Aranda: "Toda ley que no se afronte desde la ilusión y la esperanza de todos resulta inútil"
El profesor José Carlos Aranda afirma que los poderes deberían estar centrados en orquestar medidas para paliar los desastrosos efectos de la pandemia y no en suscitar polémica
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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El pasado domingo miles de ciudadanos decidieron lanzarse a la calle para manifestarse contra la Ley Celaá. Una gran caravana de vehículos en más de 30 ciudades con el color naranja como protagonista inundaron las principales arterias. ¿De verdad merece esta contestación popular?
El profesor y pedagogo, José Carlos Aranda, ha explicado que "cuando se aprueba una ley de calado, como es la ley de Educación, sin consensuar con los actores que intervienen, ya podemos afirmar que es una ley impuesta, y todo aquello que suponga un cambio y no se afronte desde la ilusión y la esperanza de todos resulta inútil".
Al respecto de las pruebas de nivel, Aranda explica que "estas no son sino meramente orientativas y se permite el que el alumno pase de curso con un número indeterminado de materias suspensas, incluso para la obtención del título. El título de bachiller se podrá obtener con una asignatura suspensa, por ejemplo. Deja a criterio de la Junta de Evaluación la promoción del alumno con criterios vacíos. Por lo que todo esto no hará sino bajar los niveles académicos"
Esta Ley nace y lo hace en un momento poco adecuado. Aranda explica que "en la situación actual todas las energías, todos los poderes, deberían estar centrados en orquestar medidas para paliar los desastrosos efectos de la pandemia y no en suscitar polémicas. Nace muerta porque no tendrá recorrido, los profesores estamos cansados de tantos cambios, ya no sabemos ni qué se espera de nosotros, pero es una confusión intencionada. Nace muerta porque ya se ha anunciado su derogación, bien por inconstitucionalidad, bien por directrices europeas, bien por un cambio de Gobierno. Pero toda esta polémica oculta el fondo del que no se habla y es lo más peligroso".
Y si alguno se pregunta qué puntos son los peligrosos, el profesor nos ha detallado los siguiente:
Desaparición del español como lengua vehicular, lo que ha causado mucho revuelo y ha sido calificado por Vargas Llosa como una solemne estupidez, incluso ha motivado un comunicado de la RAE
La desaparición de las oposiciones a Inspección, los inspectores serán nombrados a dedo.
Recorte de competencias a la Alta Inspección educativa, que ya no podrá cursar denuncias por discriminación, por ejemplo.
La amenaza de que el profesor que no cumpla podrá ser removido de su cargo o plaza. ¿Cuáles serán los criterios para establecer objetivamente ese incumplimiento?
Aranda también ha añadido que "si suprimimos el cuerpo de funcionarios en la Inspección y lo sustituimos por «afines al régimen», si limitamos sus competencias y amenazamos a los profesores, hay dos cuestiones claras: por un lado una concesión al independentismo que se garantiza que nadie interfiera en su política docente, y por otro lado, un intento de control exhaustivo de centros y profesorado con una intencionalidad política. Con todos mis respetos, a mí esto me suena a «comisarios políticos» en los colegios vigilando la imposición de una línea de pensamiento único. Me recuerda al totalitarismo propio de una dictadura. La nueva asignatura de Valores Sociales y Cívicos me recuerda a la asignatura de Formación del Espíritu Nacional obligatoria y puntuable durante el franquismo".