La Fundación Europea de la Guitarra entrega sus distinciones anuales

El concierto inaugural del Festival de la Guitarra de Granada-Antonio Marín, que ha tenido como escenario del Palacio de Carlos V, estuvo precedido por la entrega de las distinciones anuales que otorga la Fundación Europea de la Guitarra. Los galardonados han sido Jesús Fernández, quien fuera director del Área de Cultural del Ayuntamiento de Granada, hasta su fallecimiento en 2022, el Trío Albéniz, formación musical dedicada al pulso y púa que se mantiene activa desde 1909 hasta nuestros días, Pepe Cúellar, ganador, en la modalidad de guitarra, del Concurso del Cante Jondo de 1922, que recogió su nieto Alberto Cuéllar, la Peña de la Platería, la más antigua del mundo, que fue fundada en 1949, y Juan Grecos, creador de la firma RC String, prestigiosa empresa dedicada a la fabricación de cuerdas de guitarra, que este año cumple medio siglo.

El mejor festival de Europa

Las distinciones fueron entregadas por los tenientes de alcalde, Jorge Saavedra y Enrique Catalina, la diputada de cultura, Pilar Caracuel, el delegado de Cultura de la Junta, Fernando Egea, y la gerente de GEGSA, Macarena Castro. Después intervino el director del festival y presidente de la Fundación Europea de la Guitarra, Vicente Coves, quien agradeció a las instituciones que apoyan la celebración de esta cita cultural, entre ellas está la Universidad del Estado de California, que estuvo representada por el senador de EEUU, Josh Becker. Cerró el turno de parlamentos Jorge Saavedra, que destacó el relevante papel del festival granadino, que se ha convertido en el más prestigioso de cuanto se celebran en Europa.

Guitarra y danza

Tras la entrega de los galardones se celebró el primer concierto del Festival, en el que se representó el espectáculo Miradas, protagonizado por el guitarrista Alejandro Hurtado, acompañado por el percusionista, David Domínguez, y la bailaora, Inmaculada Salomón, con un programa de música española. La guitarra de Hurtado sorprende por la limpieza y el acertado ritmo con que la interpreta. En ese sentido es de una dimensión extraordinaria y se convierte en algo muy especial cuando aborda composiciones propias como la farruca dedicada a su madre que se encontraba en el patio de butacas.

Inmaculada Salomón

Capítulo aparte merece la bailaora Inmaculada Salomón. Su condición de primera bailarina del Ballet Nacional quedo suficientemente acreditada, estableciendo, además, una complicidad extraordinaria con el público. Evocó a Carmen Amaya cuando bailó con pantalones la Danza del Molinero de Manuel de Falla, que recordaba las coreografías del genial Antonio, y se atrevió con las castañuelas en una magnifica interpretación, cuando llegó el turno para la música de Albéniz.

El entusiasmo del público fue desbordante. La belleza del programa elegido y la calidad de los intérpretes, junto a la monumentalidad del escenario, eran propicios para que esto sucediera en el inicio de estos más de treinta conciertos con los que Granada rinde homenaje a la guitarra.