4ª DE ABONO
Sobriedad y hondura en el toreo de Bolívar
Puntúan el colombiano y el hierro de La Palmosilla.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Grata sensación ha dejado el toreo de un clásico, reposado y renovado Luis Bolívar. Siendo toda la faena notable al bravo cuarto, lo más interesante fue la templada profundidad de los largos muletazos diestros. Y no por la belleza de cada trazo, sino porque, además, logró con ello una creación de altura insospechada en quien andaba perdido en el escalafón de matadores. El colombiano dejó huella de su clasicismo en momentos brillantes de una lidia llena de sobriedad, hondura y asombrosa capacidad técnica. Bolívar le pudo al gran toro de la Palmosilla, lo llevó imantado en su muleta y, ora con la derecha, ora con la izquierda, dejó la muestra de un toreo hilvanado de templaza extrema, con el que provocó la emotividad en la lluviosa y fría tarde sevillana. Y así consiguió una faena, en la que también supo manejar los tiempos, muy válida para renovar el interés por el torero colombiano. La estocada desprendida no fue óbice para pasear la oreja del mejor toro de la tarde.
Antes, le dibujó trazos, uno a uno, sin conseguir resultados convincentes al noble primero. Un toro mermado por la eminente falta de fuerzas. El bajonazo con el que lo finiquitó ensombreció aún más lo hecho.
Las posibles dudas, sobre el juego de los toros debutantes de La Palmosilla, se fueron disipando conforme transcurrían las respectivas lidias. Corrida de notable presentación, seria, bien hecha, y de encastado e interesante comportamiento en general, aunque con dos extremos muy distintos: bravura y nobleza en el cuarto y peligrosa mansedumbre en el sexto.
Tras los estatuarios por alto a pies juntos, atornilladas las zapatillas al mojado albero, Joselito Adame, le fue desarrollando una lidia a media velocidad al encastadito buen toro segundo, en la que le costó hilvanar faena y en la que la cantidad ganó a la calidad. Interminable abundancia de pases con los que compuso un trasteo de largo metraje y mínimos detalles de importancia. Algún que otro natural destacó entre lo anodino de un hacer en que también falló con los aceros.
También sufrió, con las exigentes embestidas del quinto, las complicaciones de la casta. No obstante, se apreció en los muletazos diestros el intento por hilvanar faena. La búsqueda de una lejana posibilidad, que parecía esconderse en las complejas acometidas, se esfumó en los intentos al natural. Todo fue a menos. Incluso a la hora de matar.
Hoy ha sido un poco más fácil apreciar el toreo de izquierda de Rafael Serna. Se le ha visto su buen concepto en la originalidad constructiva del trazo del natural. Notable versión del pase zurdo que reforzó el interés de una faena a la que le faltó la ligazón. De todas formas, el sevillano supo aprovechar la clase en las embestidas por el pitón izquierdo del flojo tercero. Fueron pocos, pero de largo recorrido y depurado argumento. Y poco más que los detalles en los cambios de mano y remates de pecho. De estocada tumbó el serio y flojo toro de La Palmosilla.
El manso sexto, que se quedó sin picar, puso a prueba su valor y habilidad para hacerse con las complicadas embestidas. Bien es cierto que lo intentó con enormes ganas sin conseguir un solo pase de las peligrosas acometidas. Se la jugó en pleno diluvio con la estocada a ley. Y ganó.
Sevilla, jueves 12 de abril de 2018. 4ª de abono. Menos de media plaza.
Toros de
, de buena presentación y hechuras, serios y encastados. Noble sin fuerza el primero; encastado y con buen fondo el segundo; de escasa fuerza y buen pitón izquierdo el tercero; gran toro el cuarto; encastado, exigente y complicado el quinto; manso peligroso el sexto.
Luis Bolívar (sangre de toro y oro), silencio y oreja.
Joselito Adame (caldero y oro), siencio tras dos avisos y silencio.
Rafael Serna (azul y oro), saludos y silencio.