3ª FERIA DE CASTELLÓN

Fernando Adrián, otra Puerta Grande, pide paso y sitio en las ferias: ¡SOS: Abran paso empresarios!

Puerta Grande en Castellón para Fernando Adrián, que sigue su racha de salidas a hombros. Excelente corrida por brava de García Jiménez.

Fernando Adrián en la vuelta al ruedo tras cortar la oreja al quinto que le abría la puerta grande

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Fernando Adrián salió el año pasado todas las tardes en las que actuó a hombros y dos veces por la Puerta Grande de Las Ventas. Una tarde en San Isidro y la otra en la corrida de Beneficencia. Este año ha entrado a última hora en Madrid y se ha quedado fuera de Fallas. En Castellón, hizo el paseíllo, como es preceptivo, desmonterado. Y volvió a salir a hombros en la tarde de su debut en el coso del Paseo Ribalta. Sigue la racha de puertas grandes.

Mecido fue el saludo por delantales. Sentido, y ajustado. Sin apenas sacar los brazos, por buscar más el ajuste que otra cosa. Luego quitó intercalando chicuelinas y tafalleras. Se desmonteraron Marcos Prieto y Diego Valladar.

De rodillas en los medios intercalando pases cambiados fue el prólogo. Se salvó de la cornada de milagro, quedó atrapado entre los pitones. Un susto. Adrián se queda quieto y quiere ligar. El concepto y la intención es la de hacer el toreo bueno. Corrió bien la muleta con la diestra, y más desgarrada fue la versión al natural. Con sus teclas, fue toro noble pero no tonto. Su genio. Con sus picos la faena, siempre exhibió firmeza el madrileño. Siempre la férrea voluntad de ligar. Seriedad y ninguna concesión efectista. Estocada. Oreja merecida.

El quinto fue toro enrazado. Fernando Adrián se queda quieto y asentado para ligar los muletazos. Firmeza absoluta. La quietud parece un principio ético. Hubo una serie emotiva en redondo. Y otra al natural, abierto el compás, cerradas las rendijas, ofrecidos los vuelos. Notables los muletazos. Bravos toro y torero. ¡Qué corridón de Matilla! La sinceridad siempre cala, la verdad trepa por los tendidos. Otro toro bravo de una corrida excelente de Matilla con el hierro de García Jiménez. Exigente, a más. Actuación muy seria de Fernando Adrián. Un toque dr atención. Una soberbia estocada tras un pinchazo. Oreja de peso y de mucho mérito. Abran paso, por favor, señores empresarios.

David Fandila es un clásico en Castellón: igual mata la de Victorino, que lo anuncian con figuras o con toreros emergentes. David es torero muy completo. Excelente capotero, soberbio rehiletero, notable muletero y buen estoqueador. Ahí está el historial del granadino. Hoy no fue tarde para ampliar ese historial.

De García Jimenez el primero. Una larga de rodillas en el tercio, una dosis de verónicas y chicuelinas. Luego, por Chicuelo al paso para llevarlo al caballo. Fácil El Fandi con los palos. Que es decir poco, por no decir nada en un torero grandioso en este tercio. El de Matilla con la lengua fuera pero, sin embargo, el toro fue a más. A mucho más. Bravo y noble, franco y repetidor. Un toro de bandera, de lío. Hubo una serie de rodillas de toreo redondo en redondo. Y otra más profunda y ligada. La mano baja y los riñones encajados. Faena larga, hubo cantidad y pocas dosis de calidad. Un pinchazo y un muy feo bajonazo evitaron el premio. Toro excelente este “Decorador”. De mansión.

El cuarto fue toro con más alzada. Bizco, engatillado, castaño. Apretó bravamente ante el peto, sin cabecear. Metió los riñones. Fandi volvió a recibirlo con una larga de rodillas en el tercio y volvió, naturalmente, a banderillear. Pero sin alcanzar los alborotos de antaño. Sin ser un dechado de virtudes, el toro repetía con nobleza. A su aire, boyante, sin humillar. No acabó el granadino de estar cómodo. Despegado y sin apretarse. Frialdad entre el respetable. Bien el presidente por no atender la leve petición de oreja. El torero decidió dar la vuelta al ruedo.

El tercero fue toro precioso. Bajo, hondo, bien hecho, la cara torera,m, las manos cortas. En banderillas se vino arriba el toro. Ginés Marín se puso sin probaturas casi en los medios. Cambiante toro. Más brío por el pitón derecho; a regañadientes por el izquierdo. Pero también a más. Poco eco en los tendido tuvo el faenar de Ginés. Pocos olés; no acabó de llegar el mensaje. Estocada.

Precioso fue el saludo capotero de Ginés al sexto. Una delicia de suavidad, con la bamba, mecidas las verónicas, lujosa la media. Y la manera tan torera de prologar la faena llevándose el toro a los medios. Más endeble fue este último. Todo bondad. Marín lo muleteó con suficiencia y ortodoxia. Una buena estocada culminó el mérito para cortar la oreja.

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