ALIMENTACIÓN
El peligroso error que cometes al meter estos alimentos en el microondas
Naranjas, huevos duros o arroz son algunos de los alimentos que pueden perder propiedades o causarte problemas si los calientas en esos electrodomésticos
Granada - Publicado el - Actualizado
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El microondas es un pequeño electrodoméstico pero muy versátil que sirve para mucho más que calentar un vaso de leche.
El microondas es uno de los electrodomésticos más utilizados; está presente en el 94% de los hogares españoles. Es fácil y cómodo de utilizar, aunque son muchas las personas que se preguntan qué efectos tiene en los alimentos que se exponen a él y en la salud de los consumidores.
Algunos productos con los que debes tener cuidado
Lo habitual es que sea nuestro recurso para poner a punto un determinado alimento que ya hemos preparado hace unos días y que ahora queremos calentar. Pero no todos los alimentos reaccionan igual y algunos de ellos como las naranjas pueden perder sus poderes nutritivos. Otros como los huevos duros pueden explotar. El arroz incluso podría provocar que reaccione negativamente por la presencia de una bacteria, según un estudio de la Agencia alimentaria de Estados Unidos.
El brócoli y los espárragos pierden muchas de sus propiedades y la leche materna también puede alterar la temperatura y que el bebé ingiera leche demasiado caliente o fría.
Pautas para un buen uso
Para evitar problemas y utilizarlo de manera óptima, hay consejos para su uso de forma adecuada y responsable. Poniéndolos en práctica, el microondas da la misma seguridad que otros electrodomésticos o formas de cocción.
Colocar los alimentos sin amontonar, que estén repartidos por el recipiente.
Cubrir la comida con una tapa apta durante la cocción.
Parar y remover a mitad de cocinado para evitar los puntos fríos.
Sustituirlo cada 8 o 9 años.
Usar recipientes de cristal o porcelana en vez de plástico.
Ajustar y no superar los tiempos de cocinado recomendados.
El mal uso de los microondas
Un mal uso o mantenimiento del microondas puede afectar a los alimentos de forma negativa y, por tanto, también al consumidor cuando los ingiere después de haberlos calentado o descongelado.
Muchas veces, cuando se calienta la comida en el microondas quedan puntos fríos a los que no llega el calor, por lo que puede ocurrir que algunas bacterias o microorganismos sobrevivan y no sean destruidos para su consumo posterior.
En mal estado o conservación, el microondas puede provocar una fuga de las radiaciones que emite. Estas radiaciones no son ionizantes, lo que significa que no hay peligro, ya que no destruyen los nutrientes de los productos y su temperatura máxima es de unos 100º C.
Según la Organización Médica Colegial, se siguen realizando estudios sobre este campo para diagnosticar posibles riesgos.
El uso de recipientes de plástico no es recomendable porque puede que partículas de plástico pasen a los alimentos. Por ello, solo se deben utilizar envases que certifiquen que sean aptos para su uso.
Los alimentos que puedan retener vapor de agua en su interior es mejor no exponerlos al microondas porque hay posibilidad de que puedan explotar y ocasionar quemaduras.
A pesar de su uso cotidiano, el microondas es uno de los electrodomésticos más descuidados en cuanto a limpieza. Las salpicaduras y restos de comida consecuencia de su uso, si no se limpian, pueden terminar emitiendo malos olores o influis en su deterioro progresivo. Lo ideal es mantener siempre limpio el interior, así como la tapa con la que protegemos recipiente y comida.
Ojo con el plástico
Al menos 60 de los 3.000 compuestos químicos asociados al plástico suponen un "alto riesgo" para la salud humana, ya que pueden provocar "problemas de tiroides y de fertilidad", incluso algunos ya están "catalogados como cancerígenos", ha explicado a EFE la científica del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC Ethel Eljarrat.
La investigadora ha advertido de que los aditivos comunes del plástico como los bisfenoles, los ftalatos, los retardantes de llama y los metales pesados son "muy nocivos para la salud".
Además, alguno de estos químicos, que llegan a constituir "más del 50 % del peso del plástico", son "disruptores endocrinos", es decir, pueden modificar la función hormonal del organismo.
Según Eljarrat, los efectos adversos no son inmediatos, pero son bioacumulativos, "provocan una toxicidad crónica", derivado del "resultado de pequeñas dosis diarias de las sustancias químicas".
La investigadora ha informado de que los plásticos que acaban en los océanos, a través de aguas residuales y corrientes fluviales, "en su mayoría proceden de artículos cosméticos, pasta de dientes, jabón de manos y productos de limpieza".
Una vez en el mar, se fragmentan en trozos mínimos del tamaño de un grano de arroz, por la acción de la luz solar y el oleaje, convirtiéndose en un "verdadero peligro", ha recordado la científica.