Talavante con cuatro orejas y Urdiales con dos, a hombros en Arnedo

Diego Urdiales dio la salida a la temporada taurina riojana ante su público, con un toro abrochado y cómodo por delante, al que lanceó sin exquisiteces, salvo un quite por chicuelinas muy bien recibido en los tendidos. El de Jandilla se desplaza con muchos pies y eso fue suficiente para que el riojano lograra series por la derecha muy de la casa.

Por el izquierdo Urdiales estuvo más discontinuo, con pasajes sueltos a destacar, en una faena que fue a más en el final y que terminó con mano baja y una estocada algo caída que le dio la primera oreja de 2025 en La Rioja.

En el cuarto de la tarde destacaron primero dos pares de banderillas de El Victor, previos al brindis al público del torero, que hizo un saludo precioso de muleta, con ayudados y genuflexo.

Desarrolló un toreo en redondo, sin acoples por lo desigual de las envestidas de "Justiciero". Urdiales trabajó mucho por el pitón izquierdo, hasta que llegó una serie que despertó a los tendidos y que le ayudó a lograr una oreja tras dos avisos y una estocada de efecto rápido.

Alejandro Talavante inició a pies juntos la faena ante un Jandilla de presencia justa; un quite por gaoneras hizo el prólogo de una faena de alto voltaje; por el pitón izquierdo ofreció verticalidad, firmeza y ligazón. Luego alternó por los dos lados y dejó claro que el toro daba para alardes, para terminar con unos pases relajados y una estocada eficaz que le valieron dos orejas, la segunda algo justa.

En el quinto de la tarde, entre protestas por la escasa presencia del toro, Talavante saludó en vertical y comenzó de rodillas el trasteo con circulares y naturales tan bien argumentados como faltos de ajuste. Se quitó de encima al toro abrochándolo con bernardinas, con las que terminó de convencer al público. Finalizó con una estocada eficaz y volvió a tener el premio de dos orejas.

Juan Ortega se colocó muy bien en la plaza en el tercero de la tarde y ofreció un buen compás con el capote, abrochando con dos verónicas y una media de cartel; se salió al tercio con gusto, aroma y torería, siempre por el derecho; pero en el trasteo con la zurda y la vuelta a la diestra no alcanzó un nivel alto. Además el toro se vino abajo aunque el sevillano trató de ordenar la faena acabó en silencio tras un pinchazo y una estocada.

En el sexto, vio pronto el carácter incierto del toro. Con la muleta y por el derecho optó por someterlo pese a los derrotes que lanzó de forma continua; también lo probó de forma efímera por el izquierdo, pero lo dejó por imposible pronto. Por eso optó por matar y entre pitidos pinchó hasta en cuatro veces, lo que le dejó de nuevo en silencio.