Nori, Kombu, Wakame, Chlorella o la Espirulina ¿es peligroso el consumo de estas algas?

Cada vez son más comunes en nuestra alimentación, pero ¿son tan buenas como nos venden? ¿aprovecha realmente nuestro cuerpo todos sus nutrientes?

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María Bandera

Publicado el - Actualizado

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Hasta hace no mucho se las veía como al exótico y dificil de digerir, pero día a día las algas marinas suman nuevos adeptos que valoran no solo su sabor, también sus supuestos 'beneficios' para la salud.

Las encontramos en cada vez más establecimientos, en multitud de formatos y presentaciones. "Cuando observamos que un alimento irrumpe en el mercado y se convierte en un ingrediente común en alimentos como espaguetis, galletas, etc., entonces es el momento de admitir que la publicidad ha logrado encandilar al consumidor", explica a cope.es Ángela Tello, autora del libro 'Nutrición. Todo lo que no te han contado sobre la alimentación sana' (Ed. Guía Burros-Editatum). Esto quiere decir que se han ganado el honor de nuevo superalimento "desbancado a otros como la col risada o el mediático kalé".

Pero ¿son tan buenas como nos venden? ¿su consumo representa algún riesgo?, ¿nuestro cuerpo aprovecha realmente todos sus nutrientes?

En Asia las algas han sido la base de la alimentación durante siglos. Aunque hay estudios que afirman "que la incidencia de enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer se desarrollan con menor frecuencia en China y Japón en comparación con los países occidentales, lo cierto es que se conoce muy poco de las propiedades nutricionales de las algas marinas y los estudios sobre sus beneficios son escasos y poco concluyentes".

Los estudios sobre sus beneficios son escasos y poco concluyentes

El Nori, Kombu, Wakame, Chlorella o la Espirulina, se encuentran entre las más populares, pero cuáles son sus propiedades y sus riesgos. Ángela Tello las analiza una a una:

Espirulina

En internet, señala la experta en nutrición, "encontramos que este tipo de alga es capaz de curar casi cualquier cosa. Los beneficios que se le atribuyen van desde el anti-envejecimiento, hasta ser efectiva para evitar la anemia, mejorar los niveles de colesterol, diabetes, hipertensión, hepatitis viral y depresión entre otros".

Los reclamos para su consumo se basan en su alto contenido nutricional; "es una fuente rica en proteínas, betacarotenos que actúan como antioxidantes, minerales como el hierro, vitaminas del complejo B como la B12 y ácidos grasos esenciales". El hándicap se presenta cuando en la publicidad de la espirulina "se utilizan verdades a medias que pueden confundir al consumidor".

Uno de los reclamos más llamativos "es la afirmación de que esta alga es una fuente importante de vitamina B12 ideal para personas veganas". Pero "no todas las vitaminas B12 son iguales por tanto, su comportamiento en el cuerpo y forma de absorberse, tampoco es la misma".

"La vitamina B12 es una cobalamina que nuestro organismo es incapaz de producir y que es necesario ingerir a través de la alimentación. En personas con una alimentación mixta, no es un problema, dado que la vitamina B12 está en todos los alimentos de origen animal, pero en aquellas personas que son veganas y vegetarianas puede ser arriesgado no controlar la forma de suplementación adecuada".

En el caso de la vitamina B12 de la espirulina "se trata de una pseudovitamina B12 biológicamente inactiva, que en el organismo de los seres humanos no cumple ninguna función relevante". Es más "puede causar enormes estragos dado que al ser confundida por la verdadera utiliza los transportadores de B12 quedando invalidados para transportar la verdadera B12 en caso de ser consumida".

Por eso advierte Tello "aquellas personas que no consumen alimentos de origen animal deben buscar la mejor forma de suplementación dado que esta vitamina es esencial para el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso; para la correcta formación del ADN y de la sangre; y para evitar el desarrollo de la anemia megaloblástica".

Otro factor a tener en cuenta es que "la espirulina puede contener una alta cantidad de metales pesados -arsénico, mercurio, plomo o cadmio- debido a los terrenos y el agua donde se cultivan dichas bacterias" por lo que su consumo continuado "puede representar un riesgo".

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Chlorella

Se trata de alga de agua dulce que encontramos tanto como suplemento dietético o incorporado a algunos alimentos. "Es conocida como una fuente importante de clorofila, carotenoides, vitaminas y ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (cardiosaludables)". Sus antioxidantes "parecen favorecer especialmente la salud ocular". Pero el verdadero valor que se le atribuye "es su capacidad quelante frente a ciertos metales pesados, es decir, que es capaz de atraparlos y sacarlos del organismo".

También se dice que es rica en vitamina B12, si bien "se ha descubierto que no es generado por ella, sino por los microorganismos que la colonizan o en el suelo donde habita. Por tanto la presencia de B12 en la chlorella dependería de las condiciones de cultivo y de la presencia de estos microorganismos en el alga. Es decir, que podemos estar comprando una chlorella que tenga o no cierta cantidad de vitamina B12. De hecho, la cultivada artificialmente "tiene muy poca cantidad de B12".

Además para que los nutrientes de la chlorella sean efectivos, "es imprescindible que la pared celular del alga esté rota, de lo contrario el aparato digestivo humano no podrá disponer de los nutrientes que esta contenga, por lo que debe de estar especificado en el envase del suplemento", aclara Ángela Tello.

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Nori

Quizás sean las más famosas y las más consumidas en el mundo. A nadie se le escapan los famosos makis de los restaurantes japoneses. "Tiene un alto contenido en minerales como magnesio, hierro, yodo, fósforo y vitaminas A, C; grupos del complejo B y ácido fólico" y se dice que también "un alto porcentaje de vitamina C, "pero tras los procesos de secado y tostado lo más probable es que esa vitamina se reduzca a un mínimo porcentaje".

De la misma manera, "su contenido de B12 depende de la cantidad de microorganismos que haya en el cultivo y la calidad de las aguas".

En los países asiáticos el consumo de algas Nori es bastante alto. "Por algún motivo se cree que este tipo de alimentación contribuye con el bienestar general de los habitantes, dado que el índice de obesidad y enfermedades cardiovasculares es mucho más reducido que el de la poblaciones occidentales". Al parecer, este alga "tiene la capacidad de inhibir la secreción de lipasas, unas enzimas que descomponen a las grasas, lo que quiere decir que dichas algas ayudan a evitar la absorción de las grasas de las comidas que acompañan".

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Wakame

Se cree que purifica la sangre. "En la medicina tradicional japonesa, el Wakame es considerado como un alimento y una medicina a la vez". Es de color verde y contiene un alto contenido en fibra, "es una gran fuente de vitaminas A, C y del grupo B como folatos, riboflavina y especialmente niacina". No obstante, "durante su procesamiento se pierden la mayoría de vitaminas; sobre todo la vitamina C".

El Wakame también "es fuente de ácidos grasos omega 3, aunque su contenido es bastante bajo. En crudo contiene ciertos oligoelementos como magnesio, cobalto, cobre, hierro, zinc que según se dice tiene actividad antiviral y anticancerígena".

Según algunos estudios, el wakame "contiene un compuesto llamado fucoxanatina, un carotenoide característico de las algas pardas con muchas funciones fisiológicas y propiedades biológicas antitumorales, antiobesidad, antidiabetes, antioxidante y antiinflamatorio". Sin embargo, se ha observado que "la estructura de la fucoxantina es bastante inestable y se destruye con el calentamiento, la exposición aérea y la luz".

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Kombu

Aunque es pobre en nutrientes, este alga es muy consumida en Asia. "Se sabe que el alga Kombu contiene minerales como el yodo, potasio, hierro, magnesio y calcio, aunque cuenta únicamente con un 10% de proteína que es muy poco comparado con el 40% de la chiorella o el 60% de la espirulina".

Además al contener yodo "las personas que sufren de hipertiroidismo deberían evitar su consumo".

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Al margen de las lalgas, si lo que buscamos es una buena salud a través de la alimentación, no hay que perder de vista la tradicional y "equilibrada" dieta mediterránea y en general "enfocarnos en todo aquello que podemos mejorar e intentar corregir aquellos hábitos que nos conducen a empeorar nuestra calidad de vida. Quizás así, las estadísticas y los pronósticos cambien hacia una mejor perspectiva para la gente de occidente".

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