El peligro para tu salud de comer las zonas verdes de las patatas

En esas zonas y alrededor de ellas se acumula más solanina, un glucoalcaloide tóxico de sabor amargo con el que hay que tener cuidado

Patatas, imagen de recurso

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Fritas, cocidas, en ensalada, como guarnición de cualquier carne, las patatas son uno de los alimentos más versátiles y socorridos que podemos encontrar en la despensa. Además tienen el don de gustar a los más mayores y pequeños de la casa.

Eso sin contar con su

fomenta la absorción de la

vitamina C, tiene vitaminas B1, B3 y B6, además de potasio, fósforo y magnesio. No hay que olvidar que parte de su

Sobre ellas pesa el mito de que engordan, por lo que muchos las proscriben de su dieta, pero nada más lejos de la realidad. Es más, investigadores de la de Scranton (EE UU) demostraron que el consumo de patatas moradas por parte de personas con sobrepeso, incluso las obesas, reduce la presión sanguínea.

Como con todo, la virtud está en la moderación y en la forma en que las cocinemos. Qué decir tiene que si optamos por freirlas aumentaremos significativamente su aporte calórico ya que absorberán una gran cantidad de aceite, mucho más que si las preparamos cocidas, al microondas o al horno.

Para acernos una idea, unos 180 gramos de

CONSERVACIÓN

Lo mejor es guardarlas en una despensa alejadas de la luz y en un ambiente fresco, -sobre los 10 grados- para evitar que pierda humedad y le salgan brotes y zonas verdes. Ambiente fresco no quiere decir que las guardemos en la nevera ya que el frío extremo hará que se oscurezcan, cambien su sabor.

ALEJADAS DE LA LUZ

Guardarlas alejadas de la luz no es un tema baladí. La luz favorece que desarrollen glicoalcaloides, que al interaccionar entre sí, la pueden volver de tono verdoso y otorgarle un sabor amargo, lo que nos advierte de que puede ser tóxica. "Los glicoalcaloides de las patatas se relacionan con ciertos problemas de salud como náuseas, vómitos y diarrea", según explica la OCU.

Según linforma la OCU, "1 miligramo por kilo de peso corporal al día es la dosis más baja a la que se observan efectos no deseados".

La EFSA añade que bebés y niños pequeños, son quienes tienen más riesgo de alcanzar una concentración tóxica de glicoalcaloides al pesar pocos kilos. Los adultos por el contrario necesitarían comer cantidades mayores para alcanzar niveles peligrosos.

CÓMO EVITARLO

La OCU recomienda comprar solo las patatas que vayamos a a utilizar en las siguientes semanas, evitar hacernos con aquellas que contengan zonas verdes o algún brote y guárdalas en un lugar seco, bien aireado, fresco y sin luz.

Y sobre todo, pelarlas ya que al quitarles la piel reducimos su contenido en glicoalcaloides entre un 25 y 75%. Mejor eliminar las zonas verdes por completo, alrededor de un centímetro cuadrado de pulpa alrededor a cada brote o tirar directamente la patata si está demasiado germinada.

Al hervirlas en agua, la concentración de esos tóxicos baja entre un 5 y un 65% y si las reimos entre un 20 y un 90%.

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