Lleva su coche al taller, pone una reclamación por lo que hacen mal y la venganza del mecánico le deja de piedra
Le pasó a unos jóvenes que decidieron contar su historia a la cuenta de X, antiguo Twitter, @SoyCamarero, que terminaba en debate

Taller
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Los bares son, sin duda, de los lugares más frecuentados en España. Ni qué decir tiene, ya que en estos podemos pasar tiempo con nuestros compañeros de trabajo, amigos y también con la familia. Y hemos comprobado que no solo acudimos a los bares para pasar tiempo y un buen rato, sino que además realizamos reseñas sobre el restaurante o bar.
Como resultado, las reseñas se han convertido en las protagonistas de todas las redes sociales, ya que los clientes también dejan constancia de sus malas (o buenas, aunque cueste encontrarlas) experiencias en Google. De hecho, no solo hay reseñas en restaurantes o bares, sino que también las hay en cualquier otro establecimiento.

Camarero anónimo que usa un enjuagador para limpiar una copa de vino mientras trabaja en un bar moderno
Sin embargo, muchas veces los comentarios negativos van más allá del propio servicio y son incluso faltas de respeto, no solo hacia el servicio sino también hacia los trabajadores.
En otras ocasiones, como en esta que te vamos a contar, las reseñas provocan la carcajada del dueño y de todo el personal del restaurante. Porque sí, a veces se dejan unas perlas en esas reseñas que traspasan cualquier pantalla y que lo único que queda es reírse ante ellas.
Esto ha pasado de una forma completamente surrealista, después de una reparación del coche en un taller.
Una reparación que acaba en una venganza increíble
Como te decíamos, reseñas en Google las hay de cualquier establecimiento, y eso provoca que, cuando vas a buscar, por ejemplo, una tienda, veas una reseña sobre ese local. Eso está bien porque te da una idea de a dónde estás yendo, pero lo cierto es que esas reseñas no siempre son certeras.
Algunas veces se ponen a modo de venganza por algo que ha pasado con los trabajadores de ese centro, o porque hay un tema personal sin resolver. Y esto es precisamente con lo que ha pasado, tal y como contaba en su cuenta de X (antiguo Twitter) @SoyCamarero.
Resulta que este joven le contaba su historia. Él había llevado su coche a un taller que está al lado de su trabajo, un restaurante que él regenta. Sin embargo, algo no iba bien tras ese arreglo, y decidió poner una hoja de reclamaciones. Lo que no esperaba era que el mecánico se vengase.
Y lo hizo de una forma inesperada: yendo a su restaurante para poner una mala reseña. “El olor a fritanga y la suciedad acumulada en la barra hacen de este sitio un lugar perfecto para coger una enfermedad, viendo las moscas revoloteando la comida, las cucharas y los vasos tienen más suciedad que la suela de un zapato y la calidad del café es más potente que un laxante. El único que se salva es el dueño” ponía en la reseña.
Eso no quedó ahí, porque, a sabiendas de lo que había ocurrido, decidió responderle el dueño. “He esperado tres semanas para ver si te arrepentías y borrabas esta reseña falsa, pero veo que prefieres mantener la mentira” comenzaba diciendo el dueño.
“Es curioso que, después de venir todos los días a por cafés y sándwiches sin una sola queja, de repente hayas descubierto 'la suciedad' justo después de ciertos problemas con una empresa cercana” decía.
“Nuestros clientes reales saben diferenciar una opinión sincera de una pataleta con segundas intenciones. Si tienes un problema personal con nosotros, siempre puedes venir a hablarlo en persona en lugar de recurrir a estas estrategias tan poco elegantes” sentenciaba.
Una petición que deja a todo el personal riéndose
Ha pasado en un restaurante de Álava, en un municipio pequeño de menos de 1.500 habitantes. Insatisfecho por lo que había pasado, el cliente directamente decidió dejar una reseña en Google. Lo que no esperaba era que el mismo dueño desatase una carcajada.
Resulta que, después de comer, pensaba que el personal les invitaría a un chupito de lo que fuese, sin embargo, se fue con las manos vacías.
No hubiera habido problema si no fuera porque decidió poner una reseña negativa al restaurante con la siguiente nota: “hay que ser cutre para no invitar a un chupito de pacharán después de la comida” expresaba, poniendo como puntuación un uno sobre cinco, la más baja posible.

Laguardia, Álava
Este cliente, sin lugar a dudas, no esperaba que le fueran a responder, y mucho menos, de que fuese directamente el dueño quien le diera esa respuesta. Y no, tampoco esperaba que le respondiera con una carcajada que casi se podía escuchar.
“Jajajaja, no tenemos ninguna obligación de invitaros. De todas formas, muchas gracias por la reseña” contestaban con mucha educación.