4ª FERIA DE CASTELLÓN

Roca Rey y Tomás Rufo, doble Puerta Grande en tarde de “Magdalena festa plena”

Muy sólido Rufo, rotundo triunfador con tres trofeos. Oreja protestada a Roca Rey y Manzanares se va de vacío.

Andrés Roca Rey y Tomás Rufo en su salida a hombros este viernes en Castellón

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Una muchedumbre se agolpaba para entrar a la plaza. Hubo gente que no pudo acceder hasta la lidia del segundo toro. Un llenazo. Qué preciosidad ver una plaza llena. Más audiencia de pago de la que jamás tendrá À Punt y su telebasura, al servicio fiel del Botànic. Qué vergüenza que una televisión pública se haya permitido el lujo de conjugar el verbo prohibir, el verbo fascista por antonomasia, con la tauromaquia. Ínfimos datos de audiencia y números rojos en credibilidad. Ojalá el nuevo gobierno fumigue el sectarismo asqueroso y antitaurino de un proyecto audiovisual ridículo y fracasado. Y cuanto antes, mejor.

Manzanares rompió plaza con un juampedro justito de fondo. Entre las rayas de picar se desarrolló la faena. Tuvo que provocar mucho José Mari al toro, la voz, el toque fuerte, la fijación. Pocas opciones. Escarbó, además. Matiz que siempre suele apuntar el maestro Barquerito, cuyo reencuentro en Castellón ya vale toda la Feria de la Magdalena. Un pinchazo y una media finiquitaron a un toro finiquitado de antemano.

El cuarto era un tacazo. Bajo, bien hecho, su cara, su expresión de toro de lidia. Bociblanco, ojo de perdiz, acaramelado de cuerna: una lámina. Pero la morfología no asegura nada: fue toro sin gracia y sin celo. Manzanares faenó entre la impaciencia del publico. Sensacional la estocada.

De blanco y plata con cabos negros iba vestido Roca Rey. Como el maestro Enrique Ponce en su debut con caballos en esta plaza un 9 de marzo de 1988. Y como en los 90 lucían muchos toreros por influencia del maestro colombiano César Rincón. Cosa extraña: el saludo de Roca fue desde los medios hacia el tercio, donde abrochó con una media.

El pelo liso y lacio de Roca revoloteba como su muleta mientras banderilleaban Antonio Manuel Punta y Paquito Algaba. Puto Eolo. Como el viento molestaba, Andrés se fue a los medios. A Roca se la sopla el viento, titulé una tarde de Fallas. Generoso en la distancia. Se levantó el polvo y el carácter del de Juan Pedro, encastado. Asiento y encaje hubo en una serie zurda. En los medios, donde todo pesaba y pesó más. Bravo el juampedro y el peruano, cuya quietud caló menos arriba que otros años. Toro con genio. Muy ojedista el epílogo. Entre los pitones, literalmente. Fue un toma y daca intenso. Torero y bravo. Estocada lenta.

El quinto fue toro simplón. La solemnidad de Roca en el recibo apenas tuvo “feedback”. En el brindis también se notó una efusividad menor. El desgaste de la grandeza. Nada nuevo bajo el sol de los mejores. La faena nunca prendió: unos pitaban, otros pedían música. El sindiós de la masa cuando se pronuncia, que igual da mayorías absolutas a corruptos de un partido que a sinvergüenzas de otro. Roca nos tapará la boca en breve, casi seguro en Fallas. Pero se le vio menos fresco aunque quiso calentar al sol con un final de cercanías. Un bajonazo le hizo perder los pies pero ganar una oreja sin relieve. Mal la presidencia. Irrelevante puerta grande.

Tomás Rufo, que impactó en su debut aquí con pleno de cuatro orejas, saludo por mandiles al tercero, un melocotón que tomó bien los lances almibarados del toledano. La larga de rodillas se celebró como un gol del Castellón en Castalia. Rufo comenzó de rodillas con la ambición natural de quien quiere estar arriba. Sin ritmo el toro, lo hizo todo Tomás: sobrado, fácil, queriendo y atacando. El toro medio que sólo sirve a los buenos para cortar orejas. Estocada de premio. Oreja merecida, dos orejas excesivas.

El anovillado sexto tuvo el motor como el trapío: justo. Rufo ligó sin enmendarse, la muleta puesta y ofrecida. Una serie en redondo fue el clímax de la faena. El toro rompió, el público respondió y el torero se creció. Un desarme rompió la armonía. Pero un fajo de naturales soberbios y un inmenso de pecho tornaron la intensidad a su cauce. Muy sólido Tomás, y muy responsabilizado en sus dos actuaciones. Una estocada tras un pinchazo sirvieron para remachar la Puerta Grande y disipar el exceso del doble trofeo ante el tercero.