Padre e hijo por la Puerta Grande en la primera del abono del Corpus de Granada

Foto: Capote de Pasión

El ciclo del Corpus de Granada, que pospuso su fecha tradicional debido a la pandemia, comenzó este jueves. Las circunstancias sanitarias permiten ahora el 50 % del aforo. Lo hizo con un espectáculo que era el que tradicionalmente cerraba la feria: la corrida de rejones. El cartel se planteaba de máximo nivel por la categoría de los tres jinetes que intervinieron y el nombre de la ganadería, Fermín Bohórquez, una de las que más juego suelen dar en este tipo de festejos. El público respondió con un aforo que se aproximó a la mitad, sobre la capacidad autorizada, en una jornada apacible, en la que el calor dio una tregua. Fue el debut de la Casa Matilla como gestora de la Plaza de Toros de Granada, que tiene aquí en José Antonio Cejudo “El Guejareño”, un baluarte de reconocida solvencia.

Pablo Hermoso de Mendoza, vestido a la navarra, se mostró durante toda la lida con una doma magistral y unos conocimientos del oficio espectaculares. Al primero de su lote le falto un poco más de brío. El segundo tuvo menos fuerza. En ambas faenas lució con las farpas y aunque en las dos ocasiones hubo de entrar dos veces con el rejón de muerte, el público le otorgó un merecido apéndice en cada intervención.

Lea Vicens, con el traje conocido como campero, consiguió revivir al primero de su lote, cuando parecía que se había agotado. Anotó un par al violín y no consiguió darle la muerte deseada. Fue premiada con una oreja. El segundo volvió a anotar falta de fuerza y la francesa destacó en banderillas, pero le faltó acierto en la suerte suprema.

El triunfador de la jornada fue Guillermo Hermoso de Mendoza. Le brindó su brindó su primer toro a David Fandila “El Fandi”. Desde el principio apuntó las maneras de un gran rejoneador. Unas brillantes banderillas cortas animaron los tendidos y acertó con el hierro de la muerte, consiguiendo dos orejas. El astado que cerraba el festejo fue el mejor del espectáculo y el navarro supo aprovecharlo de manera rotunda. Otra vez se lució en banderillas y un certero rejón de muerte puso el colofón una faena que volvió a otorgarle las dos orejas.

Puerta grande para Pablo Hermoso y Guillermo Hermoso, padre e hijo, el primero baluarte durante varias temporadas de los mejor del toreo a caballo y el segundo un valor en alza que puede escribir hermosas páginas en el arte del rejoneo.