AGUA INVESTIGACIÓN

Ventilación mecánica y biofiltros minimizan el olor de las depuradoras

La ventilación mecánica y el uso de biofiltros rellenos de poda y compost de lodo son sistemas eficientes para minimizar el impacto odorífero de las depuradoras de aguas residuales, según concluyen dos estudios independientes realizados por sendos equipos de la Universidad de Córdoba.

Agencia EFE

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La ventilación mecánica y el uso de biofiltros rellenos de poda y compost de lodo son sistemas eficientes para minimizar el impacto odorífero de las depuradoras de aguas residuales, según concluyen dos estudios independientes realizados por sendos equipos de la Universidad de Córdoba.

Las investigaciones desarrolladas prueban que estos sistemas emiten menos compuestos olorosos que los intensivos, tras los trabajos desarrollados a escala real en las estaciones depuradoras de aguas residuales de Espiel y Villaviciosa, en el primero de los casos, y el análisis del funcionamiento de biofiltros a escala piloto operados en las instalaciones del Área de Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba.

Según ha informado este martes la institución académica cordobesa, el análisis de distintos tratamientos biológicos del agua residual ha permitido probar que el proceso denominado fango activo de aireación prolongada, que se usa en la instalación de Espiel, emite ligeramente mayor tasa de olor por habitante que el sistema de discos giratorios que se utiliza en Villaviciosa.

El sistema de Espiel es también más eficiente e intensivo para el tratamiento de las aguas residuales y genera una mayor cantidad de lodo, un subproducto que correctamente acondicionado puede ser aprovechado, favoreciendo así el desarrollo de la economía circular.

Además, como ha demostrado el análisis del genoma del lodo, la presencia de bacterias nitrificantes y desnitrificantes permiten la eliminación de compuestos nitrogenados contaminantes de las aguas residuales.

En la segunda publicación, que ha visto la luz como el otro trabajo en la revista 'Process Safety and Environmental Protection', se analiza la eficacia de la biofiltración para eliminar compuestos odoríferos en dispositivos rellenos de distintos residuos orgánicos, restos de poda exclusivamente o mezclándolos con compost de lodos de la propia depuradora.

Los resultados de este trabajo demostraron que cuando los biofiltros son utilizados para eliminar compuestos olorosos de carácter ácido y solubles en agua como el ácido butírico, la eficacia fue más elevada aunque menos duradera que en la eliminación de compuestos menos miscibles en agua, como es el D-Limoneno.

El ácido butírico es un compuesto que se genera en los procesos de fermentación, de olor característico a rancio, mientras que el D-Limoneno es un compuesto que caracteriza el olor a cítrico.

En todo caso, y según explica María Ángeles Martín Santos, catedrática de Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba, "hay que tener en cuenta que todas las plantas estudiadas cumplen con los límites de vertido establecidos y que no siempre el olor de una estación depuradora alcanza a las poblaciones cercanas".

La investigadora destaca que "hay todo un proceso de transporte y dilución de los olores contaminantes por el ambiente que hace que su percepción disminuya", como es el caso del viento, por ejemplo, que puede dispersarlos, "de ahí que un aspecto esencial en la gestión de las aguas residuales sea la localización de las depuradoras".

En todo caso, subrayó, "el problema es que, como consecuencia de la urbanización y la recalificación del suelo, muchas depuradoras están muy cercanas a poblaciones y, por ello, deben de estar más dotadas de sistemas de control de las emisiones de olor".

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