JAÉN

Jaén como paraíso del toro bravo y las dehesas, a debate en la UNIA

La sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía, en Baeza (Jaén), acoge un congreso sobre el toro bravo.

Un grupo de toros por la dehesa jienense

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La provincia de Jaén, con 60 hierros de ganaderías y una buena parte de su territorio ocupado por dehesas, es un auténtico paraíso del toro bravo. Lo asegura Lope Morales, codirector del curso sobre el toro bravo y la sostenibilidad que se celebra esta semana en la sede Antonio Machado de la UNIA, en Baeza (Jaén).

"El toro bravo es el eje alrededor del cual gira la convivencia en estos pueblos”, indica Morales a EFE. A su juicio, más de 60 de los 97 municipios jiennenses celebran sus fiestas patronales basadas en la cultura del toro bravo.

Unos festejos, añade el también presidente de la Federación Taurina de Jaén y de la plaza de toros de la capital, que están creciendo de manera exponencial, como lo revela el hecho de que el año pasado se celebrasen 230 eventos taurinos en toda la provincia, la mayoría festejos populares.

“En el curso hablamos del componente social, cultural y económico y también de la diversificación económica y de la carne de lidia que ahora se está valorando mucho al ser de ganado extensivo y que le aporta unas cualidades especiales”, señala Lope Morales.

Jaén está entre las cinco provincias españolas con mayor número de ganaderías y de territorio de dehesa. “Jaén no es solo olivar, es aceite y toros, y hay comarcas enteras que no se podrían reconocer sin el toro, como El Condado, Sierra Morena o la Sierra de Segura”, apunta el codirector del curso sobre la cultura del toro en la UNIA.

“El toro bravo, y toda la cultura y la economía que lleva consigo desde su crianza hasta su sacrificio, es seguramente uno de los más claros ejemplos de simbiosis del hombre con la naturaleza. Y los tradicionales modos de vida que en torno suyo se mantienen han venido contribuyendo de manera clara a esa deseada sostenibilidad”, apunta este experto en tauromaquia.

A su juicio, más allá del aspecto puramente ambiental, el toro bravo “ha contribuido de manera clara en lo que podríamos llamar sostenibilidad social, especialmente en el mundo rural (o en la llamada “España vaciada”) donde los toros no solo mantienen sierras, campiñas, marismas o dehesas —con su flora y su fauna propias— sino puestos de trabajo insustituibles en una actividad agraria, ganadera y -cada día más- turística que también hay que conservar”.

"Sin olvidar la importancia cultural de tantas y tantas fiestas -auténticos acontecimientos sociales- en las que el toro es el elemento principal y el eje alrededor del cual gira la convivencia", apunta Morales.

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