En este lugar de la Alhambra se encerró Antonio Gala para preparar su novela El Manuscrito Carmesí

Foto: Patronato Alhambra y Generalife

La Sala de los Abencerrajes de la Alhambra es un lugar donde la historia, la leyenda y el arte se unen para configurar un espacio mágico. Toma su nombre de una de las familias más influyente de la corte de los reyes de Granada. El linaje de los Abencerrajes tuvo una activa participación en la política de del medievo granadino.

Una leyenda sangrienta

Según la leyenda, el Rey de Granada mandó decapitar en esta sala a los principales caballeros de este clan de los Abencerrajes. Unos cuentan que fue por un despecho amoroso, otros que por cuestiones relacionadas con las luchas por el poder. La orden fue cortarles la cabeza sobre la fuente situada en el centro de esta sala. Las narraciones de este suceso detallan que el derramamiento de sangre fue de tan grande caudal, que el mármol de esta fuente quedó desde entonces impregnado de un lúgubre tono rojizo. El tiempo se encargó de demostrar que esta mancha, era, en realidad, fruto del óxido del surtidor por el que brota el agua. Hace más de una década, una limpieza profunda bastó para hacer prácticamente desaparecer, esta supuesta mancha de sangre. Pero la leyenda continúa viva.

Antonio Gala

A la entrada de este recinto, una puerta, por lo general cerrada a la visita pública, conduce hacia el conocido como el harem de la Alhambra, lindero con esta Sala de los Abencerrajes. En un descanso de la escalinata que asciende a este recinto, se abre una pequeña habitación desde la que se controla el acceso a esta Sala de Abencerrajes. Aquí pasó largas horas en solitario Antonio Gala, mientras preparaba su novela El manuscrito carmesí, que publicó a finales del pasado siglo. Desde este lugar, también se vigila el acceso al mencionado harem y es por tanto, uno de los lugares estratégicos para observar el interior de los palacios de la Alhambra.

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