De Justo y Roca Rey triunfan y Morante deslumbra con su toreo en Cuenca

Cuenca fue hoy escenario de "el cartel". Así, separando la preposición y el artículo para darle mayor realce. Porque, a día de hoy, no se puede componer una terna de categoría superior a la compuesta por el empresario Máximino Pérez para la última de Cuenca.

Como categoría tuvo todo lo que hizo Morante de la Puebla, que no fue poco, en el primero; con capote, en un recibo de cinco verónicas arrebujadas y, a continuación, en un vistoso quite por cigarreras.

Luego, ya en la muleta, el de José Vázquez, algo acochinado, acusó la voltereta sufrida en el inicio de faena. Le quedó el fuelle justo para ir tras la franela con noble tranco y casi dócil obediencia, por lo que la emoción brotó de la despaciosidad, gracia y encaje con las que Morante lo condujo antes de dejar un metisaca muy bajo y una estocada entera al encuentro, paseando lentamente el ruedo portando la primera oreja del festejo.

El cuarto no gustó al de La Puebla de inicio cuando comprobó, capote en mano, que el de José Vázquez topaba en lugar de embestir.

No reparó Morante a la hora de darle en el caballo, con el público enfadado, convencido de que, simplemente, le quitaría las moscas. No fue así. Se lo sacó al tercio, lo sobó, y le enjaretó dos series de derechazos mandones antes de que el toro volviera a tropezar la tela y a violentarse de nuevo. Se lo quitó de en medio con habilidad.

Emilio de Justo se veía, por fin, sentado a una mesa con mantel de hilo fino en lugar del de papel. Lo sabía y no quiso dejar escapar la ocasión.

Recibió de rodillas con una larga al segundo, que pronto apuntó que su fuerte no sería la duración. Sin embargo el extremeño no se aburrió y porfió hasta construir una faena de plantas clavadas en la arena y trazo de muletazo -fundamentalmente derechazos- que sorteó el derrote defensivo de su antagonista hasta meter a los tendidos en la faena.

Lamentablemente el toro tardó en doblar (requirió de dos golpes de verduguillo) y el premio a tan meritorio trasteo quedó en ovación con saludos.

Y en dos orejas quedó su notable faena al quinto, un ejemplar noble y manejable que humilló mucho pero le costaba desplazarse hasta el final. De Justo estuvo enrazado pero no atacado, sabedor de que, en este momento, con sus armas, puede estar a la altura de quien le pongan al lado.

Anduvo firme e inteligente, dosificando la medida fuerza del buen toro, vaciando a media altura y esperándolo con la mano algo retrasada para poder rematar el muletazo más allá de la cadera. Además mató contundentemente a la primera.

Roca Rey reventó por abajo a su primer toro, un ejemplar "con disparo", es decir, que se venía con ímpetu, pero que no se rebosaba tras el embroque. Lo curioso es que, después de ponerse muy de verdad, tirando del toro y aguantando parones, se alivió a la hora de matar, pinchando feo y yéndose de la suerte.

Apretó el peruano toreando a la verónica de rodillas al sexto, enganchándolo y llevándolo sin tirones, que sí aparecieron, sin embargo, por aplaudidas chicuelinas, y más tarde con la muleta por momentos.

El toro duró tres tandas en las que repitió con chispa hasta que ésta menguó. Roca lo exprimió totalmente, quedándose encima cuando el toro se apagó, y dejando una buena estocada entera arriba al primer viaje que le facilitó atravesar la puerta grande conquense al lado de Emilio de Justo. No será la última vez. O eso cabe esperar.

Cuenca, lunes 23 de agosto de 2021. 3ª de Feria. Tres cuartos del aforo permitido.

Toros de José Vázquez, bien presentados. Primero noble y soso. Segundo sin fuerza ni clase. Tercero bronco encastado. Cuarto deslucido por faltó de entrega. Quinto bueno, aplaudido en el arrastre. Bueno también el sexto, aunque pronto a menos.

Morante de la Puebla, oreja y división de opiniones.

Emilio de Justo, ovación tras petición y dos orejas.

Roca Rey, silencio y dos orejas.