MADRID

Dos tandas al natural de Juan Ortega en un mar de kilos y descastamiento

El festejo del Día de La Paloma en Las Ventas tuvo escasos argumentos por culpa de una inmensa pero vacía corrida de Martín Lorca.

Natural de Juan Ortega durante su actuación este jueves en Madrid

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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La suma la hizo el compañero Julio Martínez. 4.397 kilos. Eso es lo que sumó el encierro de Martín Lorca-Escribano Martín y el sobrero de Osborne. Una inmensidad de corrida. La báscula como tapabocas al mediodía para no correr riesgos en el reconocimiento. Cuatro toros por encima de los seiscientos kilos. Unas moles de carne y pitones que después no tuvo motor para mover tanto chasis. Y así pasó, que después hubo pocas arrancadas potables. 

Fernando Robleño hizo el paseíllo el día de La Paloma con su abuela de cuerpo present. La ovación de reconocimiento partió del 7. Y del torero el brindis al cielo. El de Escribano Martín que abrió plaza fue un ejemplar de escasa condición por su flojedad de manos. Robleño estuvo dispuesto pero el lucimiento resultaba complicado por las embestidas sin ritmo que traía el toro. Lo despachó de una estocada casi entera arriba.

El cuarto fue una mole de 691 kilos. Un animal que iba y venía y se movía a pechazos. Le cogió bien la distancia por el pitón derecho Robleño. Una tanda por este pitón tuvo ligazón y mando. Pero hasta ahí duró el toro. Después lo intento al natural, pero había poco dónde rascar.

Sebastian Ritter vio como se devolvía al primero de su lote. Corrió turno el colombiano, pero no mejoró el panorama. El de Martín Lorca tampoco estaba sobrado de fortaleza. Ritter brindó al doctor Maximo García Padrós. Su cornada en San Isidro y el enésimo buen trabajo del veterano galeno y su eficiente equipo. Después todo transcurrió entre la voluntad del torero y la escasa colaboración de su oponente. Todo quedó en silencio.

El sobrero de Osborne que saltó en quinto lugar traía hechuras de vaca vieja de retienta. Se movió con cierta clase por el pitón izquierdo, pero sin emoción y chispa. Ritter dejó muchos muletazos pero de escaso poso todos.

Juan Ortega volvía a trenzar un paseíllo en Las Ventas por segundo año consecutivo. El pasado fue una tarde de revelación. Éste, comenzó lidiando un astado de enorme volumen pero de buenas hechuras. Se arrancó con alegría y buen aire al caballo aunque no andada sobrado de fuerzas. Tras una primera mitad de faena sin nada reseñable, todo estalló en dos tandas al natural con el toro más entregado. De uno en uno, ganando el pitón contrario y con una notable expresión. La primera serie la abrochó de un ceñida y torera trincherilla. La segunda, echándose todo el toro por delante en el de pecho. Pero todo lo tiró por la borda manejando mal los aceros.

Al deslucido sexto le quitó las moscas por la cara y lo avió con prontitud.

Madrid, jueves 15 de agosto de 2019. Un quinto de plaza.

Un toro de

 y cuatro de 

, bien presentados. Con muchos kilos. Flojos y vacíos de casta. Manejable por el izquierdo el tercero. Un sobrero de 

 (5º bis), con tipo de vaca. Manejable pero soso.

Fernando Robleño, saludos y palmas.

Sebastián Ritter, silencio y silencio.

Juan Ortega, saludos tras aviso y silencio. 

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