El error que cometes al preparar unas tostadas y que puede destrozar tu desayuno

Las tostadas son el complemento perfecto para tu desayuno, por eso debemos conocer sus secretos para hacerlas a la perfección

Las tostadas, el complemento perfecto para tu desayuno

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Las tostadas son desde hace varias décadas el mejor complemento para nuestro desayuno. Siempre que existe la ocasión de poder hacer un distendido desayuno tras despertar nos acompañan una buenas tostadas, que junto a un zumo recién exprimido y también un buen café nos dan las mejores energías para comenzar bien el día.

Las tostadas son las mejores compañeras de tus desayunos

Incluso, las tostadas se han convertido en los mejores elementos cinematográficos para plasmar un gran momento de felicidad: todos recordamos esas escenas en las que las tostadas se convierten en las protagonistas de las escenas más románticas en las terrazas de los hoteles de Hollywood con un gran amanecer de fondo.

Pero las tostadas también se pueden convertir en un verdadero quebradero de cabeza a primera hora de la mañana que puede provocar que tu día empiece de forma torcida. También es muy común en muchas escenas de cine y televisión ver cómo las tostadas de los protagonistas de una serie o una película se queman y hacen que su humor cambien de forma radical.

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Pero que se te quemen las tostadas no es el principal problema que puede truncar tu desayuno ideal. Uno de los principales errores que cometemos a primera hora de la mañana es utilizar pan del día anterior, que por su aspecto y su dureza parece perfecto para poder aprovecharlo y no tirarlo. Pero esta es una decisión errónea, ya que para poder degustar de una buena rebanada es necesario que el pan sea fresco. De esta manera la tostadora podrá tostar al máximo el pan sin que que quede demasiado duro. Así que recuerda, madruga un poco más y ve al supermercado para comprar pan del día.

El café, otro elemento clave para complementar tu desayuno

El café es una bebida indispensable para millones de personas en todo el mundo. Muchos no conciben siquiera salir de casa sin haberse tomado un café a primera hora de la mañana y otros no sienten que han recargado las pilas hasta tomarse una taza justo al inicio de la jornada de trabajo. Es la segunda mercancía más comercializada en el mundo (solo superada por el petróleo) y se estima que cada año se venden 10.000 millones de kilos de café al año. De media, una persona consume 1,3 kilos al año. España está muy por encima de la media: consumimos 4,5 kilos de café cada año por persona. Pero nuestro dato queda por ejemplo muy lejos de la cifra cosechada por los finlandeses, los más cafeteros del mundo: 12 kilos por persona al año.

El café es el mejor aliado para comenzar bien la mañana y el día

Pese a ser una bebida tan popular, no nos damos cuenta de que cada día podemos caer en errores fatales que pueden arruinar su sabor y sus propiedades. Dos fallos son especialmente sensibles: el agua que usamos para hacer el café y la temperatura en la que lo tomamos. Pueden parecen dos cosas totalmente irrelevantes, pero tienen una importancia muy notable aunque pensemos lo contrario.

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El agua debe ser limpia y libre de impurezas. Si puedes evitar agua del grifo, mejor. Y si está filtrada y/o purificada, perfecto. De una manera más técnica, el café debe hacerse con agua de una dureza de entre 17 y 85 mg por litro. Y aunque a la gente le guste el café muy muy caliente, lo cierto es que los expertos indican que la temperatura ideal oscila entre los 40 y 50 grados. Si el café más caliente, pierde sabor y propiedades.

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