5ª FERIA DE OTOÑO

Una encerrona sin argumentos de Ferrera ni casta de Adolfo Martín

Una oreja in extremis ante un sobrero de Pallarés no maquilla una encerrona monótona de Ferrera en la que solo brillaron sus cuadrillas.

Antonio Ferrera durante su encerrona en la Feria de Otoño de Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Tras una mañana y un mediodía metidos en agua por los ‘madriles’, llegar al Puente de Ventas esta tarde de domingo con el sol en todo lo alto no dejaba de ser algo alentador antes de la encerrona de Antonio Ferrera con seis de Adolfo Martin.

Tras el paseíllo, Ferrera puso en marcha su bien conocido gusto por las coreografías bien diseñadas respondiendo a la ovación de los tendidos con un vistoso posado junto a sus cuadrillas de a pie y a caballo.

Pero todo se descompuso después cuando a Ferrera le tocó poner de su parte en una tarde poco resolutiva por su falta de ideas en la cara de sus oponentes. Faenas planas, sin estructura y mal finalizadas con la espada.

Ni se entendió la encerrona cuando salieron los carteles de la Feria de Otoño, ni ha extrañado que después haya sido un fracaso sin paliativos, pese a la oreja cortada en un sobrero de regalo.

Como tampoco se puede tapar el fracaso de Adolfo Martín, que ha enviado un conjunto muy desigual de hechuras que ha estado igualado por una alarmante y desesperante falta de casta y empuje. Los 'albaserradas' de la familia Martín salen ‘tocados’ de este Otoño venteño.

No se dio mucha coba Ferrera con su primer cárdeno de Adolfo. Un animal con alegría en el caballo que fue horrendamente picado y que llegó humillando al tercio de muleta. Otra cuestión fue el recorrido que tuvo por ambos pitones. Más bien escaso. Como escaso fue el mando que propuso el diestro para intentar alargar esos viajes. Le quitó las moscas de la cara y le pasaportó al tercer encuentro.

Se ovacionó el trapío del segundo de Adolfo. Liviano de carnes, pero con una testa astifina y veleta que elevaba la seriedad del toro. Se enfrascó Ferrera en la intención de lucir al animal en varas. Se arrancó de lejos y metió los riñones en el primer puyazo. Se lo pensó más en el segundo. Bastante más, para ser exacto. Tras un buen tercio de banderillas de Fernando Sánchez y Javier Valdeoro, el torero extremeño se llevó al toro a terrenos del 4. Humilló y tuvo un buen pitón izquierdo el toro. Ferrera dejó algún muletazo largo y templado, pero al conjunto la faltó romper por abajo. Una estocada baja restó punto a una petición que el palco no consideró mayoritaria.

El descarado tercero tuvo una lidia complicada. Arrolló mientras bregaba a Joao Diego Ferreira y se las hizo pasar canutas a José Chacón y Antonio Vazquez para dejar los palos. Al último tercio llegó con medias arrancadas. Tras un intento de armar faena, Ferrera se lo quitó de en medio de dos pinchazos y una estocada desprendida.

Tampoco se metió mucho en harina con el deslucido cuarto, un toro que no rompió hacia adelante y con el que Ferrera tuvo un apagón con la espada y el descabello.

El quinto a punto estuvo de darle un susto grande a José Manuel Montoliú a la salida del tercer par. Le prendió de mala manera por el bajo vientre y se lo paso de un pitón a otro en el aire. Milagroso que el pitón no calase. El de Adolfo, que llegó a echarse al inicio de la faena, tuvo nobleza a su aire. Ferrera, que de nuevo se fue al calor de los paisanos en los tendidos de sol, firmó una faena basada en el toreo al natural con la diestra. Hubo algún muletazo más largo y empacado, pero faltó unidad y ligazón. Con los tendidos divididos, se tiró a matar con ese paseo ya clásico antes de ganar la cara al toro. Pinchó en dos ocasiones antes de perfilarse más en corto para dejar un espadazo atravesado que fue suficiente.

Con la tarde ya despeñada y sin atisbos de remontar, salió un sexto de escaso trapío al que banderilleó con facultades Ferreira, que pudo sacarse la espina del susto en el tercero con un par extra que se llevó la ovación de la plaza. Brindó Ferrera en la búsqueda de redimir su tarde y una vez más buscó el amparo de la solanera ya con la noche echada sobre Madrid. Parecía que podía servir el de Adolfo cuando en la primera tanda tomó la muleta por el pitón izquierdo con cierto celo. Pero ni el torero tragó ni echó la moneda al aire, ni el toro siguió en ese son. Se aburrió y salió suelto antes de que Ferrera pidiese al palco la lidia del sobrero. El petardo con la espada fue sonoro.

El sobrero llevó el hierro de Pallarés, un toro con nobleza y clase al que banderillearon Ferrera, Sánchez, Chacón y Ferreira, desatando el par de este último. Al ‘santacoloma’ de la familia Benítez Cubero-Buendía lo pasó Ferrera con limpieza en la faena de muleta. A derechas corrió la mano con temple y esa expresión tan característica por desmadejada del torero extremeño. Hubo también naturales desmayados y jaleados desde unos tendidos demasiado festivos que no perdieron la fe hasta el final con Ferrera y que le aplaudieron todo. Lo bueno y lo menos bueno. Media estocada dio paso a la oreja de consolación sobre la bocina.

Se empeñó el torero en lidiar un segundo sobrero, pero finalmente, y con cierta lógica, el palco consideró no debía salir por chiqueros. La encerrona acabó con sabor a fracaso.

Madrid, domingo 3 de octubre de 2021. 5ª de Feria. Dos tercios del aforo permitido.

Toros de Adolfo Martín, de desigual presentación y pobre juego por su falta de casta y acometividad. Un sobrero de regalo de Pallarés, de correcta presentación, noble y con clase aunque de contado poder.

Antonio Ferrera, como único espada: silencio, saludos tras aviso, silencio, silencio tras aviso, ovación tras aviso, silencio y oreja en el sobrero de regalo.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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