personales de Manuel Díaz ‘El Cordobés’. Treinta años de profesión, de llenos, récords, proyección mediática, de llenar un hueco en un circuito tan necesario como denostado y llevar a mucha gente a las plazas de toros. Más allá de números y triunfos, El Cordobés pone punto y final a una trayectoria que también ha tenido su parte dura como la vivida en los últimos años.

La mala suerte en el día de su adiós tuvo como primer capítulo a un primer toro de Sancho Dávila que se partió el cuerno izquierdo por la capa antes de comenzar la faena de muleta. Se justificó y abrevió con buen tino.

El cuarto de El Parralejo tuvo que ser devuelto por su manifiesta falta de fortaleza. En su lugar saltó un sobrero de El Capea de infinita bondad. A cuentagotas, pero Manuel Díaz dejó retazos de su templada tauromaquia y hasta un intento de salto de la rana hasta que su prótesis de cadera dijo hasta aquí. Paseó un trofeo que paseó entre el cariño del público antes de que, terminado el festejo, su reconciliado padre, Manuel Benítez ‘El Cordobés’ saltó al ruedo del coso de La Alameda para cortarle la coleta.

En esta tarde tan emotiva, Curro Díaz cuajó la faena de su temporada. La que firmó ante el notable quinto de El Parralejo, un toro que empujó en el caballo y que embistió con profundidad, ritmo y casta a la muleta del torero de Linares. Muy asentado Curro, descolgado de hombros y ligando los muletazos en una baldosa. Se sacudió los clichés de su supuesta ligereza para torear con trazo profundo y hondo. Tras una estocada, a sus manos fueron a parar los máximos trofeos de un toro, ‘Tomillo¡’, que fue premiado con una merecida vuelta al ruedo.

A su primero de Sancho Dávila le cortó una oreja tras un trasteo templado con momentos brillantes en redondo.

El triunfador numérico del festejo fue David Fandila ‘El Fandi’. Cuatro orejas y un rabo paseó el de Granada que dejó un gran tercio de banderillas a su primero de Sancho Dávila. Con la muleta, bajó el diapasón de la intensidad que tuvo que recuperar a base de conectar con el público a base de toreo vistoso.

Con el sexto, y con el triunfalismo ya desatado en los tendidos del coso jienense, El Fandi dejó un tercio de banderillas en el que colocó hasta cuatro pares. Aprovechó las inercias del toro de El Parralejo para exprimirle en otra faena templada. Lo cazó de un buen espadazo y a sus manos fueron a parar los máximos trofeos.