La propietaria de una tienda de peluches de Granada alerta de una práctica común de los padres: "Este cartel"
Armand revela en un vídeo de su cuenta de TikTok una experiencia que le obligó a poner una información en la puerta de su negocio avisando por si lo hacen con sus hijos
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No a todo el mundo se le da bien o le gusta tratar con niños. Y es que los pequeños cuentan con una energía inagotable. Muchas veces por la calle suponen un problema cuando entramos a un negocio. Por eso muchos padres optan por hacer algo que esta propietaria de una tienda de peluches de Granada ha terminado prohibiendo.
Seguirles el ritmo no es fácil, ya que se encuentran en una etapa crucial para descubrir cosas nuevas, aprender y jugar. Su alma exploradora, totalmente normal para su edad, crea momentos incómodos y situaciones embarazosas. Pero muchas veces son los propios padres los que mantienen una actitud lamentable ante el mal comportamiento de sus hijos.
Una cosa es dejar que escoja su propia ropa o que se quede durante un rato solo en casa y otra muy distinta es asumir y permitir que salga sin supervisión a la calle. El miedo a lo inesperado es normal. Lo que seguramente más te preocupa en la inseguridad de los coches y de los extraños. Sobre todo en lo relativo a lo primero, las ciudades no son lugar para niños.
Hay padres que hacen todo lo contrario. De manera irresponsable, los dejan solos mientras hacen otras tareas. Son confiados y quizá ven una tienda de juguetes o un lugar donde se pueden entretener, en gran parte seguro porque es un lugar cerrado, pero fiándose de que no suceda nada extraño.
Una tienda de peluches
"Os voy a contar la historia de por qué puse ese cartel en la tienda", comienza explicando Armand señalando a una señal que indica que todos los menores deben de pasar con sus padres al interior, "cuando lo puse, algunos me dijeron eso porque algún niño causó un desastre y aquí no hay nada que se rompa".
La propietaria de la tienda señala que "lo máximo que pueden hacer es descolocarme los peluches": "Pero yo lo cojo, lo coloco otra vez". "Hay veces que los niños entran solos", continúa explicando, "los padres se quedan ahí en la puerta mirando porque no quieren comprarle nada": "Yo eso lo entiendo".
"No pasa nada, que tu hijo entre y mire, siempre y cuando tú lo tengas a la vista, que me parece lo normal", destaca Armand. "Puse ese cartel porque una vez me abandonaron una niña en la tienda, desde fuera escucho a una mujer decir", relata, "métete ahí, que yo ahora vengo".
El problema llega ahí: "Una niña sola, muy chica y se pone, ella solita aquí a mirar los peluches. Yo salí y me asomé y no vi a nadie. Se había pirado y me había dejado aquí la cría. Y claro, esta tienda es muy pequeña, que esto a los cinco minutos ya la niña lo había mirado todo, ya se había aburrido y la niña se me caía en la esquina sin hacer nada".
"Este cartel"
"Yo mirándola, pasaba el tiempo y ella, claro, aburrida", continúa explicando Armand, "cogió un peluche y se puso como a jugar con él en silencio y yo flipando": "Yo pensé, si a la hora de comer no viene a por ella, llamo a la policía". "Pues se presenta la señora a la hora cargada de bolsas que se había ido de tiendas", revela la trabajadora.
La madre "había dejado la niña aquí, de guardería, sin decirme a mí nada, sin conocerme a mí de nada, que tú no sabes si yo soy buena persona o no", algo por lo que esta propietaria "cuando volvió, no supe ni que decirle": "Me quedé en shock. Cogió a la niña y se fue, sin decirme nada. O sea, yo me quedé flipando".