¿Cómo puedo ayudar a mi madre a enfrentarse a un cáncer?

En el Día Mundial contra el cáncer de mama respondemos algunas preguntas que se te pueden pasar por la cabeza si tienes un familiar con esta enfermedad

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María Bandera

Publicado el - Actualizado

8 min lectura

¿Cómo no hundirse cuando nos comunican que un familiar tiene cáncer? ¿Es posible ser positivo delante de él?¿se puede mantener un buen estado de ánimo? Estas y otras preguntas nos han asaltado en algún momento a todos los que hemos tenido a un familiar cercano con cáncer.

"Un diagnóstico de cáncer puede ser una experiencia de alto impacto emocional tanto para el paciente como para sus familiares, ya que implica todo un proceso en el que aprender a convivir con las limitaciones de la enfermedad, gestionar emociones, tomar decisiones y adaptarse a los cambios de la vida cotidiana", explica a cope.es la psicóloga de GrupoLaberinto Marta de la Peña. Saber cómo actuar es importante a la hora de enfrentarnos a esta situación por eso le hemos planteado a la experta algunas dudas que pueden surgir cuando recibimos la noticia o a lo largo de la enfermedad:

¿Cómo no hundirme cuando me comunican que un familiar tiene cáncer?

Nadie está preparado para recibir esta noticia, y por eso "es importante que nos tomemos un tiempo para asumirla. Cada uno tiene su ritmo, por eso no hay que exigirse tiempos de asimilación, hay que procurar detectar lo que necesitamos y cómo conseguirlo". No está de más "solicitar al médico y a los profesionales toda la información que necesaria que nos permita  comprender la enfermedad y sus tratamientos".

Nadie está preparado para recibir esta noticia, es importante un tiempo para asumirla

¿Cómo debo apoyar y consolar a mi ser querido?

Cada persona encara de forma diferente la enfermedad, según sean sus estilos de apego, rasgos de personalidad, experiencias previas traumáticas, capacidad de resiliencia… "Hay personas que enseguida muestran cambios en su estado de ánimo y en el humor, llegando incluso a sentir una gran tristeza, desesperanza y abatimiento por la situación, lo que genera un cambio en su actitud hasta el punto de sentirse derrotados". En otras prima "la rabia que manifiestan con irritabilidad e intransigencia".

Hay quienes "no manifiestan cambio alguno y actúan como si no ocurriese nada, o los que adoptan una actitud más activa, de aceptación y compromiso por buscar soluciones".

En cualquiera de los casos, explica la psicóloga "es fundamental comprender y no juzgar al enfermo, tratando de ofrecerles un apoyo emocional, hablando y compartiendo con ellos lo que están viviendo. No se trata de presionarles para que cambien su actitud a una que sea positiva, ni de darles consejos, sino de acompañarles de forma tranquila  para que no se sienta sola".

Es fundamental comprenderles y no juzgarles

No hay que olvidar que la enfermedad es un proceso, "por lo que la persona enferma es probable que vaya adoptando diferentes actitudes a lo largo de su enfermedad, en función de las circunstancias que vayan viviendo".

¿Cómo entenderle? 

La empatía es crucial. El cuidador "debe de ser capaz de comprender las circunstancias por las que está pasando el enfermo,  tolerar su malestar y sufrimiento, ofreciéndole un vínculo de apego seguro, conectando con sus necesidades y tratando de regular sus emociones cuando éstas sean muy desbordantes". Cuando esto es posible, "el enfermo va a poder gestionar con mayor facilidad las situaciones estresantes".

¿Debo ser positivo delante de él?

Probablemente si una persona muy querida tiene cáncer, "le ayudará que se le transmita esperanza, pero sobre todo que se le acompañe, se le escuche y que se tolere su malestar, su incertidumbre, su angustia y su desesperanza".

"Si se es demasiado optimista, podemos hacer al enfermo sentirse peor"

Si por el contrario, "se es demasiado optimista y se aleja demasiado del estado emocional de la persona, probablemente le genere rechazo e incluso se sienta peor por no sentirse de esa manera.  Así no le seremos de gran ayuda".

Y si me desanimo ¿qué hago?

Durante el proceso de la enfermedad, es frecuente caer en algunos momentos en el desánimo pero, aunque sea muy difícil o prácticamente imposible cambiar la actitud, "ayuda el tomar conciencia de que podemos elegir cómo acompañar a nuestor ser querido durante el proceso" ¿Cómo? "Procura centrarte en los avances del proceso y no en lo que queda para la recuperación, hayq ue reconocer su esfuerzo y centrar nuestra  atención en los aspectos agradables", recomienda la doctora Marta de la Peña

Hay que tener pensamiento positivos del tipo 'mi familiar está en buenas manos'

Además, señala "hoy en día la sanidad avanza con rapidez,  en nuestro país tenemos grandes profesiones y tenemos una de las mejores asistencias sanitarias del mundo, de modo, que las tasas de recuperación de muchos cánceres va en aumento". Eso ayuda para tener r "pensamientos positivos del tipo 'mi familiar está en buenas manos'  'la medicina ha avanzado mucho'".

Procura mantener una mentalidad en 'el aquí y en el ahora'

También  "hay que procirar mantener la mentalidad del aquí y ahora',que nos permita disfrutar de los buenos momentos que pasamos juntos. Si olvidas el presente por miedo a lo que pueda suceder en un futuro, te estarás perdiendo grandes experiencias en su compañía".

¿Debo hablar con él de su enfermedad? 

Para muchas familiares es una tarea compleja que se vive con mucha "inseguridad".   No hacerlo, como un intento de protegerle, por no preocuparle o evitarle un sufrimiento mayor,  puede suponer un tabú en la familia cada vez más difícil de manejar, y que la persona enferma le resulte cada vez más arduo expresar sus miedos, que se escuchen sus dudas y que tenga  espacio para el enfado", lo que puede llevarle a "sufrir en silencio". 

Evitar hablar de la enfermedad con el paciente puede ser contraproducente

En ocasiones "la comunicación puede ser dolorosa, pero evitar compartirlo con alguien puede llegar a ser contraproducente".

"Estrategias como la escucha y la empatía, amabilidad, cortesía y respeto pueden favorecer a que la persona enferma se sienta acompañada"

Además de hablar y compartir, es importante "conocer sus deseos y permitirle mantener el máximo de autonomía posible. Muchos familiares mantenemos una actitud de observación constante tratando de hacer cosas por ellos para evitar que se cansen o imponiendo lo que deben hacer, sin embargo, muchos  lo viven con gran angustia porque sienten que “ya no valen”, lo que les genera tensión e irritabilidad". Por eso es importante "ser pacientes con ellos y preguntarles si desean nuestra ayuda".

¿Cómo influye el grado de cercanía con el paciente a la hora de afrontar la enfermedad?

Cuando se trata de acompañar a un paciente de cáncer cualquiera de los cuidadores (hijos, padres, parejas…) sufre, por lo que "su calidad de vida se ve afectada. No se puede medir el dolor de nadie, ya que cada caso es muy particular y con unas circunstancias concretas, pero la experiencia nos dice que los padres de un niño con cáncer viven la enfermedad como una de las experiencias más desbordantes y dolorosas en la vida. La reacción más frecuente es la de la negación y la rabia".

En este sentido, "la gestión de información que ofrecen los padres a su hijo en función de su edad, suele suponer un factor de estrés para los padres, ya que según la etapa evolutiva tienen un nivel diferente de comprensión. De la misma manera, si se tienen más hijos pueden aparecer indicadores de desregulación a nivel conductual o emocional de los hermanos, ya que es una situación de estrés y preocupación también para ellos".

Cuando los hijos son los cuidadores "se convierte en una experiencia difícil ya que, en los casos más graves, son ellos sin estar madurativamente capacitados los que tienen que tomar las decisiones (aspectos físicos, económicos, psicológicos, etc) y ser comunicadores al resto de familiares, asumiendo las principales funciones como cuidadores desde el principio de la enfermedad".

¿Cómo puedo compatibilizar su cuidado con la vida diaria?

Marta de la Peña aconseja "planificar durante la semana nuestro tiempo y actividades, en las que haya tareas de cuidado al enfermo, tiempo para nuestras responsabilidades, tiempo de descanso, tiempo de ocio y aficiones, para alimentarse adecuadamente, hacer algo de ejercicio, para descargar tensión y tratar de hacer varios descansos a lo largo del día" y por su puesto "reclamar la ayuda de otros familiares para repartir los turnos u otras responsabilidades". Es recomendable "relacionarse  con amigos o familiares que nos  permitan desconectar".

¿Puedo hacer planes?

En la medida de lo posible,  "cuando nos encontremos con la suficiente energía, hay que tratar de normalizar nuestra vida". "Procurar mantener una rutina, lo más parecida a la que habitual para tratar  de seguir adelante con nuestra vida". Si el paciente  tiene energía, "es recomendable buscar un plan especial para hacer juntos".

¿Cómo saber cuándo necesito la ayuda de un profesional? 

"Si nos sentimos demasiado cansados, notamos una alteración en la alimentación, manifestamos una tristeza intensa la mayor parte del día y casi todos los días, sentimos una sensación de presión en el pecho, taquicardias,  y si no nos motivan aquellas actividades cotidianas que antes nos resultaban placenteras", afirma la psicóloga.

¿Qué hacer cuando me siento desbordado? 

Es frecuente darnos cuenta que estamos desbordados cuando ya "hemos asumido demasiadas responsabilidades, por eso es fundamental prevenir esta situación lo antes posible". Además "será de gran ayuda estar atentos a algunas alarmas, que nos indican que hemos sobrepasado el umbral de tolerancia". ¿Cuáles? "Insomnio, alteración de la alimentación, bajo estado de ánimo, síntomas psicosomáticos (caída de cabello, dolores de cabeza, gastrointestinales…) o problemas de atención..."

Para tratar de evitarlo "habría  que tratar de compartir la carga con otros familiares,  delegar responsabilidades, priorizar  problemas, aprender a escuchar nuestro cuerpo, reconocer los sentimientos que experimentamos y tratar de detectar aquellos que empiezan a generarnos malestar. Muchos de esos sentimientos están asociados a una sobrecarga, como  la culpa, la soledad o la tristeza… Una vez detectado hay que tratar de cubrir nuestras necesidades".

También ayuda el "compartir la experiencia con otras personas que hayan pasado por una situación parecida, hacer un entrenamiento diario en dinámicas de respiración, meditación o relajación con la finalidad de reducir niveles de estrés previos a situaciones que suelan provocar ansiedad".

¿Quién cuida al cuidador? 

No siempre es fácil para el principal cuidador pedir ayuda, pero es importante no sobrecargarse en exceso. "La familia puede ser un apoyo y una fuente de cuidado por lo que hay que explicarles cómo te pueden ayudar y qué tipo de ayuda necesitas".

A veces esta ayuda no es suficiente "por lo que podemos  acudir a asociaciones que ofrecen información de forma gratuita sobre la enfermedad, servicios de orientación sobre el uso de otros recursos o ayudas económicas, y un área de voluntariado en donde se pueden encontrar grupos de apoyo para compartir nuestra experiencia".

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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