Las claves que explican cómo aprovechar el ejercicio físico para frenar el Alzheimer
Por otra parte, el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo y la oxigenación, otro aspecto positivo para la actividad cerebral de las personas mayores
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
¿Es verdad que mantener el cuerpo sano y ejercitado ayuda a mantener las capacidades mentales de nuestro cerebro? Pues resulta que sí, y ya hay estudios que lo verifican, sobre todo relacionados con la vejez. Este es el caso del estudio Baltimore, en el que participan cientos de voluntarios cada año. En él han demostrado que la reducción en la capacidad metabólica (asociada al envejecimiento), se relaciona con el aumento del volumen del ventrículo cerebral (el espacio “hueco” del cerebro). Y eso lleva a un aumento de la neurodegeneración y de la atrofia de nuestro órgano "pensante".
Parece ser que cuando vamos cumpliendo años, los tejidos y nuestros órganos se van degenerando. Esto ya lo sabíamos, pero ahora sabemos qué ocurre también en el cerebro. Su declive se ve en la neurodegeneración o pérdida de neuronas. Ya sea causado por una enfermedad como el Alzhéimer o en la pérdida asociada al envejecimiento, el cerebro pasa por cambios que se relacionan con la pérdida de parte de su funcionamiento. Entre estos se da el adelgazamiento de la zona cortical (responsables del control y ejecución de los movimientos voluntarios), pérdida del tejido gris y blanco (conducciones nerviosas), así como la pérdida de neuronas (sobre todo, en el hipocampo).
"El hipocampo se encoge en la edad adulta"
Pero no todo son disminuciones, también aumentan el volumen de los ventrículos (huecos del cerebro en los que se encuentra el líquido cefalorraquídeo). Si reducir la capacidad metabólica implica pérdida de volumen cerebral, podemos deducir que una mejor utilización de la energía mediante la práctica del ejercicio podría ralentizar la pérdida de tejido en el cerebro. La respuesta a esta suposición no es fácil, ya que comprobar con rapidez las consecuencias que se producen en el cerebro es muy complicado. Sin embargo, gracias al desarrollo de las tecnologías en medicina, hay métodos de imagen que son cada vez más fiables y pueden permitir algunas modificaciones en la estructura de ciertas zonas del cerebro. Como bien explica el estudio publicado en la revista 'Science Direct'.
En el año 2011, la revista 'PNAS' publicó un estudio en el que se decía que el ejercicio físico aumentaba el volumen del hipocampo (donde se encuentra la memoria). En él determinaban que "el hipocampo se encoge en la edad adulta tardía, lo que provoca problemas de memoria y un mayor riesgo de demencia. Los volúmenes del hipocampo y del lóbulo temporal medio son mayores en los adultos con mejor condición física". Pero no solo existe esta evidencia, sino que un estudio demostró que las personas mayores que realizaban deporte eran menos propensas a perder el volumen de esta zona cerebral.
El deporte es beneficioso en todos los sentidos
Además, el ejercicio físico controlado por unos investigadores detectó que hay una relación positiva entre la práctica de estas actividades y la cantidad de sustancia gris en otras áreas del cerebro que son sensibles a la degeneración con la edad. En el envejecimiento en concreto, los complejos equilibrios corporales se encuentran en una situación muy precaria. Cuando nos ejercitamos sometemos a nuestro cuerpo a un estrés moderado, ya que obligamos a las células a aumentar el gasto energético. A todos los cambios fisiológicos necesarios para hacer frente a este estrés moderado se les conoce como hormesis.
Durante este proceso, los músculos liberan sustancias (mioquinas) que demandan una mayor energía por parte del resto de los órganos. Estas sustancias pueden llegar hasta el cerebro y ahí logran que se aumente la capacidad de las neuronas para establecer nuevas conexiones, así como para reforzar las ya existentes. Esto ha sido explicado por un estudio publicado en 'Nature Reviews'. Por lo tanto, este es el proceso que lleva nuestro organismo a cabo para lograr un mejor funcionamiento de las neuronas y mantener el tamaño del cerebro durante la vejez.
Por otra parte, el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo y la oxigenación, otro aspecto positivo para la actividad cerebral de las personas mayores. "La senescencia es una de las principales causas de mortalidad, discapacidad y enfermedades crónicas no transmisibles en los adultos mayores. La creciente evidencia indica que la presencia de enfermedades cardiovasculares y factores de riesgo eleva la incidencia tanto del deterioro cognitivo vascular como de la enfermedad de Alzheimer", comenta una investigación. Además, otros estudios han demostrado que el ejercicio físico moderado produce efectos antiinflamatorios que pueden afectar al cerebro, por ejemplo reduciendo la progresión del alzhéimer o la demencia senil. Por lo tanto, podemos concluir con que, todo lo que el ejercicio nos ofrece son beneficios para la salud y el aumento de la esperanza de vida, así como su calidad.